miércoles, 5 de junio de 2024

Madrid. Tres hombres se han jugado la vida / por Pla Ventura


"..como ocurre siempre en las corridas encastadas, aunque el juego de los animales ha sido muy escaso, yo diría que nulo, ver como unos diestros dejaban su vida frente a tan tremendos pitones de sus antagonistas, aquello emocionaba a cualquiera.."

Tres hombres se han jugado la vida

Pla Ventura
Toros de Lidia/4 junio, 202
La corrida de José Escolar no ha sido lo que todos esperábamos porque, en ocasiones, de dicha ganadería han aparecido toros importantísimos. No ha sido hoy porque los bureles de Escolar apenas han dado juego alguno, han tenido una pobre pelea en varas, tenían sosería y, ante todo, mucho peligro. Son ese tipo de festejos muy desagradables porque, dada la sosería a la que cito, ese peligro tremendo que tenían los bicornes apenas ha llegado al tendido, sin duda, la peor de las desdichas.  Eso sí, trapío tenían para dar y tomar, pitones para colgar siete trajes pero, su juego, de forma lamentable ha sido nulo.

Ante dicha corrida, tres hombres se han jugado la vida de verdad pero, dicho de forma literal. Ocurre que, a diario, se sobreentiende que todo torero se juega la vida, lo que debería ser una obviedad cada tarde de toros pero, no es el caso. Hoy, por el contrario, como ocurre siempre en las corridas encastadas, aunque el juego de los animales ha sido muy escaso, yo diría que nulo, ver como unos diestros dejaban su vida frente a tan tremendos pitones de sus antagonistas, aquello emocionaba a cualquiera. Y así ha sucedido. 
Si alguien esperaba triunfalismo, incluso triunfo, con semejantes toros estaba muy equivocado. 

¿Nos parecerá poco que tres toreros hayan arriesgado sus vidas con tal de triunfar y lograr que los aficionados se emocionaran porque aquello iba de verdad? 

Para mí, ante festejos como el que hemos presenciado, todo lo realizado por estos hombres singulares me ha sabido a gloria. Es, sin duda alguna, la otra fiesta, la que no vende, la que nadie quiere, la que solo tiene cabida en este tipo de toros y, por encima de todo, con estos toreros que han mostrado la verdad de la fiesta en todo momento.

Nadie podía esperar la belleza estética de una faena para el recuerdo. ¿Cómo? Era imposible y el que diga lo contrario mentirá como un bellaco. Como antes dije, de esta misma ganadería han salido toros de escándalo que, como es obvio, son los menos, quizás por ello todo esperamos que, en una tarde inesperada salga es toro noble y encastado para poner a funcionar al diestro que tenga enfrente.

Fernando Robleño es un auténtico especialista en esta ganadería y, a su vez, en otras reatas de similares características. Sus dos toros apenas le han dado opción mientras que, el madrileño lo ha intentado de forma gallarda, incluso en ambos toros ha dibujado algún que otro muletazo bello; han sido los menos, pero ahí han quedado. Pese a la sosería de la que antes mencionaba, Robleño ha tenido que tragar quina en cantidades industriales. No ha tenido fortuna con el acero en su primer enemigo y ha matado muy bien a su segundo. Una vez más, ante su labor, se ha llevado el respeto de Madrid.

Damián Castaño ha tenido un primer ejemplar que no tenía apenas opciones pero, el salmantino lo ha intentado por activa y por pasiva; es más, por momentos, su colocación frente a su enemigo era digna de toda admiración. Por su actitud, le ha sacado todo lo que tenía, siempre, haciéndonos partícipes de que se estaba jugando la piel. 
En su segundo, un auténtico barrabás, Castaño ha tenido la gallardía de empezar su faena con la zurda, sabedor que era el pitón menos malo de su enemigo. En un ataque de pundonor incluso ha dibujado algún que otro pase admirable; valor lo ha tenido a raudales, decisión, la más grande del mundo porque, sabedor de las ideas del toro, ponerse como se ha puesto era toda una hazaña. Otro hombre que sale de Madrid con todo el respeto del mundo, con la honradez como bandera y un valor espartano, todo ello, como decía, hasta intentando hacer el buen toreo.

Gómez del Pilar no quería quedarse a la zaga y, en su primero ha dado una demostración de valor al más alto nivel; el toro se lo quería comer y, por momentos, su faena, como les ha sucedido a sus compañeros olía a hule por los cuatro costados. Por ambos pitones ha tratado de que el toro le repitiera y embistiera, lo que por momentos ha logrado. Faena plagada de dramatismo al más alto nivel. Tras la estocada le han ovacionado. Su segundo, otro regalito para cerrar la tarde, Noé ha estado voluntarioso, con ese valor que atesora que, sin duda es su arma más letal. Un respeto para estos hombres.

Triunfos no ha habido, aunque como decía, si somos sinceros, creíamos que, con una especie de milagro saldría un toro bravo y encastado, pero de repente han muerto todas nuestras ilusiones. Pero sí la voluntad, el arrojo, el valor, los buenos deseos de unos hombres que, al precio que les hayan querido pagar han arriesgado sus vidas en aras de la tauromaquia antigua, la que ya no se lleva, pero que seguirá emocionando a los aficionados mientras el mundo sea mundo.

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