lunes, 3 de junio de 2024

'SAN ISIDRO' 21ª.- DOS ESPELUZNANTES COGIDAS / por Juan Miguel Núñez Batlles


"..Otro momento de suma angustia, con Fonseca como protagonista, fue con el de Torrestrella, que embestía a empeñones y con violencia. En uno de los gañafones que le tiró en un pase de pecho llegó a alcanzarle por la espalda. De nuevo la imagen de una carrera angustiante a la enfermería..."

Vigesimoprimera de San Isidro
DOS ESPELUZNANTES COGIDAS

Juan Miguel Núñez Batlles
Patética la imagen final de la tarde, con Juan Leal abandonando el ruedo en solitario al frente de las tres cuadrillas. Francisco José Espada e Isaac Fonseca, los otros dos diestros alternantes, habían quedado fuera de combate, y estaban en la enfermería, a donde se dirigían los diez hombres con gesto de suma preocupación. También el tendido había quedado compungido por la forma en que se desarrollaron los hechos. Dos espeluznantes cogidas, en los toros  quinto y sexto, con consecuencias que nadie quería imaginar. La forma de caer uno y otro torero, traían pesarosos indicios, que, por fin, y por fortuna, quedaron "sólo" en sendos percances graves.

Pero llegó a ser tremenda la espera, de toreros a la puerta de la enfermería, y de público que hacía corrillos en los aledaños de la plaza. El estridente pitido de las sirenas de las ambulancias que se abrían paso desde el interior de la plaza, a pie de quirófanos, esta vez fue algo tranquilizador, por la evidente sospecha de que eran traslados con mucha esperanza, con vida los dos, ya camino de la clínica.

De la corrida hay que  hablar primero de los toros, que no fueron ni tan grandes ni tan difíciles como se aventuraba. Los toros de Pedraza de Yeltes, que arrastran fama de mastodónticos y juego perverso, esta vez vinieron en tipo y "se dejaron" (torear, se entiende) más de lo que pudiera parece a tenor de los percances, y aquí hay que advertir que el sexto, la verdadera alimaña del conjunto, nada tenía que ver con la ganadería titular, puesto que era un "remiendo" de Torrestrella. 

El caso es que, para ser ecuánimes, se hacen necesarias una serie de puntualizaciones en lo que a juego se refiere. Los toros de Pedraza de Yeltes, alguno más que manejable, caso de primero y tercero, tienen en su debe el defecto, inconveniente o dificultad de haber sido muy cambiantes.

Por ejemplo, el primero, que al principio no descolgaba lo suficiente, sin embargo, en todo momento y aún llevando la cara natural, sin humillar, se desplazó largo y obedeciendo a "los toques". Se abría lo justo y necesario entre pases, que quiere decir iba y venía sin agobiar al hombre. Y así se tragó diez o doce muletazos. Los únicos que tuvo. Leal, después de esas dos series estimables a derechas, no alcanzó a estructurar faena. El toro se había acabado.

Inválido el segundo, fue devuelto en varas y sustituido por un sobrero de Chamaco, noblón y con las fuerzas justas. Toro soso que, pese al tesón de Francisco José Espada, no dijo nada. El tendido le apremió cuando llevaba un buen rato empeñado en una faena imposible. 

El tercero, sí. Toro que tampoco andaba sobrado de fuerzas, pero suficientes, con muchas posibilidades de embestir. Fue protestado de salida por cierto sector a pesar de ser un toro lo que los profesionales y buenos aficionados llaman "bonito", con el cuajo suficiente, sin exageraciones y con posibilidades de embestir. Fonseca le toreó de capa con gusto. Manseó en el caballo, sin embargo,   dócil y con clase en la muleta, según se adivinaba. Tras una emotiva apertura de faena de rodillas, ya de pie y en lo fundamental, Fonseca corrió la mano con lentitud y muy buen gusto por la derecha. Además con la virtud de ligar los muletazos. 

Ya en el tramo final, más parado y sin repetición el astado, los pases al natural de uno en uno tuvieron su aquel por el mando y el relajo. La estocada volcándose dio paso a una oreja pedida por aclamación.

Leal estuvo valiente con el cuarto, pero sin terminar de cogerle el tranco. Un toro desconcertante por la poca uniformidad en sus embestidas.

Las notas conmovedoras y muy alarmantes de la tarde, queda dicho, en los dos últimos astados de la función. El bruto quinto, que remoloneó en el caballo y llevó una lidia desordenada, en la muleta pisó y derribó a Espada, que al ponerse de pie fue enganchado de nuevo, ahora de lleno, saliendo por los aires y cayendo de muy mala manera, y allí nueva paliza de unos pitones que le buscaban con saña. Se vivió todo con profunda consternación, con las asistencias en carrera despavorida hacia la enfermería. 

Otro momento de suma angustia, con Fonseca como protagonista, fue con el de Torrestrella, que embestía a empeñones y con violencia. En uno de los gañafones que le tiró en un pase de pecho llegó a alcanzarle por la espalda. De nuevo la imagen de una carrera angustiante a la enfermería.

Hoy los médicos no daban abasto con percances tan seguidos uno del otro. Finalmente resuelto todo con venturosa esperanza. 

FICHA DEL FESTEJO. - Vigesimoprimera de Feria. Algo menos de tres cuartos.

Cuatro toros de Pedraza de Yeltes, bien presentados y dispares de juego; uno, el sexto, de Torrestrella, y un sobrero que hizo segundo, de Chamaco, soso.

Juan Leal: estocada (silencio); y estocada (palmas).

Francisco José Espada: pinchazo y estocada (silencio tras aviso); y estocada corta y estocada a cargo de Juan Leal (silencio).

El mexicano Isaac Fonseca: estoconazo (oreja tras aviso); y media estocada de Juan Leal (silencio).

En cuadrillas: gran ovación en el tercero a "la infantería" de Fonseca, desmonterándose los tres; Raúl Ruiz por su oportuna y eficaz brega, y Juan Carlos Rey y Jesús Robledo "Tito" por un arriesgado y brillante  tercio de banderillas. También saludó Marc Leal en el cuarto tras un par de mucha exposición.

En la enfermería fueron atendidos Francisco José Espada de un fuerte  traumatismo cranoencefálico occipital, de pronóstico reservado; e Isaac Fonseca de una cornada en la cara posterior del hemotórax izquierdo con una trayectoria ascendente de 20 centímetros, y un puntazo en el muslo derecho, de pronóstico grave.  Ambos diestros fueron trasladados a la clínica de La Fraternidad, en Madrid, donde quedaron ingresados.

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