miércoles, 13 de enero de 2010

RAFAEL GÓMEZ "EL GALLO" / Por Domingo Delgado de la Cámara

Rafael El Gallo 1920
El famoso pase de la silla en la plaza de Valencia
(Fotografía de Serrano)
Por Domingo Delgado de la Cámara (1)
Web De Toros en Libertad.com

12.01.2010
¿Quién fue Rafael el Gallo? ¿Alguien lo sabe? Porque, con el paso de los años, el ingenio de este hombre singular, ha conseguido borrar al torero, lo han devorado. Todo el mundo conoce un buen puñado de chascarrillos del personaje, pero casi nadie sabe qué clase de torero fue. Y cuando algún erudito se refiere a él, suele hacerlo de un modo totalmente falso. El Gallo no es el padre de los actuales toreros de arte, como suele decirse, ni, por tanto, el antecesor de Curro Romero o de Rafael de Paula. Estos últimos beben de unas fuentes completamente diferentes a las del Gallo. Vayamos una vez más a las imágenes que nos quedan.

Tenemos a nuestro alcance dos actuaciones de un Gallo veteranísimo. Es 1934. Belmonte acaba de reaparecer por segunda vez y con él el Gallo, pues Belmonte, su protector, prefiere un matador veterano por delante. Tenemos dos tardes: una en la Feria de Abril, con toros de Gamero Cívico, y otra tarde en Nimes, con toros de Clairac. En estas actuaciones, ¿en qué se parece Rafael el Gallo a los toreros artistas actuales? Absolutamente en nada. Vemos un toreo sobre las piernas y nunca ligado en redondo. En otras palabras, el Gallo fue totalmente un torero antiguo, el heredero más sui generis que tuvo Lagartijo, pero en ningún caso un torero moderno. Las imágenes del 34 confirman que el Gallo no había asimilado nada ni de Belmonte ni de su hermano Joselito, a pesar de haber toreado con ellos cientos de tardes.

Y ya que hablamos de tergiversaciones históricas, también es necesario un repaso de la figura de Lagartijo. Debido en gran parte al malhadado libro de Félix Bleu, los historiadores actuales piensan que Lagartijo era un diestro flojo y ventajista y que Frascuelo estaba por encima de él. Y esto es falso. Rafael Molina fue el diestro más completo y grandioso que hasta entonces había surgido. Era superior en todo a Frascuelo, pero este último suplía sus carencias con mucho valor y un gran pundonor. Era la ciencia frente al arrojo. La prueba de la supremacía de Lagartijo es que todos los toreros que iban apareciendo se miraban en él como ejemplo y ninguno en Frascuelo. Uno de los grandes devotos de Lagartijo fue precisamente el Señor Fernando el Gallo, padre de Rafael y de Joselito. Y es en la casa paterna, en la famosa huerta del Lavadero, donde Rafael aprende de su padre toda la ciencia taurina lagartijista, el más valioso compendio de la tauromaquia decimonónica.

Pero es que hasta que aparecieron José y Juan con otros modos y otras aspiraciones, Lagartijo fue el ejemplo a seguir por todos. En dos vertientes: la del poderío con Guerrita y después Bombita como máximos exponentes. Y la de la clase, con Antonio Fuentes y Rodolfo Gaona como herederos. A El Gallo hay que enmarcarle también en esta última tendencia. Si Guerrita y Bombita quieren ahondar en el dominio de Lagartijo, Fuentes, Gaona y el Gallo quieren estilizar aun más la elegancia proverbial de Lagartijo. Además, lo que en Antonio y Rodolfo era academicismo de escuela, brotaba en Rafael de modo espontáneo y gracioso. Con esa espontaneidad y facilidad que solo tienen los que empiezan a torear siendo niños.

Y este fue el toreo del Gallo, al que siempre fue fiel. Las innovaciones de José y Juan le traían al pairo, le dieron igual. En este aspecto fue un torero autista, impermeable ante las innovaciones técnicas de José y Juan. Estaba apegado al viejo concepto lagartijista de “si no se quita usted, le quita el toro”, e intuía que eso de invadir el terreno del toro, lo único que reportaba eran cornadas. Sin discutir con los colosos, a su aire, haciendo sus cosas, nunca se metió en la pelea.

Y ¿qué cosas hacía? Como ya he dicho, la nueva técnica nunca convenció a Rafael. Sin embargo tuvo una gran inquietud por la invención de suertes nuevas, muchas de ellas aun vigentes. Es una de las mentes más inquietas en este aspecto. El Gordito antes que él, y los mejicanos Pepe Ortiz y el Calesero después, forman con el Gallo el gran cuarteto de inventores de nuevas suertes. Fueron hombres con gran imaginación. El Gallo aportó la serpentina, que es uno de los más bellos remates que se pueden realizar con el capote; las banderillas al trapecio, y con la muleta su ingenio fue prodigioso. Inventa los estatuarios, tan usados después por Manolete y los suyos. Inventa torear sentado en silla. El pase afarolado, que luego le robó Belmonte. El kikirikí..., y muchísimos cambios de mano. Casi todos los que se hacen ahora son de su invención. Por ejemplo, el cambio de muleta por la espalda.

Y ¿en qué consistían sus faenas? Pues en la realización de todos estos prodigios, pero siempre en movimiento y sin la ligazón actual. Es decir, a la antigua. Y esta es la gran aportación del Gallo al toreo: la invención de suertes, trasplantadas casi todas a la modernidad taurina. Y de todas estas cosas que hacía el Gallo, ¿cuántas han hecho Curro Romero y Rafael de Paula? Ninguna, porque son toreros de distintos palos. Ahora hablaremos de esto. Consignar que Rafael el Gallo fue un portento en el toreo a una mano, herencia directa de su padre, y un desastre con el estoque, aunque en realidad solo se dejó dos toros vivos. Eso sí: uno en Sevilla y otro en Madrid. Su muchísimo miedo lo compensaba con un extraordinario conocimiento del toro, herencia sin duda del ambiente hipertaurino en el que había nacido.

El Gallo es una consecuencia de Lagartijo, la consecuencia más singular. Entonces, ¿por qué ese empeño constante de asociar al Gallo a los toreros “artistas” actuales? Por su actitud. Curro Romero, Rafael de Paula y tantos otros son herederos directos de Belmonte, sus herederos más fieles y devotos, los menos propensos a aceptar préstamos de otras tauromaquias. ¿Qué comparten con el Gallo? Delante del toro nada. Eso sí, tienen la misma actitud, es decir, no disimular el miedo y provocar escándalos por su incompetencia y renuncia a dar la cara. Este es el punto de unión, ningún otro. Porque con el Gallo se produjo por primera vez un fenómeno hasta entonces nunca visto en la historia del toreo. Y es el de que el público tolere en primera fila a un torero miedoso y sin pundonor.

Lagartijo y Frascuelo estuvieron dando el callo sin desmayo durante veinticinco años. Esta era la pauta de comportamiento que seguía todo el mundo. Hasta que llegó el Gallo con sus “espantás” y para asombro de los más veteranos, el público se lo toleraba. Es más, celebraba con regocijo sus accesos de miedo. Sin proponérselo, el Gallo descubrió un filón, al que se han apuntado con descaro tantos toreros después. Por primera vez se había perdido el respeto al público. Pero era tal la gracia y la imaginación que el Gallo desparramaba delante del toro en los momentos felices que el público le toleraba todo. Y hasta tal punto es esto cierto que su cartel no se resintió ante la llega de los dos colosos y seguía fresco y lozano tras treinta años de alternativa cuando llegó a torear con Domingo Ortega, Victoriano de la serna, Manolo Bienvenida..., que aún no habían nacido cuando él tomó la alternativa en 1902 y que obviamente tenían un concepto mucho más moderno que el suyo. Y cuando había que conceder una alternativa de campanillas ¿quién mejor que el Gallo para concederla? Su hermano José, Granero, Curro Puya y Cagancho, entre otros, recibieron su abrazo.

Como puede verse, el Gallo fue mucho más que sus anécdotas y chascarrillos. Además de ingenioso fue una bellísima persona, un contraste gratificante ante tanto soberbio, tanto estúpido y tanto malvado que ha habido entre las figuras del toreo, por muy figuras que hayan sido. Su vida novelesca, sus andanzas por América, sus agudísimas reflexiones, merecen un libro que le haga justicia. Pienso escribirlo.

Rafael en un pase por alto en la Plaza Vieja de Madrid
(Fotografía de Santos Yubero)

Rafael Gómez "El Gallo"
Plaza de Madrid 1920
(Foto Baldomero)

El Gallo y Bienvenida "El Papa Negro"
flanqueando al apoderado García Batalla
Bogotá
El Gallo saluda a Diego Mazquiarán "Fortuna", antes de su alternativa
Plaza Vieja de Madrid
17 Septiembre 1916
(Fotografía Alfonso)

Barcelona 27 Junio 1919
Gallito, Belmonte, y El Gallo
(Fotografía de Mateo)
Nueva Plaza de Toros Arenas de Barcelona
Gallo, Gallito, y Belmonte
23 Mayo 1915





(1) Domingo Delgado de la Cámaraes VII Premio "La Fábula Literaria Vicente Zabala" /2009, del Círculo taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida


Fuente: Web detorosenlibertad.com

http://www.detorosenlibertad.com/articulo/rafael-el-gallo



















































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