José Ramón Márquez
Ya está la noticia en la calle: El Cid se apunta a la de Victorino en Sevilla. Apresuradamente, diremos tres cosas.
La primera es que Manuel Jesús no es un hombre rencoroso, que podía estar pidiendo daños y perjuicios al tratante de Galapagar por haberle servido en bandeja el año pasado la Pascua de Resurrección en abril.
La segunda es que así explica una forma, casi en desuso, de ser torero. O sea, que El Cid no va a matarle al tratante la camada, pero de esta manera declara que lo mismo que se anuncia con las porquerías del monoencaste et alt. por si suena la flauta y el bicho no se desploma, pues lo mismo hay que estar con otras ganaderías, digamos ‘menos fáciles’, por emplear el término al uso.
La tercera cosa es que, como bien sabemos, esto no servirá para que cunda el ejemplo. Vamos, que sería estupendo que ahí estuviesen también Castella, Juli, Ponce, Cayetano, Perera o el Señor de los Cuvillos. Me temo que no aparecerán por ahí y, sinceramente, lo siento un montón. Por algo será.
Ahora soñaremos con esta corrida, esperando que la mala baba del tratante no suelte otro saldo de reciclaje como el del año pasado -el de la bolsa amarilla, el de la bolsa verde, el del vidrio- y no nos vuelva a hundir la tarde. Nosotros pondremos, como ya es habitual, la ilusión y los cuartos.
Fuente: Blog Salmonetes ya no nos quedan
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