martes, 9 de febrero de 2010

LA P....DE LA CABRA / Por Carlos Ruiz Villasuso

Los derechos del animal frente a los derechos humanos

LA P… DE LA CABRA
Por Carlos Ruiz Villasuso

Los dirigentes menores sienten un funcional apego por la tolerancia. Mal entendida tolerancia. Es pura falta de personalidad. Temor a tener criterio. Desde hace ya unas décadas, con insistencia en los últimos años, este bendito país jode a un ciudadano honesto por sus ideas y corta las calles para que se manifiesten los fuera de la ley.
Todos esos grupos de barricadas que predican que un oso hormiguero tiene los mismos derechos que yo, deberían manifestarse en un zoo, pero les abren las calles y los ayuntamientos y los parlamentos porque estamos en la época de la tolerancia. A España, que hace calorcito, se han venido esos grupos corridos a gorrazos por gobiernos menos tolerantes que ya los han definido como delincuentes. Pero esos países son totalitarios: Inglaterra, Estados Unidos, Japón, Francia…son totalitarios joder, fachas. España es la hostia de la libertad. El copón de la Libertad. Viva España, coño, que es un chollo.

Esos veganistas que dicen que si yo le piso una pezuña a un oso hormiguero le tengo que pedir perdón y pagarle una pensión por baja laboral, se han inventado la una nueva no discriminación.
Históricamente el ser humano se partió la madre por la no discriminación por ideas, por raza, por sexo…algo que nos hizo más iguales. Ellos se han inventado una nueva no discriminación: por razón de especie. Si. Todas las especies iguales en derechos. Los derechos del perro con cruce de rata de mi vecina que come chuletillas de lechal braseadas sin sal, son iguales que los del polaco que no se si va a durar este invierno, que duerme con media tonelada de cartón al lado de mi casa y que come mierda.
Este país de cuatro millones y pico de parados está invirtiendo tiempo y pasta en ser líderes de la estupidez hiper tolerante, es decir, de la gilipollez humana. Han sacado de las calles a los vagabundos. A los perros. No hay ni uno. Hombres como este polaco, cientos. Se llama algo así como Haks, más o menos. Tiene 32 años de mala suerte y una vida de perro. Del perro de antes de Anselmi y de los veganistas y de esta raza de políticos que creen que la tolerancia es masturbar a un can sin guantes. Irse al carajo ya.

En fin, que mientras el perro de mi vecina se come unas de lechal que ni en Casa Lucio y el Hask o Task, no se muy bien cómo se dice su nombre, el día que CIU o el PSOE le paguen una dentadura votando en libertad de conciencia (después de haber construido cinco polideportivos para las ratas de las cloacas y un burdel con jacuzzi para monos) podrá pronunciar bien su nombre, Canorea cierra Sevilla, Casas ya cerró Fallas, Patón La Magdalena y Cutiño Olivenza, y Entero Valdemorillo. Y Vista Alegre ya ha comenzado a dar funciones de toros. Con sus más y sus menos, sus justicias o injusticias a medias, con sus errores y también muchos aciertos.
Pero este año a los toreros sin nada que cambiar les va a pasar como al polaco que se va a morir de pura heladera este invierno, que les van a partir la boca. Hay muchos toreros y pocos puestos. En las oficinas de Canorea ha habido una cola más larga que la de los osos hormigueros y en el Wellintong este año, cubata va y viene, el mercado de contratación se ha parecido a la bolsa de trabajo de los espaldas mojadas a punto de la vendimia en California. La contratación de los toreros en el Wellintong es un espectáculo.

No se si comprarme un oso hormiguero o un polaco. De mascota. Se lo tengo que preguntar a CIU y al PSC de libertad de voto. Y a los toreros y asociaciones y personajes del mundo del toro que han ido al parlamento a hablar de lo cultural que es este nuestro mundo y ha hablar de filosofía y cosas profundas del carajo para argumentar que como que quites los toros voy y me resigno. Yo ya me he declarado república independiente, amiga, pero república independiente.
He recibido tantos correos de los antis a los que le he tocado las bolas, emails de veterinarios, empresarios del animal de compañía, diputados (si) y politicos adscritos a la tolerancia vegana, que más o menos se que estoy casi en algo que puede ser hasta cierto. Aún no tengo certeza. Se lo pregunté a Hask o como se llame, pero entre los sin dientes que está y el frío que le hiela la mandíbula sólo acierta a tenderme una mano mugrienta que se va muriendo como su cuerpo en este país de la nueva política de la no discriminación por razón de especie.
Me dan ganas de cagarme en los peces de colores. Pero me detienen. Fijo. Porque en este país de la tolerancia sin límites si te cagas en Dios es libertad de credo. Cedes el paso en una puerta a una señora de edad y eres un carca, haces lo mismo con una fetén y eres machista. Hablas con un polaco que se va a morir de hielo y eres un excéntrico. Le das un beso en la boca por razón de especie a un galápago o copulas con una cabra, y te dan una subvención. A ti no. A la cabra. Cantemos todos, la cabra, la cabra, la p.. de la cabra….la madre….

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