En la hecienda de "Lumbisí" de la ganadería de
"Trinidad"
El Cordobés junto al ganadero Marcelo Herdoíza
“El Cordobes”, que durante diez años fue la máxima atracción de la Feria de “Jesús del Gran Poder” de Quito, actuó por última vez en el año 1979, dejando el recuerdo memorable de magnitud de figura universal, y en cuya plaza se conserva el testimonio en forma de placa conmemorativa del hecho de haber apadrinado a sesenta niños ante la pila bautismal.
El Alcalde de Riobamba, Juan Alberto Salazar, presente en el palco de invitados del monumental y regio recinto de “Lumbisí”, recibió el respetuoso y patriótico brindis del torero de Palma del Río.
La buena y enrazada erala de “Trinidad”, “la colorá”, galopó de salida y acudió presta al capote de un Benítez, que lleno de entusiasmo la paró para “endigarle” una serie de verónicas, con su personal estilo, para dejarla en suerte ante el caballo, diestramente montado por el entusiasta Javier Morales, veterinario de Las Ventas de Madrid.
Ya con la muleta la sacó a los medios "El Cordobés” con tres sencillos “pases de desprecio”, para ofrecer un recital de buen toreo en redondo con rabiosos remates, y bordándolo al natural en interminables series.
La vaca se agotaba pero “el genio” no, su valor y desmedida afición le mantuvo ante ella y llegó la voltereta inevitable. Seguro que la vaca no sabía lo que hacía ya que en el suelo “El Cordobés”, en insólito alarde de fuerza y rabia la volteó y le mordió un pitón; cuando los toreros acudieron al quite, “El Cordobés” ya se lo había hecho.
Cuando se esperaba la retirada a tablas del diestro golpeado, arrebató la muleta recogida por su hijo Julio y, tras a echar a todos del ruedo, le dispensó a la protestona becerra varias series por alto, pero de rodillas.
La desbordante actitud del ya legendario “El Cordobés”, provocó la aclamación de los presentes, a cuyas mentes acudían los recuerdos de aquella triunfal época del toreo de los años sesenta y setenta, liderada por Manuel Benítez “El Cordobés”, el V Califa.
Contento tiene que estar el ganadero Marcelo Herdoíza, por el resultado del tentadero: ocho de ocho. Así fue, todas las reses se mostraron con excelente juego, con bravura, raza, y nobleza, y acudiendo al caballo a plena satisfacción del criador y de su eficiente administrador y gigante de la bonhomía “Polo” Rosero.
Con este magnífico material, los toreros españoles acartelados en la Feria de Riobamba, organizada por la empresa “Tauroproduciones” del citado ganadero Marcelo Herdoíza, dieron un recital de buen toreo.
Por el amplio e impecable ruedo de la artística plaza construida por el arquitecto Juan Carlos Rosero Bolaños, apareció la madurez de Antonio Pérez “El Renco”, la clase de Ambel Posada, el arte y duende de Oliva Soto, y la firmeza de Julio Benítez “El Cordobés” hijo.
La jornada se alargó con el gentil agasajo del anfitrión Marcelo Herdoíza, dando lugar al lujo gastronómico de la típica cocina quiteña, en sabrosa tertulia dónde prevaleció el ingenio y la sabiduría de “El Cordobés”
Así pues, un día memorable para la historia taurina del Ecuador, e inolvidable para todos los que tuvimos la suerte de vivirlo.
Blog Del Toro al infinito
Quito 15 de Abril de 2010
Memorable día es el que se ha vivido en la hacienda de Lumbisí, donde se ha celebrado un excepcional tentadero con vacas de la ganadería de “Trinidad”, y donde Manuel Benítez “El Cordobés” ha toreado, a sus setenta y cuatro años de edad, su primera becerra en el Ecuador.
A la llegada a la finca le preguntamos al V Califa del Toreo que dónde había tentado en su activa etapa triunfal: “A mí no me daba tiempo a ir a tentaderos, tenía que torear y viajar diariamente”, dijo.
“El Cordobes”, que durante diez años fue la máxima atracción de la Feria de “Jesús del Gran Poder” de Quito, actuó por última vez en el año 1979, dejando el recuerdo memorable de magnitud de figura universal, y en cuya plaza se conserva el testimonio en forma de placa conmemorativa del hecho de haber apadrinado a sesenta niños ante la pila bautismal.
El Alcalde de Riobamba, Juan Alberto Salazar, presente en el palco de invitados del monumental y regio recinto de “Lumbisí”, recibió el respetuoso y patriótico brindis del torero de Palma del Río.
La buena y enrazada erala de “Trinidad”, “la colorá”, galopó de salida y acudió presta al capote de un Benítez, que lleno de entusiasmo la paró para “endigarle” una serie de verónicas, con su personal estilo, para dejarla en suerte ante el caballo, diestramente montado por el entusiasta Javier Morales, veterinario de Las Ventas de Madrid.
Ya con la muleta la sacó a los medios "El Cordobés” con tres sencillos “pases de desprecio”, para ofrecer un recital de buen toreo en redondo con rabiosos remates, y bordándolo al natural en interminables series.
La vaca se agotaba pero “el genio” no, su valor y desmedida afición le mantuvo ante ella y llegó la voltereta inevitable. Seguro que la vaca no sabía lo que hacía ya que en el suelo “El Cordobés”, en insólito alarde de fuerza y rabia la volteó y le mordió un pitón; cuando los toreros acudieron al quite, “El Cordobés” ya se lo había hecho.
Cuando se esperaba la retirada a tablas del diestro golpeado, arrebató la muleta recogida por su hijo Julio y, tras a echar a todos del ruedo, le dispensó a la protestona becerra varias series por alto, pero de rodillas.
La desbordante actitud del ya legendario “El Cordobés”, provocó la aclamación de los presentes, a cuyas mentes acudían los recuerdos de aquella triunfal época del toreo de los años sesenta y setenta, liderada por Manuel Benítez “El Cordobés”, el V Califa.
Contento tiene que estar el ganadero Marcelo Herdoíza, por el resultado del tentadero: ocho de ocho. Así fue, todas las reses se mostraron con excelente juego, con bravura, raza, y nobleza, y acudiendo al caballo a plena satisfacción del criador y de su eficiente administrador y gigante de la bonhomía “Polo” Rosero.
Con este magnífico material, los toreros españoles acartelados en la Feria de Riobamba, organizada por la empresa “Tauroproduciones” del citado ganadero Marcelo Herdoíza, dieron un recital de buen toreo.
Por el amplio e impecable ruedo de la artística plaza construida por el arquitecto Juan Carlos Rosero Bolaños, apareció la madurez de Antonio Pérez “El Renco”, la clase de Ambel Posada, el arte y duende de Oliva Soto, y la firmeza de Julio Benítez “El Cordobés” hijo.
La jornada se alargó con el gentil agasajo del anfitrión Marcelo Herdoíza, dando lugar al lujo gastronómico de la típica cocina quiteña, en sabrosa tertulia dónde prevaleció el ingenio y la sabiduría de “El Cordobés”
Así pues, un día memorable para la historia taurina del Ecuador, e inolvidable para todos los que tuvimos la suerte de vivirlo.
La"colorá" que tuvo la suerte, la 1ª de "El Cordobés en Ecuador
Entiendo perfectamene la emoción que sentirian los asistentes a la fiesta,al ver a ese monstruo del toreo, dar un recital de los suyos lleno de maestria y valor. Yo tuve la suerte hace dos años, de asistir a un tentadero, donde él toreo una vaca, haciendolo con tal naturalidad,que parecia que la vaca habia aprendido lo que tenía que hacer. Tuve el privilegio de darle después que él terminó dos series de naturales, a la vaca,que me valieron un abrazo del maestro y su felicitación.¿Puede haber un premio mayor a un aficionado de 63 años?.
ResponderEliminarApreciado Juan: Gracias por habernos hecho vibrar a aquellos que no pudimos estar presente en el Coso de Quito. Felicidades al Maestro Manuel Benitez por su buen hacer y su torería. En mi mente, todavía perduran las grandes faenas que se grabaron en la retina de mi niñez cuando veía al Maestro de Palma del Río, de rodillas ante la puerta de toriles y el nudo que se me hacía en la garganta y el olé que solía arrancarle a mi padre desde lo más profundo de su corazón. Espero que os sigáis divirtiendo y disfrutando de la fiesta nacional en Ecuador. Que el Jesús del Gran Poder os acompañe y os proteja. Desde aquí os seguirá acompañando mi oración. Un abrazo. Hno. Pepe Pedregosa.
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