lunes, 26 de julio de 2010

LAS VENTAS.- JUAN PABLO SÁNCHEZ: AQUÍ HAY UN TORERO

El mejicano Juan Pablo Sánchez en Las Ventas


JUAN PABLO SÁNCHEZ: AQUÍ HAY UN TORERO


Por Jardinero de San Mateo

Lunes 26 de Julio de 2010
Era mi propósito reiniciar esta columna con la temporada de la Plaza México 2010-2011, sin embargo no puedo dejar pasar una fecha que puede ser significativa para una notable dinastía hidrocálida y en especial, en la tauromaquia de un joven, Juan Pablo Sánchez, hijo y sobrino de toreros que se presentó ayer como novillero en la Monumental de Las Ventas en Madrid.

Bien se dice que para ser torero, hay que parecerlo y Juan Pablo, desde que entró al patio de cuadrillas luciendo un hermoso terno verde turquesa, era la viva estampa de quien tiene porte en el arte de Cúchares. Al partir plaza, ante una entrada muy escasa en sol y bastante concurrida en sombra, poblada de extranjeros muchos, Juan Pablo se adelantó en el lugar del primer espada y apuradillo y desmonterado, partió plaza. Porque urgido estaba de mostrar su raza y su oficio tempranos, que ya son convincentes.

El ganado provenía de los viejos toros del Ventorrillo, que pastan en los alrededores de Toledo bajo el nombre de Montecillo. Por su peso y trapío bien podrían haber sido lidiados por matadores en nuestras tierras, promediaban 460 kilos, finamente cortado el primero, “Puntero”, negro bien cortado y el segundo, “Pocas-Bromas”, castaño bragado. Por lámina, el mejor toro fue el sexto, alto pero muy bien armado.

No es casualidad que una de las Casas más acreditadas en España hayan abrigado a este muchacho, los Lozano, quienes lo han llevado con tiento y conocimiento para que desarrolle el oficio que no hurta, hereda… ¡Y con creces!, el de su padre que bien tenía todo para a ser figura y del que recuerdo, tres tardes grandes en La México.

El novillo, moderado de pitones, recibió tres capotazos de tanteo ante el desafío del aire, y había que enseñarlo a embestir, dejándole la tela abajo. Una primera vara de Jacobo Álvarez que lo llegó a derribar, después de un buen embroque y una segunda, casi para cumplir el formulismo español. A Juan Pablo se le ha allegado una cuadrilla experimentada, lo que le es muy valioso ahora. Despertaba ilusiones el marrajo, pero también hacía extraños, rascaba, se quedaba corto. ¿Qué lidia le correspondía? Pues el niño sabio le dio la adecuada, por abajo, y con la muleta bien armada, mostro destreza y ligazón. Comenzó con la derecha que era el lado del animal, bajo los tendidos de sol, pero a pesar de que el toro comenzaba a rajarse, él le enseñó por dónde, se quedó quieto y y al rematar dio un excelente pase de pecho. Seguía la lidia irregular y él lo buscó con la izquierda para el natural, comprendiendo las limitaciones de la res. Volvió con la derecha, se plantó, corrió y cambió bellamente la mano y volvió a rematar garboso con uno de pecho. Los aficionados rompieron en aplausos. Llegó su momento cumbre, embarcado el toro y rematando con otro de pecho. Ya no había nada más, el toro se venía abajo y había que matar. Donde el toro lo pidió, allí lió su muleta y se fue por delante para dejar una soberbia estocada en todo lo alto. El morlaco resintió los efectos del acero y cayó patas pa´arriba.

Salieron los pañuelos de los aficionados porque los demás de la concurrencia no sabían qué ocurría en el ruedo. El inefable juez, que ya debe muchas, tardo en recompensar. La familia sudaba, pero Juan Pablo estaba seguro de su hazaña: OREJA en su presentación en Las Ventas. Mostró su categoría, -aunque con la capa, habrá que verlo más-, con la franela se le vio poderoso, de buen trazo, despacioso, fino y puesto, quieto y con buen repertorio…. Y, además, ligando.

En su segundo, reservón, recibió una vara suficiente, ofreció un brindis (que omitió en el primero al respetable), pero resultó un toro manso. El torero parsimonioso, se dobló tres veces y luego remató con uno de pecho excelente. Otra virtud, darle tiempo y cadencia a la faena y ligarla que cuando se logra, se asoma la perfección. En el tercio plantó zapatillas, dio naturales y nunca dudó, hasta hacer que el toro se tragara la muleta. Se vio medido, fino, mandón ante un toro quedado y lo despachó de un pinchazo defectuoso de efectos suficientes. Podríamos polemizar si hubo justicia, la petición se dio, Juan Pablo entendió al toro y le dio lo que justo necesitaba, pero el pinchazo fue bajo y por ello, se lo cobró el juez y le impidió la salida por la Puerta Grande. Mas salió a los acordes del pasodoble, feliz.

Volverá seguramente en dos semanas a disputar el concurso, vendrán otras novilladas y estará a punto para que en el anfiteatro romano de Nimes, con el incombustible Ponce –que le visto unas poncinas en Barcelona, de cromo- y el maestro Castella, tome la alternativa, con toros de Victoriano del Rio. (Que Cartel!!!)
Muchos éxitos Juan Pablo, tienes madera y de la buena!!!!!!.

Estocada y toro "patas arriba"

...y oreja al esportón

Fotografías: Iván Andrés / Burladero.com
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Este columnista ha sido insistente en la errada carrera ibérica de Arturo Macías. Hoy lo confirma, cuando en la Plaza del Puerto de Santa María ha recibido una cornada grave en el pulmón. No todo, en los toros, lo logran los valientes, pero sin valentía no hay torero.
Paso a paso, Arturo, tienes años por delante, ya van tres y son muy dolorosas.

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