jueves, 4 de noviembre de 2010

GUADALAJARA: Gran triunfo de Zaldívar / Por Jardinero de San Mateo



GRAN TRIUNFO DE SALDIVAR,
EL ARTE DE CASTELLA
Y UN ZOTOLUCO QUE LANGUIDECE.

Jardinero de San Mateo
Guadalajara. Jal. Volver a la Guadalajara taurina, es evocar a un personaje de la fiesta taurina mexicana, empresario de la plaza El Progreso de 1931 hasta 1979: Don Ignacio García Aceves. Luego, manejó el Nuevo Progreso por cuatro años, retirándose un año antes de su muerte. Con este hombre de bien, están asociadas todas las remembranzas de la fiesta taurina en la Guadalajara de esa época. Un hombre de extrema cordialidad y de sólida palabra de honor, escrupuloso con sus encierros y cumplido con sus toreros. Con un enorme don de gentes y una palabra a toda prueba. Privilegió las reses de Jalisco, entre ellas La Punta y Matancillas y también Cerro Viejo, Corlomé y San Marcos. Fue dueño de la legendaria dehesa de San Mateo, Trajo en 53 años a casi todas las figuras del planeta. Cuando me inicié en esta afición en los años 50`s, sobresalían Alfredo Leal, Antonio del Olivar y Fernando de los Reyes “El Callao”. Luego surgió la gran generación de Manolo, Curro y Cavazos. De España llegaron Camino, Bernadó, El Cordobés, Antonio Ordoñez, Santiago Martín “El Viti”, Mondeño y después Paquirri, Manzanares y El Niño de la Capea. Nadie en esa primera época puede olvidar los éxitos de Mauro Liceaga, Jaime Rangel y por supuesto de Alfonso Ramírez “Calesero”. Era otra época ciertamente, en la que los aficionados conocían más, disfrutaban en un recinto más pequeño las hazañas de la tauromaquia, salian toros-toros y con inusitada frecuencia salíamos satisfechos de las combinaciones de Don Nacho, al que felicitábamos, en su sencillez en la propia calle.

Ahora, volvemos al coso de la colonia Independencia para presenciar una corrida que despertó un gran interés. La presentación del veterano diestro de Azcapotzalco, Eulalio López “El Zotoluco” concluida su problemática que parecía llevarlo al retiro. Venía un diestro muy querido en estas tierras y en muchas otras, donde se ha consagrado, de Beziers, Francia, el ahijado de Enrique Ponce, cuya técnica, valentía y arte, lo hacen ocupar un lugar sobresaliente en la baraja de los ases: Sebastián Castella. Cerraba, el diestro aquicalitense Arturo Saldivar, que tuvo una muy buena temporada novilleril en España y logró un éxito memorable del que fuimos testigos en Nimes. Los astados iban a ser de Santa María de Xalpa pero al parecer no dieron el peso y la empresa rescató un encierro de Los Encinos. El ganado no se prestó para nada, descastados cuatro, casi todos con excelente presencia y el único rescatable fue el de nombre “Cumplido” con el que Sebastián, que lo comprendió desde que salió por la puerta, le dio una buena tanda de verónicas y luego una de chicuelinas con su muy propio estilo. Embelesó después con varias tandas con la derecha, donde mostró lentitud, temple y mando, belleza que generó en los tendidos el grito de “torero”. Ensayó el natural, suerte que realiza con hermosa precisión y con la res humillada pudo dar varias tandas, rematando con soberbios pases de pecho. Tardó en igualarlo y no tuvo toda la fortuna con el estoque, pese a todo, el respetable le otorgó la oreja y a su enemigo, el juez, arrastre lento. Allí llegó el clímax de la corrida. Todos convencidos de que estaban ante un gran maestro instrumentando una faena de categoría.

Zotoluco por su parte, con un público que no estaba de su lado, volvió a su tradicional “técnica”, valiente, abusando del pico de la muleta y solo acertó al torear reposado, pudiendo rematar con algunos naturales de buena factura. Mató abajo y el público le pitó a él y a “Escrupuloso”. En su segundo animal llegó al burdo cite de rodillas en los medios, arrastrándose por la arena, lo que fue pitado justamente por el respetable, ya de pie, al fin, como se torea, logro una tanda aceptable, pese a la lejanía del astado tras la muleta. Los pitos fueron mayores y la gran pregunta es si está para inaugurar la temporada en La México en una semana. El público capitalino lo aprecia, pero tendrá que hacer un enorme esfuerzo por sacudirse del toreo pueblerino y las orejas fáciles.

Finalmente, el joven Saldivar recibió la alternativa de quien no ha tenido suerte jamás al apadrinar diestros. Con su primer enemigo “Importante”, muy bien presentado, encendió aplausos con tres lances con la capa y repitió con chicuelinas ajustadas. El toro se vino abajo y Arturo, quizá por la presión del momento se descuidó en el cite con la izquierda y recibió una “milagrosa” voltereta. El toro no humillaba y lo mejor fue la estocada. Con el sexto de nombre “Felix”, Arturo porfìó mas no encontró la medida de la difícil embestida del toro por lo que después de tres pinchazos y una caída, concluyó. Regaló un torito de “Xalpa”, al parecer reservado y abrió con aplausos por su toreo con la capa, el toro recargaba, encelado y Saldivar dio un estrujante péndulo en los medios. A partir de ese momento era otro el torero y otro el público. Echó la mano por delante y ligó derechazos de excelente trazo, se despatarró y volvió con la misma mano, cuando el toro ya buscaba las tablas. Allí le dio dos dosantinas de mucho aguante, ajustadísimas contra las tablas y la plaza se conmocionó. Como mató de entera en lo alto, recibió dos orejas, merecidas, y salió al grito de “Torero”, aunque no en hombros porque así lo decidió y no como debió ser por su triunfo, especialmente en la tarde de la alternativa.

Luego, qué fea pelotera se armó en el ruedo cuando bajaron más de cien personas sin la vigilancia de la policía, arrimándose al torero triunfador. En fin, vimos una corrida con destellos inmensos por parte de Castella, que ya es costumbre, Arturo confirmó nuestro pronóstico, aunque todavía tiene mucho que aprender y que hoy tuvo suerte en no ser duramente herido y El Zotoluco prosigue con su número armado de hace años que da la sensación de que todo lo repite para el entusiasmo de “su público”, que evidentemente no fue el de Guadalajara de hoy. Ratifico que si continúa así, no podrá ser base de la temporada en La Plaza México cuyo compromiso el domingo frente a Ponce puede augurar ya no solo el momento en que languidezca su carrera, sino quizá el retiro cercano. Las reses bien presentadas en general, algunas de poca cabeza, pero Los Encinos se superó con un extraordinario animal, el colorado, ojalado, bragado con el que Sebastián nos mostró la belleza de su mejor tauromaquia. Que siga la empresa tapatía porfiando que tuvo una buena entrada y la gente salió feliz.

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