lunes, 22 de noviembre de 2010

Paquirri no hay más que uno / Por Ricardo Díaz-Manresa


"...No tuvo mucho éxito por parte de Rivera Ordóñez la adopción, tan tardía, del apodo de su padre, Paquirri. Muchos adoptan, incluso sin ser familiares, los sobrenombres de otros que fueron grandes toreros y no les sirve más que para evidenciar su falta de imaginación y creatividad..."


Paquirri no hay más que uno


Ricardo Díaz-Manresa
19- noviembre- 2010

Fue una de las anécdotas del 2010, sin demasiada trascendencia. Nadie le hizo mucho caso a Fran, en busca –tardía- de su memoria histórica.

No hizo mucho efecto el cambio de Rivera Ordóñez por Paquirri, salvo en algunos carteles. Esto es como el que se ha llamado Pepe toda la vida y se lo cambia legalmente –porque se puede hacer ahora- por Crisanto porque es más original. Pues seguirá siendo Pepe porque así nació, creció y lo conocieron durante muchos años.

Si quería ser Paquirri, en todo caso Paquirri II, porque Paquirri no hay más que uno, lo pensó creo algo tarde. Puede hacer lo que quiera, pero él llegó al toreo como Rivera Ordóñez, así se consolidó y así hizo su nombre año tras año. Muchas temporadas. Esto es una vocación tardía de ser Paquirri, de coger los palos y de una transformación que prácticamente poco se ha visto salvo en el sobrenombre.

Es un Paquirri de vocación tardía, apodo que más de un crítico se ha negado a reconocer. Alguno, en un momento de monumental cabreo, le escribió hace años que no era ni Rivera ni Ordóñez. O sea, que no tenía cosas de su padre Paquirri ni de su abuelo Ordóñez. Ahora podría decirle ni de su familia Rivera, ni de Ordóñéz ni de Paquirri. Poco a tres bandas.

En fin, incluso adoptando el apodo desde el principio hasta el fin, resulta patético por la poca imaginación que significa copiar el de otro torero importante de época anterior. Por ejemplo, Joselito, que es el Gallo, por lo que Joselito –José Miguel Arroyo- debería haber sido conocido por Joselito II porque no le gustaría para diferenciarlo lo de Joselito el Pollo. También es un dislate apropiarse de Frascuelo en estos tiempos. Pues no pesa eso. O lo del Tato, el de entonces y el de ahora. Y tantas otras copias tan absurdas e irrelevantes y algunas faltas de respeto.

Aprendan del hijo de Chicuelo, en los carteles Chicuelo hijo, que es lo que le correspondía y para no confundir. O de Chicuelo segundo, otro que supo buscar y adaptarlo a su personalidad y a su verdad.

Incluso José María Manzanares debería haber adoptado lo de hijo porque vaya lío que se montarán los historiadores y alguno dirá que estuvo un espada con ese nombre compuesto y sobrenombre cuarenta años seguidos en el toreo. O simplemente Manzanares o Manzanares Dols que queda muy moderno y musical.

Nadie va a discutir que Rivera Ordóñez es el hijo de Paquirri y que también lo es Manzanares de su padre. Pero, con Paquirri hijo o segundo y con Manzanares y las variantes arriba apuntadas, se es uno mismo y no repetitivo. Y lo mismo de Julio Aparicio y tantos otros. Un novillero se anuncia Miguelín ahora. ¡Anda que no hay nombres en el santoral! Y Casos de estos hay muchos en el toreo. Lo que pasa que la mayoría no ha llegado a nada. No me gusta tanta confusión.

No digamos de los hijos de Dámaso González, Chamaco, Angel Teruel, Palomo Linares y un largo etc. Pensarán los historiadores que renunciaron sus progenitores a la alternativa y después volvieron a tomarla y desaparecieron.

Paquirri no hay más que uno, al igual que Joselito y Frascuelo, y Chicuelo y Ordóñez y tantos otros. Tengamos personalidad e imaginación los que hemos llegado después e incluso desechemos, si esa es la intención, aprovecharnos del nombre o apodo para llegar antes.

Porque Paquirri no hay más que uno…en el toreo, porque en el fútbol hubo otro, mucho antes de que Franscisco Rivera, el de Barbate, empezara a torear. Un futbolista de mi tierra natal, Cartagena, que no llegó a mucho ni como jugador ni como entrenador, con apenas escapadas en la Región y en Extremadura, porque no quiso dejar su tierra. Tenía mucha clase y estaba creído. Jugó en los años 50. Este está endiosado oía refunfuñar cabreados a algunos aficionados cuando yo era un niño. No daba todo lo que tenía al contrario que el espada muerto en Pozoblanco. 

A mí me chocó el apodo torero porque me recordaba mucho el del futbolista de mi niñez. Y mira por donde, Paquirri fue un torero atleta que igual pudo servir también para el balompié. El Paquirri futbolista se llama Francisco Navarro Munuera . Este exjugador y exentrenador profesional debe estar cerca de los 80 años.

Así que pido personalidad y creatividad al menos en el nombre y sobrenombre, estando convencido de que seguirán haciendo lo que les da la gana. La libertad da para mucho, incluso para equivocarse. Pero a mí no me gustan las estampas repetidas, lo que -estoy seguro- no les preocupará , ni poco ni mucho a este grupo tan falto de imaginación y originalidad.

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