lunes, 3 de enero de 2011

La COPE suprime "El Albero": ¿Sólo razones económicas?

La COPE suprime "El Albero": 

¿Sólo razones económicas?

Los gestores de la cadena Cope han decidido suprimir un histórico de la radiodifusión taurina: "El Albero", por razones de dificultades para rentabilizar económicamente este programa. La razón es incontestable con la ley mercantil en la mano. Pero en la industria mediática no todo se ciñe a la Ley de Sociedades Anónimas; también hay que contemplar, entre otros elementos, la defensa y la difusión de valores culturales y sociales, sobre todo cuando forman parte del patrimonio común de la nación.

 Opinión / Taurologia.com 

Cuando la Fiesta está más necesitada de apoyos y de tribunas mediáticas sinceras, la cadena COPE ha decidido suprimir un histórico de la programación taurina: "El Albero", que en sus sucesivas etapas ha tenido en su dirección a conocidos cronistas y que hoy estaba dirigido por un hombre de la Universidad como Rafael Cabrera.

La información oficial de la Cadena señala que "un programa de toros es muy difícil de comercializar y rentabilizar. Más ahora, que la situación económica es dura”. Una pura obviedad para quien conoce la realidad actual de la información taurina y, sobre todo, del sector de la publicidad, con una crisis como nunca se había conocido. Pero que, además, si se aplicara a toda la parrilla de su programación, acababa con demasiados huecos libres.
 
La desaparición de este programa constituye una notable pérdida para la Fiesta, una pérdida que se agrava por el momento que vive todo lo relacionado con el Arte del Toreo. Si entre los que históricamente han estado al lado de cuanto ocurre en torno a lo taurino comienza a haber deserciones, tenemos que añadir un nubarrón más en nuestro horizonte.
 
Porque no está demostrado --probablemente, tampoco pueda hacerlo quien lo intente-- hacemos caso omiso de lo que insistentemente se venía comentando con anterioridad a este decisión en círculos taurinos acerca del futuro que esperaba a "El Albero", desde que se incorporó al  Consejo de Administración de la Cadena de radio uno de los principales responsables de las cuestiones taurinas en la Comunidad de Madrid. Tratar de hacerlo supondría, además, un inaceptable juicio de intenciones, improcedente de todo punto.
 
Además es innecesario. Los argumentos de fondo para lamentar esta decisión deben ser de otra naturaleza. Y así, con toda lógica se puede afirmar que una empresa de medios, de naturaleza privada, debe tomar sus decisiones en razón de criterios económicos y de rentabilidad. No es que estén en su derecho de hacerlo, que lo están, sino que es hasta una obligación marcada en la legislación mercantil para sus administradores. Por eso lado, nada debe reprocharse a quienes dirigen esta cadena por aducir tales criterios.
 
Sin embargo, quien conozca la industria mediática sabe sobradamente que hay momentos que deben adoptarse decisiones editoriales que van mucho más allá de lo que diga la ley de Sociedades Anónimas y el Código de Comercio. Y éste es uno de esos casos.
 
Por ser manifiestamente maliciosa, resulta de todo punto inadecuado traer a colación  cualquier comparación con otros contenidos temáticos, muy propios del Ideario de la Cope, que igualmente carecen de rentabilidad en términos mercantiles, pero que son, y deben continuar siendo, señas de identidad de esta cadena, entre otras cosas porque responden a un verdadero servicio público para muchos ciudadanos y que de suprimirse se encontrarían ayunos de unos contenidos que necesitan.
 
Nuestro caso no es en modo alguno comparable. Pero si guarda algunas semejanzas nada despreciables, la principal de las cuales es la  preservación de nuestro patrimonio cultural común.  En efecto, nos basta considerar cuánto significa en este momento la Fiesta de los toros en el panorama nacional, con continuadas embestidas de un lado y de otro. Estar al lado de la Fiesta hoy  es un modo más de apoyar un patrimonio cultural y de Arte que pertenece a toda la nación, y que plumas muy autorizadas de pensadores españoles han unido a la misma médula de nuestra identidad nacional.
 
Por eso, la conclusión no puede ser distinta de la ya esbozada: la supresión de "El Albero" es un grave error. Y afecta mucho más que a la Fiesta y a quienes nos declaramos amantes del Arte del Toreo; afecta al patrimonio común. 
 

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