miércoles, 9 de marzo de 2011

MÉRIDA: EN CIERRE DE LA FERIA DEL SOL UN “BOMBÓN” INMORTALIZADO CON LA VENIA DE VALENZUELA

Importante triunfo de Eduardo Valenzuela ante un gran toro, 
ayer en el cierre pasado por agua de la Feria del Sol 2011.


En el cierre de la Feria del Sol
UN “BOMBÓN” INMORTALIZADO CON LA VENIA DE VALENZUELA

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

El ultimo capitulo de la Feria del Sol 2011 se ha saldado con un triunfo del todo contrastado si tomamos en cuenta lo que fue el lluvioso festejo que nos atañe. Por una labor meritoria, sin duda alguna, bajo el torrencial aguacero, pero inconexa en su desarrollo, aprovechando la noblota más no humillada embestida del toro, a cargo de César Vanegas, incomprensiblemente premiada con la exagerada ración de dos orejas pueblerinas a más no poder; en comparación con la labor técnica, bien planteada, con los tiempos correctos, alargando con el brazo la embestida del toro detrás de la cintura, cargando la suerte de Iker Cobo, en el que cerró plaza, premiada con una merecida y pesada oreja; o el indiscutible recorrido y gran embestida del toro que le correspondió en 6º lugar a Eduardo Valenzuela, animal de una nobleza absoluta y en especial fuelle y transmisión indiscutible para su indulto, por cierto bien logrado a cargo de Valenzuela, cambiando la papeleta de lo que fue su primer trasteo, son en síntesis lo que dejo en sí el frío espectáculo de cierre, con la desbandada de gran parte de los asiduos residentes de los escaños de la monumental por estos días.

Larga jornada de cierre, para un cartel que así mismo despertó sus asperezas a tenor de cómo en años anteriores se cerraba la feria. La empresa propone y ya se vera como el publico responde, dirán… y a fe que muy por encima de esto, la segunda parte de la corrida de ayer, con la torrencial lluvia presente, tuvo un tono de interés que no dejo indiferente a nadie.

Vanegas abrió plaza con el remiendo de La Cruz de Hierro, que vino ser un “regalito” desde su misma salida por toriles. Cazando, siempre mirando al bulto, echando la cara arriba y en especial desarrollando un sentido poco dado en los toros de los Echenagucia, el torero de Seboruco pasó de muleta con ligereza por ambos pitones lo que generó que no se complicara la papeleta. Le despacho con brevedad con la espada, siendo silenciado.

Matiz heroico el que tuvo con su segundo, ante el diluvio desatado en la plaza, esta vez ante un toro mucho más agradecido a primeras, en su embestida por el pitón derecho, donde el fornido coleta muleteó con más voluntad y tesón que decoro, entre las rayas del tercio, sitio donde se desarrolló en su mayoría la faena. Los trastos eran un sopapo por lo que el merito radico allí, en aguantar y torear ante un ambiente a contraestilo, lo que sopesó para que tras un espadazo casi entero, ligeramente desprendido, se le premiara excesivamente con las dos orejas, nuevamente tomando protagonismo un palco presidencial el cual se ha caracterizado por su falta de criterio y ecuanimidad a la hora de valorar lo hecho en el ruedo, convirtiéndose en verdaderas “tómbolas” cada tarde, desde hace varios años. Que pena y vergüenza para los foráneos.

Eduardo Valenzuela ha demostrado la noche y el día en una misma actuación. En su primero, literalmente anduvo perdido y falto de ideas en el ruedo, en una faena de abusivo toreo por arriba, que nos recordó aquel que se les realizó a los toros criollos en las paleras de nuestros pueblos. Fue una labor intrascendente y con excesivos tiempos muertos, donde los terrenos para sacar partido a la posibles opciones que ofrecía el toro no fueron tomadas en cuenta. Tras dos viajes con el acero, con más eficacia que ortodoxia, se inventó una vuelta al ruedo, que tuvo la indiferencia de los presentes.

Pero otro sería el matiz con su segundo. Otro Valenzuela salió a recibir a «Bombón» que así se llama el toro que le cupo en suerte. Desde el capote el toro canto sus bondades en saludo con suaves verónicas en el tercio. Picado con rectificación en medido castigo, fue banderilleado con solvencia por Fabián Ramírez y Enzo Antequera, para así el espada valenciano darse un banquete ante la regularidad y meridiana entrega del toro con los engaños, haciendo el “avión” en cada cite por la derecha e izquierda que instrumentó Valenzuela, en la que así mismo se le vio variado y despejado de ideas, en comparación a su trasteo anterior. La petición del indulto no se hizo esperar luego de una labor larga e intensa en su composición, y así vino lo que sería el premio a la ganadería, pues el astado volvería a los corrales tras agitarse con vehemencia desde lo alto de la pajarera presidencial el pañuelo naranja.

Llama poderosamente la atención de este ejemplar y los otros que saltaron de esta vacada el acentuada predominio de la sangre Murube, la que en su momento vimos por este ruedo lucir toros colombianos de Don Dayro Chica, y más si en este hierro hay sangre de esta. Cuestión de detalle capcioso.

Alexander Guillén luciendo un precioso terno no ha tenido la suerte a su espalda. De verdad que la espada le quitó de las manos el posible trofeo en el que hizo 7º, tras librarse en muleteó con detalles buenos, aislados, pero con un sentido estético a reconocer. Otro fue el petardazo con la espada, lamentablemente su enemiga la tarde de ayer, donde dejo demostrado que esta suerte no la tiene hecha, convirtiéndose en una materia pendiente inmediatamente. Similares cotas le vimos en el que hizo 3º, quedándonos en los labios esa sensación de impotencia que pone a más de uno a pensar…

Iker Cobo de verdad que ha sorprendido por la forma como estuvo y anduvo en la plaza. El debutante diestro vasco ha dejado interesante tarjeta de presentación a lo largo de toda la tarde, toreando de verdad, cruzándose al pitón contrario, adelantando la muleta y embarcando y mandando hasta detrás de la cintura. La pena fue que se llevo el peor lote del envío, un primero con malas intenciones, que cortaba el viaje, que incluso le propino una voltereta que le ocasionó tres puntazos en el miembro inferior derecho y una fractura de un pie, como del mismo modo, el que cerró plaza, noble el cual duro muy poquito el “gas” de su embestida, lo que hizo ver aún más técnico a un torero que será interesante verle en otras ocasiones, y con mejor genero de bravo.

Así culminaba la presente versión ferial, tal vez la que en esta ocasión hará gala de ser la más lluviosa y fría de muchos años, donde las cartas estaban echadas desde un principio y así se dieron…


FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia”
XLII Feria del Sol 2011. VI corrida de abono.
Martes 8 de marzo de 2011.

Con poco más de un tercio de plaza, en tarde nublada y fría que desencadenó en lluvia torrencial a partir del 5º toro, se han lidiado siete toros de CAMPO PEQUEÑO (Sociedad Rodríguez-Manfredi), en su conjunto correctos de presencia, muy en el tipo Murube, que en la muleta fueron noblotes con matices, a excepción del que en la muleta fueron noblotes con matices, a excepción del 4º, corto de recorrido, desarrollando sentido. Extraordinario por ambos pitones el 6º, con nobleza, bondad, largo recorrido y fijeza, llevando por nombre «Bombón», Nº 166 con 460 kilos, el cual fue indultado. En 1er lugar se corrió un toro de LA CRUZ DE HIERRO, bien presentado, con genio y áspera embestida.
Pesos: 450, 432, 430, 454, 427, 460, 435, 428

CÉSAR VANEGAS (Berenjena y azabache). Silencio y dos orejas.
EDUARDO VALENZUELA (Azul marino y oro). Vuelta al ruedo por su cuenta y dos orejas simbólicas.
ALEXANDER GUILLÉN (Crema y oro). Palmas y silencio tras aviso.
IKER COBO (Azul noche y oro). Silencio y una oreja.

Incidencias: Presidió el festejo Jorge Bustamante, nuevamente con irregular desempeño.

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