domingo, 10 de abril de 2011

NADA CUESTA / Por Giovanni Cegarra

¿Mucho es para un Ganadero donar una vaquilla o novillo a las Escuelas Taruinas?

 NADA CUESTA 
Por Giovanni Cegarra
Mérida / Venezuela

La ilusión de todo alumno de una Escuela Taurina es pasar de becerrista a novillero y luego coronar la meta de convertirse en matador de toros. Para algunos una aventura, para otros un punto de honor, para otros una osadía personal, una odisea e indistintamente de todo ello, prevalece en todos en verle la cara a la becerra, al novillo, al toro.
En Venezuela, se vende cara esta ilusión, truncada muchas veces porque generalmente la clase práctica es de salón y muy poca frente a la becerra, al novillo, ante la falta de colaboración que los ganaderos ofrecen a los alumnos de las Escuelas Taurinas porque en sus encerrados tentaderos no se le brinda la oportunidad a ellos, algo que sinceramente nada cuesta.

Cierto, nada cuesta, el apoyar a las Escuelas Taurinas

No quiere decir esto que estoy en su contra, les respeto en su dominio pero al observar y conversar con los alumnos de las Escuelas en las Plazas de Toros, ver en sus caras la impotencia que sufren por aprender todo solo de salón y no tener una práctica de cara a un becerro o novillo, entonces me uno a su interrogante ¿por qué son tan egoistas los ganaderos que no nos dan la oportunidad de torearles una vaquilla, enfrentarnos a ella, conocerle sus embistes y mañas?.

No dejan de tener razón los alumnos de las Escuelas Taurinas porque no es un secreto lo mucho que les cuesta ir a una ganadería a tentar pues ese don les está dado a los matadores de toros y favoritos del ganadero y los que vienen tras de ellos, como garantes de la nueva generción de la cantera taurina pues de ilusiones vivirán a la espera "del favorcito rogado al ganadero para que les deje trapear una vaquilla cuando San Juan agache el dedo" o esperar se dé un Festival o Novillada para tener la codiciada y anhelada oportunidad.

Entendidos estamos del cuidado y esmero del ganadero con sus vaquillas y novillos de casta pero no es mala la idea que todos ellos en Venezuela, algún día, "si les nace el forro" más temprano que tarde, donasen una vaquilla o novillo a las Escuelas Taurinas para que sus alumnos aparte de la enseñanza diaria de salon le vieran y tuviesen contacto directo con la res, esencia de la Fiesta Brava, que les permitiría curtirse más en el oficio, agarrar sitio y estilo propio, en su largo camino hacia la meta de convertirse en matadores de toros, que también muy cierto es, no todos lo logran  e indistintamente, en honor a la verdad, este apoyo ganadero, nada cuesta.

Opinión y Toros.com

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