-Morenito de Aranda-
Un toro con empuje y un torero,
"Morenito de Aranda", muy firme
Juan Miguel Núñez / EFE
Madrid, 26 may (EFE).- Un toro con empuje y emoción, y enfrente un torero muy dispuesto, "Morenito de Aranda", y en la conjunción de ambos, una emotiva faena, sin embargo, sin premio final por el fallo con el descabello, hoy en Las Ventas.
"MORENITO", PODEROSO Y ARTISTA
Sólo por presencia -indecente presencia, conviene matizar-, se sabía que los toros no iban a "servir". Aunque el público no protestó hasta el cuarto, desde luego el colmo, un toro colorado muy corto, que de haber tenido la capa negra aún hubiera parecido más chico.
Quede claro que fueron los toros la piedra de toque del fracasado festejo. Aunque no sería justo pasar por alto la emoción que prestó el segundo, un toro, sin embargo, al que hay que analizar minuciosamente en el comportamiento que tuvo en cada tercio de la lidia.
Distraído de salida. "Morenito" le enjaretó pausados y más que estimables lances a la verónica. Manso sin paliativos en el caballo, y manso en banderillas, se iba suelto a las primeras de cambio.
Y la muleta. Ahí cambió el panorama. El toro empezó a "desarrollar" lo que no parecía. Violentas y muy bruscas las primeras arrancadas. El toro huía hacia adelante, arrollando, y la gente confundió genio con bravura.
El mérito de "Morenito" fue grande, primero por aguantar aquel torrente de aspereza, sin permitirse un fallo o paso atrás, que el toro hubiera aprovechado para hacerse el amo de la situación. La muleta siempre por delante para engancharle y llevarle muy tapado, adelantándose a la acción del animal.
Firme y muy quieto, muy seguro, "Morenito" impuso su mando. Se sucedieron las series, primero a derechas, con el toro con mucho ímpetu y cada vez más entregado. Toreo seguido, de perfecto hilván, en series de cuatro y hasta cinco muletazos. Los remates de serie, por abajo, de mucha categoría.
Y todavía, al natural, lo más importante. No le importó a "Morenito" ni el viento ni la brusquedad del astado para seguir "ahí", ahora si cabe más artista que poderoso. La plaza fue un clamor en el final de faena. Una estocada hasta las cintas, sin embargo, no dobló el toro.
El segundo golpe de descabello enfrió incomprensiblemente los ánimos del tendido, que premio la obra con una gran pero cicatera ovación. Que no asomaran pañuelos en demanda del trofeo dice poco bueno de la sensibilidad de la plaza.
Público igualmente frío con Diego Urdiales en el cuarto, un toro descompuesto al que le costaba mucho tomar y seguir el engaño. Urdiales no se rindió, y a base de tesón, y, ojo, también de valor, le obligó a la huida hacia adelante. Y en las pocas e insulsas arrancadas que tuvo, Urdiales le pegó muletazos muy buenos, aislados pero de muy bella factura. Lo mató bien, y sin embargo, se guardó silencio. Tampoco se entiende.
El resto del festejo estuvo marcado por las condiciones adversas de los toros. Urdiales se estrelló con un descastado y casi inválido primero. "Morenito" anduvo voluntarioso frente al incómodo quinto, que se quedaba debajo, sin rematar los viajes, y cuando le apretaba se vencía.
Y Tendero. Faena sin relieve a su primero, que lo poco que empujó fue dando cabezazos. Tampoco tuvo chispa el último, y la faena, aunque laboriosa, no dejó ningún poso. EFE
FICHA DEL FESTEJO.-
Toros de "El Cortijillo", de desigual y en algunos casos también pobre presencia, como ocurrió con el cuarto, una "sardina", en contraste con el altón y "remangado" de pitones quinto, no obstante, éste también algo escurrido por detrás. Los demás igualmente faltos de remate.
En cuanto al contenido, predominó la mansedumbre, el mal estilo y la sosería El segundo fue la excepción, un toro que se movió mucho aunque un punto brusco.
Diego Urdiales: dos pinchazos y estocada desprendida (silencio); y estocada (silencio tras aviso).
Jesús Martínez "Morenito de Aranda": estocada y dos descabellos (gran ovación tras aviso); y pinchazo, media y dos descabellos (silencio).
Miguel Tendero: pinchazo hondo, nuevo pinchazo y tres descabellos (silencio); y pinchazo, estocada corta y dos descabellos (silencio).
La plaza tuvo lleno sin apreturas en tarde plomiza y con viento a rachas que molestó en el ruedo.
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