FALLECIÓ CÉSAR FARACO,
“EL CÓNDOR DE LOS ANDES”
Justo a un día de celebrar un nuevo aniversario de la plaza de toros que inauguró
Su vida estaba pendiendo de “un hilo”, literalmente hablando. El aneurisma de aorta que se le había diagnosticado le había convertido en una “bomba de tiempo”, que este pasado miércoles, en horas de la tarde denotó en su fallecimiento, en el lecho de su hogar, en la que fue su segunda tierra como lo fue la ciudad de San Cristóbal.
Ha muerto César Faraco, aquel torero merideño que en una de sus crónicas el critico taurino español K-Hito bautizó como “El Cóndor de los Andes” tras sus numerosos triunfos novilleriles que coronó en la meca del toreo como fue Las Ventas, mismo escenario donde otro venezolano (por nacimiento) universal, como lo fue el maestro Antonio Bienvenida le doctoró como primer matador de toros suramericano en ese mítico ruedo.
Nacido en la población merideña de San Juan de Lagunillas, el 5 de junio de 1933, le hizo aficionado tras su prematuro traslado a la capital venezolana, donde palpó los primeros sorbos del toreo en un momento donde el toreo vivía momentos de grandeza. Fue allí como tras recomendación de numerosos aficionados tras verle en sus primeras actuaciones como novillero sin caballos el que se trasladase a España, donde los malos manejos de su entonces apoderado, le dejó casi en la mendicidad en la España de la postguerra que yacía a comienzos de los `50.
Fue entonces cuando el maestro Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro” le llevase con quien sería persona clave en su futuro, Don Manuel Mejías Bienvenida “El Papa Negro”, patriarca de la famosa dinastía de los Bienvenida, el cual le dio cobijo, le pulió condiciones y le puso en la orbita de los novilleros punteros del momento, tras los triunfos conseguidos por el “Cóndor de los Andes” en Las Ventas, el primero de ellos el 4 de abril de 1954, en la lidia de utreros del hierro de Francisco Jiménez, al lado de Juanito Bienvenida y Manuel del Pozo “Rayito”, cortando oreja en cada novillo, saliendo por la Puerta Grande. Se repetirían los triunfos, a tal punto de darle el cartel suficiente para que mayo de 1955, en plena Feria de San Isidro, de manos de Antonio Bienvenida en presencia de Manolo Vásquez con toros de Carlos Núñez, tomara la alternativa, doctorado que luciría por espacio de 23 años en activo.
Torero de grácil manejo con los engaños, su cruz sería los múltiples percances que a lo largo de su irregular carrera sufrió, en este caso fracturas que limitaron aún más el vuelo de su trayectoria tanto en España como en México, donde vivió varios años e incluso formó hogar.
La tarde del 9 de julio de 1978 en solitario se despediría de los ruedos, en el Nuevo Circo de Caracas, pasaportando reses mexicanas de Piedras Negras (5) y De Haro (1), dedicándose en los años posteriores a la dirección artística de la Fundación Escuela Taurina de San Cristóbal, de la que han surgido números toreros tachirenses, como es el caso de Marcos Peña “El Pino” y Gregorio Torres “Maravilla” y el banderillero Gerson Guerrero.
La tarde de hoy sus restos mortales fueron sepultados, ante el reconocimiento de números aficionados, los mismos que le despidieron con el reconocimiento de gran señor del toro, tanto dentro como fuera de los ruedos que fue don César Faraco.
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