jueves, 23 de febrero de 2012

A VECES ... TAMBIÉN EL ESPANTO ES ARTE: Por Aquilino Sánchez Nodal


A VECES ... TAMBIÉN EL ESPANTO ES ARTE 

Aquilino Sánchez Nodal 
Madrid, 23/02/2012.-Calderón escribió.- "En la vida todo es verdad y todo mentira" En el toro la frase resulta una joya aceptada por las partes implicadas. Los toreros se preguntan si su ilusión merece toda una vida de sacrificio, a contracorriente, sumido en el fango y soportando una actitud falsa pero correcta. Las biografías de los personajes excepcionales siempre han sido espejos en donde mirarse para no decaer o superarse en la angustia, la desesperación y la pereza. 
Posiblemente los toreros con intención de llegar a la gloria del Olimpo taurino deberían adoptar como primera asignatura, aprenderse de memoria la vida y obra de Rafael "El Gallo". Por muchos motivos profesionales y personales en este matador de toros se condensa mucha de la ciencia de torear. Fue un hombre extraordinario y genial a su modo. Torero de asombrosas alternativas emocionales en un mismo tiempo. Quizás sea el protagonista al que se le hayan atribuido más frases ingeniosas y anécdotas, ciertas o inventadas por sus admiradores en la larga historia de la tauromaquia. Su vida y profesión nunca fueron paralelas, iban unidas sin poder definir en que punto exacto estaba situado el hombre o en cual el torero. Para este gitano ilustrado la plaza de toros se transformaba en un escenario al que había sido arrojado sin saber por qué, sin aviso ni ensayo. No era de extrañar que sus actuaciones la mayoría de las veces se podrían definir, de "libre albedrío" y otras de milagrosas al salir de la plaza por su propio pie. En el arte de torear la verdad y la mentira aparentemente tienen rasgos contradictorios pero en toreros especiales como, el Divino y algunos otros, se solapan para proyectar la idea de su personalidad. 

En Rafael Gómez el misterio taurino se hizo filigrana y la gitana arrogancia arte supremo. La historia contempla a "El Gallo" como el torero más genial al que ningún otro ha podido igualar en claridad, imaginación y solvencia en cualquier situación, adversa o favorable. De ahí sus tardes excelsas y sus actuaciones desastrosas, en las que la abulia, "los menges", y el pavor le invadían hasta hacerle perder el sentido de las cosas y llevarle en algunas ocasiones, vestido de torero, a la cárcel. 

Toda la vida anduvo en explicaciones, coplas, risas y ovaciones sin distinguir a payos o gitanos. Su particular forma de entender su profesión no la adquirió con tablas y actuaciones, nació con él y el poso del toreo que calentó su cuna. Ya de novillero, toreando en Sevilla brindó su segundo, un novillo de Concha y Sierra, al Capitán General de la Región, don Agustín López. Seguramente que Rafael pensaba en una gran faena ... Pero un mal gesto del toro bastó para trastocar el blanco en negro. Se negó a matarlo y el torero al calabozo. Bueno pues dos empresarios taurinos, el de Cádiz y Sanlúcar, se llegaron hasta la cárcel para que firmara sus contratos en fechas determinadas. 

Madrid, corrida de Bañuelos, con Vicente Pastor y Rodolfo Gaona. Rafael realizó la faena soñada a "Peluquero", al que cortó una oreja, la primera que conseguía en la Capital. Tres días después vuelve a la misma plaza, "lío feroz" en su primero, del Duque de Tovar. Tres avisos y al corral. A su segundo, de Aleas, lo mató con alevosía y a toda carrera saltó al callejón. Escándalo tremendo. El domingo siguiente, día 15 de Agosto, vuelve al mismo ruedo y es recibido con una sonora bronca capaz de hacer huir al más valiente. "Bombita" y Pastor son calurosamente ovacionados. Aquella tarde Rafael realizó una de sus faenas históricas al toro "Jerezano", de Aleas. Sus compañeros se quedaron como el público, boquiabiertos. Los aficionados comentaban que aquello había sido inenarrable, 

Un "pimo" gitanillo que "mangaba" al Gallo decía - "Rafae es tan güeno el probe que jasse esas cosas pa que puean come los demás toreros". 

Al torero los escándalos y las broncas, "ni fu, ni fa" pero le resultaba bochornoso pegar la espantá y tirarse de cabeza al callejón. Una tarde José García "El Algabeño" le comenta a vista de un toro que desparramaba - "Cuidao Rafae, que ese es un barrabás y te puee echar mano" - El Gallo le contestó - "Si ese toro no tie na, Estás equivocao" 
Le cortó las orejas y el rabo. 

Sus argumento y sus sentencias taurinas lo elevaron al pedestal de genio. -"Toos los toros tienen su química" Y su herencia más directa la recibió otro gitano, Joaquín Rodríguez "Cagancho", que siguió muy en la línea del Maestro. Este "tano" canastero fue excelso con el capote, a veces virtuosos con la muleta, y en ocasiones, depurado con la espada. Al igual que su admirado paisano de etnia, las más de las tardes pasaba de la apoteosis al escándalo mayúsculo y vuelta de toro al corral. En algunas plaza le prohibieron volver a actuar a resultas de haber organizado algún mitin catastrófico. El diario de Zaragoza, "El Heraldo de Aragón", publicó una viñeta en que aparecían dos ratoncitos encerrados en un calabozo y uno le decía al otro - "Las ocho de la tarde y Cagancho sin venir". 

Son simples y verídicos relatos. Todos los toreros han tenido, tienen y tendrán, tardes malas y buenas según las circunstancias que se congreguen en un momento exacto pero el público es muchas veces determinante con raras reacciones hacia algunos toreros y lógicamente estas son mucho más sonadas cuanto mayor sea la categoría de la figura. 

Pues señores ... Esto también es torear. 

                   

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