TOROS DE DANIEL RUIZ
PARA SEBASTIÁN CASTELLA, CAYETANO Y DANIEL LUQUE
"...la Real Maestranza sin temor a confundirnos podemos desde ahora llamarla plaza de las Reales Tragaderas..."
BIRLA Y BURLA TOTAL
Diego Martínez
U.T.A.A.
Birla de birlar y burla de burlar. Con pocas expresiones se puede perfectamente definir lo acontecido esta tarde en la Maestranza a la que sin temor a confundirnos podemos desde ahora llamar plaza de las Reales Tragaderas.
Al igual que los aspirantes a matadores de toros confirman su alternativa, la plaza de las Reales Tragaderas se ha reducido hoy a su mínima expresión de una tauromaquia birlada y burlada a los aficionados.
Responsables son todos. Vayamos por partes. El ganadero cría estas birrias de toros. La empresa los compra con el beneplácito de los toreros anunciados y la supuesta autoridad, que de mando y afición tiene más bien poco, consiente y aprueba unos animalejos anovillados, sin casta, sin raza, flojos, escasos de pitones y sin clase.
Se rechazan tres en los reconocimientos previos. Uno por falta de peso. ¿Cómo sería esa raspa?, y dos más por falta de trapío, ¿Cómo serían?
Salen al albero de las Tragaderas y ya en el capote, los seis de lidia ordinaria de Daniel Ruíz, el primer sobrero de Parladé y el segundo de Montealto, muestran su nula presencia y su flojedad manifiesta para aguantar la lidia. El Presidente solamente se atreve a devolver dos de estos animalitos, cuando debería haber mandado a los corrales a los ocho.
Ahora vienen las consecuencias de nombrar presidente a alguien sin experiencia en reconocimientos, porque esta tarde los taurinos de turno se han burlado del Usía y de sus incompetentes veterinarios y por supuesto del cliente.
La lidia ha sido algo esperpéntico. Toros rodando por el albero. Toreros levantando capotes para evitar los costalazos a sabiendas que aquel material era inservible para cualquier faena que se precie. Puyazos que ya no llegan ni a la categoría de simulados. Aquello era la Anti-Fiesta. Aquello era otro paso más de los taurinos para suprimir la Fiesta.
El colmo de los colmos llega en el cuarto presunto toro, tan invalido y flojo como sus hermanos, aún sin ser picado. Su matador, Sebastian Castella con un descaro total se atreve a brindar al público semejante despojo. Cuando los aficionados en su perfecto derecho, entérese Sr. Castella, digo bien, en su perfecto derecho, le pitan su actitud, usted con desprecio total al que le paga por hacer bien las cosas y no por prestarse a un engaño, se dirige con total descaro y con malas formas y le tira su montera de malas maneras simulando un brindis. El aficionado espera de usted torear toros de plaza de primera, no inválidos sin trapío a los que usted mantiene en el ruedo subiendo los capotes. El aficionado espera de usted que ofrezca una lidia completa en los tres tercios. El aficionado espera de usted al Castella de los comienzos y no al Castella ventajista decadente de los últimos tiempos. Así que apriétense los machos, reflexione y aquello que aprendió de su inicial maestro José Antonio Campuzano al inicio de su carrera, póngalo de nuevo en práctica y entonces los aficionados se lo agradeceremos.
De los otros dos presuntos toreros, no hay nada que decir, solamente una recomendación a la empresa, que por supuesto no harán ningún caso. NO VUELVAN NI ELLOS NI CASTELLA POR MUCHO TIEMPO A LAS REALES TRAGADERAS.
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