martes, 17 de abril de 2012

La falsa lopecina / Por Juan Manuel Albendea


Joselito Adame

La falsa lopecina

Por Juan Manuel Albendea

Sevilla, 16/04/2012.-
Todos los días se aprende algo. Cuando en el sexto toro, el diestro mejicano Joselito Adame hizo un vistoso quite por “lopezinas” llamado así por que en su momento lo prodigaba Julián López “El Juli”, mi vecino de localidad y amigo Raimundo Vázquez, me ilustró diciendo: ese quite en México se llama “zapopina” porque se dio por primera vez en la plaza de Zapopan, provincia de Jalisco. Recuerdo que cuando alguna vez citaba en mis artículos a su padre (q.e.p.d), que solía darme solventes opiniones sobre las características de los toros, al día siguiente cuando nos veíamos en la plaza siempre me decía: “gracias por la probadita de gloria”. Espero que Raimundo esta tarde me de las gracias por la probadita de gloria. Con la maravilla que es Internet, otro vecino Enrique Moreno de la Cova, desde su teléfono, me precisa que quien lo inventó fue Miguel Angel Martín, apodado “El Zapopán” , por ser de aquella localidad, nacido en 1953. O sea que El Juli lo ha copiado.

La corrida, ante la variedad de comportamiento del ganado del Conde de la Maza. fue menos monótona que días atrás, especialmente la del domingo de rejones. El tercero fue un manso de solemnidad. Me decía Raimundo que a un toro así, en Méjico lo hubieran devuelto al corral. Si no dio veinte vueltas al ruedo buscando la salida no dio ninguna y huía de los capotes como alma que lleva el diablo. Joselito Adame lo intentó todo para hacerle embestir y consiguió algunos meritorios muletazos. Al terminar cada serie, el toro pensaba y para que vamos a estar de pie y se tumbaba. Lo hizo tres veces. Lo mató de una estocada haciéndole guardia. Lo más sorprendente de este bendito público es que el toro no recibió ni un solo pito en el arrastre.

Por lo visto Joselito Adame en Méjico, está considerado una figura, uno de los primeros del escalafón. Y ayer demostró que tiene virtudes para ello. Al sexto, que comenzó la faena por estatuarios y el pase del desprecio le dio unas series de naturales largos y bien ligados, rematados ora con molinete, ora con trincherazo. La música sonó en su honor y en cuanto, una sola vez, le quitó la muleta, se acabaron los acordes. Me parecen excesivamente rigurosos los criterios del maestro Tristán. Sin embargo, el domingo con los rejoneadores nos pasamos toda la tarde oyendo a la banda. Es verdad que tocan en el tercio de banderillas pero como dura tanto ese tercio, pues la banda no para. No sé si sería más acertado que la decisión de tocar o no tocar la música no la decida la propia banda, sino el presidente de la corrida como se hace en la plaza de Bilbao. El mejicano mató a Puritito, que así se llamaba el sexto de una buena estocada y cortó una oreja. El colombiano Luis Bolívar no pudo hacer nada para el recuerdo en su primero, tardo y sin parar de escarbar. Sin embargo, en el cuarto el toro embestía con una codicia inusitada y no acabó de centrarse con él. Empezó a sonar la música y se cortó enseguida. Salvador Cortés me gustó más en el segundo que en el quinto. Los naturales de aquél fueron mejores que el de éste. Me preocupa la floja entrada de ayer.
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