lunes, 2 de abril de 2012

Llanto por un torero de Aranjuez / Por Fernando Claramunt


Ramiro Guardiola Sáez

Llanto por un torero de Aranjuez

Fernando Claramunt
Presidente del Círculo Bienvenida (CTADB)

Madrid, 01/04/2012.- Ramiro Guardiola Sáez nació para ser torero y lo fue. Vino al mundo en Aranjuez el 2 de junio de 1922 y se nos ha ido al Cielo de los toreros buenos al comenzar la temporada taurina del año 2012. Hoy doblan las campanas en su Aranjuez natal y en nuestro sentir de aficionados. Los familiares van a dispersar sus cenizas en tierra castellana. Catorce líneas en la página 496 del tomo cuarto del Cossío hablan de su paso por el Planeta de los Toros. 
La fotografía de un pase natural ilustra su paso en la página siguiente. No se ha excedido en elogios Cossío, ni su colaborador inominado. ¿Qué importa so? Le llegará, con toda seguridad, el reconocimiento inmediato en los espacios celestiales. Alli le espera su amigo, medio paisano y admirador del todo, el maestro Domingo Ortega, que pudo darle la alternativa con sólo insinuarlo Ramiro. Pero él pertenecía a una clase de torero cabal, comprometido consigo mismo, puro, fiel a las normas del toreo de siempre. 

En la revista "El Ruedo" lo vemos antes de inicar el paseílllo en la tarde del 8 de septiembre de 1946 junto a los novilleros Ramos Arasa "Fuentes" y Manolo Navarro. El ganado era de "El Hoyo de la Gitana" y de Don Manuel Arranz. Quedaron para el recuerdo sus lances de capa inmortalizados en un quite por el dibujante Antonio Casero. Hay una media verónica ilustrando los apuntes a lápiz de aquella tarde que no la mejora ningún diestro de su época. Ya sabemos que esa temporada sólo actuó "Manolete" una vez, pero estaban triunfando en los ruedos Manolo Escudero, Manuel Álvarez "Andaluz" y Rafael "Albaicín" auténticos magos del capote, que no nos dejarían mentir en esta ocasión solemne del recuerdo para la Eternidad. 

Seis novilladas toreó Ramiro Guardiola el año siguiente, afirma Cossío, "y despues desapareció su nombre de las columnas de la prensa". Pude que fuera de ese modo, pero no desapareció de la memoria de los aficionados. Yo le vi torear, y muy bien, en Alicante reses de Concha y Sierra, grandes y de notable seriedad. Alternó con dos novilleros de moda, Pedro Robledo y Paquito Muñoz. Era el 6 de julio de 1947. A "Manolete" le quedaba poco más de un mes de vida. Ese año, a raíz de lo de Linares, dejó de torear Juanito Belmonte tras cumplir su contrato con la empresa de Almería. Manolo Martín Vázquez, ahijado del torero de Córdoba no volvió a vestir de luces, como también hizo su hermano Rafael, horas después de haberse doctorado. 
El murciano caravaqueño Pedro Barrera, tan sobrado de valor y de buen gusto, tampoco quiso volver a vestirse de torero. El público de Valencia le había concedido una oreja muy merecida por mayo, alternado con Manolo Navarro y Paco Muñoz frente a una novillada muy seria de Atanasio Fernández
Novillero puntero en plazas de primera categoria, triunfaba una y otra vez en su propia trierra. En 1946 en Aranjuez cortó dos orejas y superó al hijo de "Cagancho" que empezaba a estar de moda. ¿Por qué no tomó la alternativa? Era un novillero cuajado, tanto como lo fueran el vallisoletano Gúmer Galvan, de Medina de Rioseco y el alicantino Paquito Esplá, cabeza de linaje taurino. Pero como ellos, la vergüenza torera y el sentido de su propia dignidad en tiempos de "Manolete", Pepe Luis , Arruza y Pepín Martín Vázquez les hacía meditar el paso al escalafón superior. Esperemos que sus admiradores y sus descendientes, en particular su hija Pilar, que escribe muy bien de toros, nos cuenten su noble andadura por los ruedos de España. Hoy, al comenzar la temporada taurina en Madrid, un llanto sin lágrimas, pero con sentidas oraciones se eleva por el alma de un torero. 

Fernando Claramunt López, Presidente del Circuo de Amigos de la Dinastía Bienveida.

Ramiro Guardiola Sáez

2 comentarios:

  1. Tuve la gran suerte de conocerle y de aprender muchísimas cosas de Don Ramiro Guardiola.
    Viendo toros junto a él aprendí muchísimo. No aplaudía nunca pero jamás dejaba de prestar atención a todo lo que sucedía en el ruedo y paladeaba cualquier detalle torero que surgiera.
    Un caballero con mayúsculas y un hombre educado y cariñoso. Y sobretodo un TORERO.
    Descanse en paz.

    Javier Paradinas

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