lunes, 2 de abril de 2012

ÚBEDA: Semana Santificada. Lunes




Lunes de Semana Santa
El Lunes Santo en cuanto a la celebración litúrgica católica recuerda el pasaje de la Unción en Betania, y la historia de los eventos que se sucedieron en Lunes Santo así como la expulsión de los mercaderes del Templo de Jerusalén. Tal y como lo refleja el Evangelio de San Juan.
El lunes santo de Úbeda se ilumina con la salida a las calles de la Virgen de Gracia, que comienza su peregrinar desde la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares en compañía de la hermandad de nazarenos. Mientras Jesús descansa en Jerusalén, el fatal destino de su hijo comienza a adueñarse del corazón de la virgen que empieza a romperse por los primeros puñales. Las lágrimas comienzan a bañar el rostro de una virgen cuyo semblante se va ensombreciendo al tiempo que la noche cae sobre la ciudad que la acompaña en su dolor. Se trata de una cofradía fundada en 1983 que lleva un único paso; se trata de una dolorosa bajo palio, de Ramón Cuadra Moreno, realizada en 1986.

Semana Santificada: Lunes

No ha de bastar para un buen cristiano que la Semana Santa sea santa en sí misma: ha de procurar santificarla con buenas obras.

Para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Nos olvidamos de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae. Tengamos presente que está semana no la podemos vivir igual que las demás.

Cuando pensamos en lo que hizo por nosotros un Dios hecho Hombre, lo menos que debemos hacer es amarlo y acompañarlo en sus tormentos y dolores y al mismo tiempo arrepentirnos de los pecados cometidos, que han sido la causa del sufrimiento de Cristo. En esto consiste la verdadera piedad cristiana.

Para vivir la Semana Santa hay que darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Acompañemos a Jesús con nuestras oraciones, sacrificios y el arrepentimiento de nuestras ofensas. Asistir al sacramento de la penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante es no recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender porque murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

Esta fue la última semana que vivió Cristo en la tierra. Su resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
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