miércoles, 30 de mayo de 2012

MADRID.- 18ª de Feria. ¡Viva Aparicio! / José Ramón Márquez


David Fandila El Fandi corta la coleta a Julio Aparicio en presencia de Miguel Ángel Perera
Lo más torero que se ha visto en la Feria de Madrid
 
¡Viva Aparicio!

José Ramón Márquez

Hoy, la tradicional corrida de la desvergüenza. Parece mentira que se haya dejado salir al ruedo de Madrid esta basura ganadera que perpetraron hoy, punto nodal de esta desvergüenza de feria que han preparado a tres bandas, los Choperón father and son, Monsieur le Français y Call me Toño, las tres patas de la banqueta que tiene un furaco en el asiento que atiende por Abella, a quien sus íntimos llaman Abeya. No bastaba con uno solo, que se tuvieron que juntar a tres bandas con las bendiciones administrativas de Abella para montar el San Isidro 2012 , este sanisidro que se va deshaciendo como un trozo de polo tirado en medio de la calle, sin que pase apenas nada,  este sanisidro que languidece tarde a tarde sumido en el adocenamiento y el desinterés más palmario sin que salga nadie que nos devuelva la ilusión, que nos redima de la sensación, que cada vez se va haciendo más patente, de que en esta feria montada por las tres patas de la banqueta no va a haber ya nada por la parte del toreo que se acerque a lo que querríamos ver en una plaza de toros.

    Hoy soltaron una corrida de Las Ramblas y, como refuerzo, en el programa metieron un árbol genealógico que empieza en don Vicente José Vázquez, ganadero de Dos Hermanas, y en el señor Conde de Vistahermosa nada menos para acabar, a base de degeneración, en Las Ramblas, bosta ganadera. La de vueltas que ha tenido que dar la mosca de la genética para acabar cayendo en el cagarrón de presentar como toros de lidia a esos seis adefesios, que no tenían ni media leche y que clamaban a gritos por que apareciese una cuadrilla de ecologistas de esos para defenderlos. Las Ramblas se presentaron en Madrid con seis pupilos, como dice el de la tele, para que a nadie le quedase duda alguna de que esa indecencia ganadera nunca debió venir a Las Ventas. ¿Por qué traen esas malditas Ramblas?¿No hay en todo el campo bravo (sic) alguna ganadería que quiera lidiar en Madrid y hay que recurrir a eso? Recordemos, por favor. El año pasado sólo se lidiaron dos toros, una yunta, de los seis anunciados de las pestilentes Ramblas; al parecer ésa ha sido causa más que suficiente para repetir la misma ganadería, que hoy pasó cum laude el dictamen científico, el sanedrín de la zootecnia, el éste sí, éste no, éste sí, éste no de cada mañana.

    Y para dar fin de ese especie de toros, Julio Aparicio, El Fandi y Perera.
 
De Fandi sólo diremos que dio un mitin para poner las banderillas a su segundo, que eso en un atleta de las banderillas como él es un tremendo baldón. En su primero mostró un costal de vulgaridad banderillera, pero al menos clavó los tres pares. No hay más que decir. Sabemos que es el que más torea y que su apoderamiento está en manos de Call me Toño, rentable trofeo en su diversificada cuadra de toreros, que siempre dicen los de la Bolsa que hay que diversificar.
    
Perera trajo su tauromaquia falta de interés apoyándola en las razones que siempre pone este torero sobre la arena. Comienza con pase cambiado, sigue con muchos pases a la media distancia descargando descaradamente, echando la pata atrás de manera ostensible y huyendo del más mínimo compromiso, y termina en cercanías que a muchas señoras les hacen exclamar:

-¡Ay!
   
Si ese planteamiento le sale bien, hablan entonces los revistosos de lo bien que ha estado Perera. Si no salen las cosas porque el animal se para, se le echa la culpa al bicho y a otra cosa, mariposa. Hoy la cosa le medio salió en su segundo y le falló en su primero. En realidad para algunos la única emoción de la faena era tratar de adivinar en qué momento daría Perera los circulares invertidos. Amagó una vez y en seguida se colocó de espaldas y trazó uno, dos y ¡tres! invertidos de esos, que nos hicieron la mar de gracia y que nos llevaron, en un ensoñamiento, a rememorar los cinco naturales sin enmendarse que le dio Gallito al toro Descarado, número 35, de Martínez el día 3 de julio de 1914. Son esas cosas que se quedan grabadas en la memoria de forma indeleble, los naturales que están a punto de cumplir un siglo del Coloso de Gelves y los circulares invertidos de Perera, que dentro de noventa y ocho años seguro que hay alguien que recuerda que en los albores de la nueva era del toreo profetizada por Espartaco y desarrollada por July -Juan y Julián-, Perera le pegó tres invertidos circulares sin enmendarse al toro Madroño, número 41, de Las Ramblas.

Y Julito, para el final. Julito Aparicio. En su anterior actuación en Las Ventas fue vilipendiado por la horda, quizás con justicia, y entre el embarullamiento del griterío apenas nadie se dio cuenta del trazo impecable y señorial de dos fallidos derechazos que llevaban más personalidad que todo el toreo que llevamos visto en lo que va de temporada en Las Ventas. Julito falló, porque sus condiciones no eran las adecuadas para estar frente al toro de Madrid. Hoy dibujó una verónica sublime, como aquella media que dio al toro de Ortega Cano, para burlarse de los que dentro de muy poco se extasiarán con los lances moranteros del día de la Beneficencia -corrida/aquelarre a la que no pienso asistir, por cierto- y nada más.
 
Casi pareció que iba a ponerse con el sobrero de Fraile Mazas, Madriledo, número 15, pero él mismo se dio cuenta de su incapacidad. Pero Julito no miente, como hacen Manzanares y todos los demás, porque Julito pone a las claras sobre la arena su incapacidad o su temor, pero no simula los farsantes pases travestidos de toreo que hacen babear a las gentes. Julito demanda una enorme atención porque él sólo puede dar instantes fugaces e inolvidables, filigrana y orfebrería, como sólo son capaces de dar los toreros únicos, porque este Julio Aparicio Loreto es el mismo que el día 18 de mayo de 1994 le hizo al toro Cañego de Alcurrucén una de las más emocionantes e inolvidables faenas que jamás hayamos visto, faena que siempre nos acompaña en nuestra afición porque es una de las bases en las que dicha afición se asienta, firmísimo cimiento, y esa faena que, a todos los efectos tuvo lugar anteayer, pues tal es la fuerza que sigue emanando de ella, hace que jamás desde aquel día nos haya sobrado en ningún cartel el nombre del hombre que nos explicó con argumentos demoledores y personalísimos qué es el toreo.
La horda se relamía de gusto a la espera de despedir a Julito a almohadillazos y éste, antes de partir con su cuadrilla en dirección al patio de caballos, pidió a Fandi que le cortase en público la coleta, dando a la Monumental una emocionante lección de desusada torería.
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