El “aurresku” dedicado a Enrique Ponce antes de comenzar el paseíllo, en honor a un historial único en la historia taurina de la plaza de Vista Alegre.
La tarde del aurresku
Dos orejas, una en cada toro, para Miguel Ángel Perera,
Por Paco Mora
El “aurresku” dedicado a Enrique Ponce antes de comenzar el paseíllo, en honor a un historial único en la historia taurina de la plaza de Vista Alegre, hacía presagiar una tarde grande...
El “aurresku” dedicado a Enrique Ponce antes de comenzar el paseíllo, en honor a un historial único en la historia taurina de la plaza de Vista Alegre, hacía presagiar una tarde grande en las Corridas Generales de Bilbao de hogaño. Luego, como suele ocurrir en esta fiesta tan lábil como es el toreo, el hombre propone, Dios dispone y el toro todo lo descompone. Dos orejas, una en cada toro, para Miguel Ángel Perera, saludos y palmas para Ponce y más o menos el mismo premio para el vasco Fandiño. Y no es que la de Alcurrucen haya sido una mala corrida, simplemente no ha salido tan redonda como nos tiene acostumbrados esta temporada y otras muchas.
Al segundo, un toro de calidad con sus momentos altos y otros más bajos, el extremeño Perera le planteo su clásica lidia de toreo de planta quieta y manos bajas con muletazos largos y profundos, a la que puso fin con una estocada de manual. Faena recia y reveladora del buen momento que atraviesa este torero, por otra parte cosa habitual en él a estas alturas de la temporada, en que les tiene cogido un sitio importante a los toros. Cosa que demostró también en el quinto, segundo de su lote, en el que ofreció todo su repertorio con series de gran enjundia y compromiso volviendo a ser un autentico “terminator” con la tizona. Es un torero que suele arrancar fuerte en las ferias andaluzas y llegar al norte y a la meseta manchega con mucha fuerza.
Iván Fandiño no ha devuelto ni un céntimo de la moneda que ganó con todo merecimiento en su anterior comparecencia bilbaína. Pero sus dos toros ofrecieron menos oportunidades de lucimiento, aunque el torero puso todo su empeño en conseguirlo y lo logró en varios pasajes de la lidia sobre todo en su primero, al que le robó literalmente tres series de auténtico mérito con la derecha. Con Fandiño ha ganado el País Vasco un torero enrazado y batallador. Sigue viajando con la espada Excalibur en el esportón…
Enrique Ponce fue el que tuvo menos tela que cortar de los tres espadas, pero así y todo confeccionó el traje de la torería que dimana de su solvencia torera y el conocimiento del toro y de los terrenos que le consolidaron hace tiempo como Emperador reinante del toreo durante veintitrés temporadas, en la plaza de toros de Bilbao y en toda la geografía taurina española. Los tres toreros abandonaron Vista Alegre entre abundantes y cariñosas palmas de uno de los públicos más serios, entendidos y respetuosos del universo taurino.
Miguel Ángel Perera
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