"...Difícil encontrar un torero con tan mala suerte como Fernando Cruz. Hay otros que han sufrido accidentes irreversibles, pero -ya ven- va a Madrid el 15 de agosto, su primera del año, y le dan no una sino dos cornadas fuertes, de las que se recupera estos días. La más grave de la temporada en Madrid. La más grave de todo el año. Y después su otro toro sale muy bueno, lo torea Leandro y corta una oreja. Esperemos que ahora le cambie la suerte tras años de no tenerla.
El torero de la mala suerte..."
-Fernando Cruz existe. Que sea para bien esta resurrección-
El torero de la mala suerte.
Ricardo Díaz-Manresa
Quiero hacer memoria para recordar toreros a los que la suerte les fue esquiva y hay pocos como Fernando Cruz, noticia desde el 15 de agosto por las tremendas cornadas que le dio en Madrid uno de Gavira.
Están por encima de la desgracia, que no pudo ser mayor, los hemipléjicos y tetrapléjicos como Nimeño, Julio Robles, algunos más, y últimamente El Chano. También Agapito García “Serranito”, a quien un personaje tan singular como Ángel Alcázar de Velasco le escribió una serie en el desaparecido “El Ruedo”, que tituló sarcásticamente : “El de la suerte en la espada”, tras un percance que le dejó inmovilizado durante mucho tiempo aunque después afortunadamente pudo hacer vida normal.
Sí, en la espalda. Menos mal que Fernando Cruz ya se está recuperando y la temporada próxima podrá empezar a tope. Soy optimista y creo que la suerte le cambiará y que, a partir de esta cornada, va a ser todo distinto. No hay mal que por bien no venga. Y, si no, que se lo pregunten a Padilla. De una carrera descendente con los toros de la extrema dureza ha pasado, tras el brutal percance de Zaragoza, a ponerse delante de dulces con ternas dulces y en lo más dulce de las ferias. Y a cobrar bastante más que antes y desde luego a torear tanto que va en la cima del escalafón.
La cornada de Cruz ha tenido consecuencias mediáticas, que considero positivas, pero no tanto como la Padilla. La del jerezano era más espectacular, bastante trágica y de imágenes espeluznantes. Al torero madrileño de Chamberí ya le han prometido el próximo San Isidro. Este año la del día de la Virgen fue la primera actuación y creo que la única. Y en la temporada 2011 también y solamente una, que es para quitar la afición al más pintado. A él no, que sigue con la ilusión.
Analicemos la tarde de Madrid. Viene a sangre y fuego, a matar o morir, o triunfo o cornada, lo que no es el mejor ánimo para hacer las cosas con tranquilidad. Le dan la cornada más grave de la temporada en Madrid. No de Madrid, sino de toda España, salvo el accidente de Chano, antes citado. El toro lo miró dos veces antes para cogerlo, y aguantó, no le dio un toque. El toque se lo dio el Gavira malo, con peligro desde el principio. Y no sólo una cornada en el vientre, sino dos. La otra en el muslo. Y siguió la gran mala suerte de Fernando Cruz. Su segundo toro, el quinto de lidia ordinaria, que le hubiese correspondido, fue muy bueno, le tocó a Leandro y le cortó la oreja. O sea, suerte negra por todos los poros.
Fernando estaba muy ilusionado con esa corrida y pidió a su mujer, embarazada, y a su madre, que no van a verle, que hicieran un esfuerzo y fueran. Menudo susto desde el tendido y las horas amargas de las dos mujeres, las mujeres de su vida, esperando a la puerta de la enfermería. Todo un cuadro.
Mala suerte que al principio de su carrera no fue mala tras salir de la Escuela Taurina de Madrid, en la que coincidió con El Juli. Se hizo torero en Francia, toreó bastante allí, disfrutó de cartel, tanto que tomó la alternativa en Nimes con su compañero de aprendizaje El Juli y con Manzanares.
Fue pasando el tiempo y la carrera de Fernando empezó a descender. Tenía contratos, pero siempre con lotes infames en corridas duras. La mala suerte le perseguía. Y cuando, por ejemplo, toreaba bien un toro, después no lo mataba como ocurrió en la entonces o todavía Semana Grande de San Sebastián. Pero de 99, uno potable. Algo tendría que hacer mal pero la verdad es que su trayectoria quedó congelada, bajo mínimos, de torero desaparecido.
Y en realidad es mucho mejor que muchos que torean unas cuantas porque este Fernando sabe torear y tiene valor, pero es un caso que me ha impresionado por no rozarle casi nunca la diosa Fortuna. ¿Mala administración, apoderados no idóneos un año y otro, decaimientos momentáneos de ánimo?.
Olvidemos lo pasado y veamos la nueva carrera. Talavante llama a su apoderado, Choperita hijo, empresario también de Madrid, y le pide que lo vuelva a poner. Buen detalle de Alejandro.Y lo pondrá. En esas están. Su nombre resurge. Tiene entrevistas, reportajes, artículos. Fernando Cruz existe. Que sea para bien esta resurrección.
Hay una cosa, sin embargo, que no me gusta absolutamente de Fernando. Algunos trajes que se pone, feos a rabiar, como el del día de la cogida. Tengo aversión al azabache y él lo combina con colores que muerden. No le va nada el tono triste para su cara amanoletada, muy seria, de mirada fuerte, de rostro delgado. Ponte colores más alegres, hombre. Que el negro y el amarillo son gafes de siempre.
Que te acompañe desde ahora la suerte, en la no creí durante muchos años. En unos cursos en los que fui monitor un corto tiempo, decíamos que la suerte era sólo la coincidencia de la oportunidad con la preparación. Y un cuerno. ¿Y lo que cae por la chimenea sin esperarlo?. La vida te da muchas cosas y te las quita, igual que la lotería, que te toca o no, sin saber por qué, sin hacer méritos de uno u otro signo.
En todo caso, que este artículo sea un canto de alegría y esperanza para los toreros que pasan malas rachas, incluso largas, y no pierden la fe en el porvenir y la ilusión. Y remontan. Se lo deseo a Fernando y a todos los que son como él. Que valen y tardan en brillar.
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Magnífico artículo Ricardo
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