José Ramón Márquez
Llama la atención el que casi nadie se haya hecho eco de la muerte de don Joaquín Manuel Murteira Grave, ganadero de toros de lidia. Yo creo que muchos de los jóvenes, que andan tan atolondraditos con lo de Santa Coloma, no han llegado a ver los toros espléndidos de esta seria ganadería y a muchos les dices Murteira y es como si les hablases del Marqués de Salas o de don Vicente Martínez, cosa del pasado.
Sin embargo, somos muchos los que hemos disfrutado con la seriedad, el cuajo y la presencia de los toros portugueses que eclosionaron en Madrid de manera definitiva de la mano de un gran empresario que se llamó don Manuel Martínez Flamarique, Chopera, a quien en su época le denostaron diciendo que a Madrid traía búfalos y mastodontes y que los toros de mucho volumen eran intoreables porque no humillaban y no sé cuántas invenciones más que se sacaron del forro los revistosos del puchero, que están tan al quite para sus cosas, siempre tan bien orientadas.
Ignoro la razón por la que Murteira dejó de venir a Madrid. Problemas sanitarios, cosas de fronteras o de saneamientos, lengua azul, brucelosis, juampedritis o vaya usted a saber, asuntos de burocracia, que tan mal se lleva con la tauromaquia. La cosa es que se cortó la leyenda de Murteira y ahora los jóvenes no han oído ni hablar de aquellos toros finos de cabos, fieros, bien criados y bien armados, de badana y arrobas. Y ahora que su amo ha desaparecido, casi nadie se pone a recordar aquellas corridas magníficas de presentación, aquellos toros como el Sacristán, número 46, del que aún se acordará Justo Benítez, o aquella corrida tremenda de un domingo en el San Isidro del 94 en que Luis de Pauloba estuvo hecho un tío, un torero de una pieza frente a dos toros que sacarían de la Plaza a casi todo el actual escalafón; o aquel toro Cumpridor, número 9, que lo mató José Luis Palomar en el 88 y fue el toro de la Feria, o aquel otro, el Gallineto, número 113, en una tarde de apoteosis de la Fiesta Nacional representada por un toro portugués y por un torero colombiano llamado César Rincón.
Llama la atención el que casi nadie se haya hecho eco de la muerte de don Joaquín Manuel Murteira Grave, ganadero de toros de lidia. Yo creo que muchos de los jóvenes, que andan tan atolondraditos con lo de Santa Coloma, no han llegado a ver los toros espléndidos de esta seria ganadería y a muchos les dices Murteira y es como si les hablases del Marqués de Salas o de don Vicente Martínez, cosa del pasado.
Sin embargo, somos muchos los que hemos disfrutado con la seriedad, el cuajo y la presencia de los toros portugueses que eclosionaron en Madrid de manera definitiva de la mano de un gran empresario que se llamó don Manuel Martínez Flamarique, Chopera, a quien en su época le denostaron diciendo que a Madrid traía búfalos y mastodontes y que los toros de mucho volumen eran intoreables porque no humillaban y no sé cuántas invenciones más que se sacaron del forro los revistosos del puchero, que están tan al quite para sus cosas, siempre tan bien orientadas.
Ignoro la razón por la que Murteira dejó de venir a Madrid. Problemas sanitarios, cosas de fronteras o de saneamientos, lengua azul, brucelosis, juampedritis o vaya usted a saber, asuntos de burocracia, que tan mal se lleva con la tauromaquia. La cosa es que se cortó la leyenda de Murteira y ahora los jóvenes no han oído ni hablar de aquellos toros finos de cabos, fieros, bien criados y bien armados, de badana y arrobas. Y ahora que su amo ha desaparecido, casi nadie se pone a recordar aquellas corridas magníficas de presentación, aquellos toros como el Sacristán, número 46, del que aún se acordará Justo Benítez, o aquella corrida tremenda de un domingo en el San Isidro del 94 en que Luis de Pauloba estuvo hecho un tío, un torero de una pieza frente a dos toros que sacarían de la Plaza a casi todo el actual escalafón; o aquel toro Cumpridor, número 9, que lo mató José Luis Palomar en el 88 y fue el toro de la Feria, o aquel otro, el Gallineto, número 113, en una tarde de apoteosis de la Fiesta Nacional representada por un toro portugués y por un torero colombiano llamado César Rincón.
Se ha muerto Murteira y, además, sus toros ya no vienen a Madrid. Que la tierra le sea leve.
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don Joaquín Manuel Murteira Grave
Los gamero cívico son, desde mi punto de vista, los toros mas interesantes del encaste parladé. Toros serios de trapío y comportamiento estos murteiras, si señor. Me temo que demasiado serios para los tiempos que corren.
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