lunes, 21 de enero de 2013

MÉXICO: EL JULI LE DA UN “REPASO” A SILVETI. UN ENCIERRO PARCHADO Y FUNESTO / Por JARDINERO DE SAN MATEO.


Julián López "El Juli" / Foto de Tadeo Alsina-Aplausos


14ª corrida de la Temporada Grande en la Plaza “México”. Magnífica entrada, no sólo la mejor de este año sino de varios más acercándose al lleno. Tarde gris y tibia. 

JULIAN LÓPEZ “EL JULI”. Nazareno y azabache. Aplausos / 2 orejas / Palmas. Salida en hombros. 
DIEGO SILVETI. Verde manzana y oro. Silencio / Ovación / 1 oreja protestada. 

3 TOROS DE MONTECRISTO. El 1° falto de fuerza, raza y emotividad. El 5° blandeaba y calamochaba, sin clase, transmisión y recorrido y el 6° suelto, blandeaba, con cierto poder pero huía y rebrincaba. 
3 TOROS DE FERNANDO DE LA MORA. El 2° soso y receloso se astilló en el burladero, sin clase. El 3°, pese a que se quedaba y tenía media embestida permitió con la voluntad de Julián mostrar su maestría, sacando el fondo de la res. El 4°, incierto y suelto y se fue agotando. Pesos: 480, 569, 543, 540, 533 Y 505 kilos. 

POR: JARDINERO DE SAN MATEO. 
México, 20/01/2013.-Dice una prestigiada revista taurina española que frente a la crisis que se vive hay que utilizar la imaginación y frente a la monotonía, la rivalidad y agrega que frente a lo conocido viene la novedad. Si bien el espectáculo en la península es cualitativamente diferente, creo que se pueden aplicar estos argumentos en México en las circunstancias que hoy prevalecen. 

Observo que de los 17 mano a mano del 2012 en España y Francia, solamente en tres no hubo cortes de oreja y se cosecharon orejas a raudales: El Juli y Juan Bautista en Palavas, Francia; en Talavera de la Reina, Juan José Padilla y Alejandro Talavante, en Arles; Robleño y Gallo, en Mauguio, Francia; Juan Bautista y Dufau, en Huelva; José Tomás y Morante, otra vez en Huelva; Julián y Talavante, en Huelva; ; Uceda Leal y El Cid, en Gijón; Antonio Ferrera y Talavante en Mérida; y en Sevilla Manzanares y Talavante. 

En suma, allá hubo un mano a mano con 8 orejas y un rabo en Mérida. Es así que se supo explotar acertadamente varios factores como fueron los carteles truncos, algunas veces un público indeciso que no acaba de acercarse a las corridas, el concurso de ganaderías y la voluntad de los toreros de ponerle un poco más de sal al espectáculo. Merece destacarse que en esos 17 carteles no estuvo ningún mexicano y de continuar en México con este feliz procedimiento que se remonta a la misma primera temporada de la plaza “México” (Silverio – Manolete), habría que contar ahora para mayor interés con el pique que provocan las figuras españolas consagradas y los jóvenes mexicanos que van punteando con mucho acierto. 

Peras o manzanas, en este cartel pese a que hubo sustitución de tres reses, estaba perfectamente rematado y por eso el público capitalino acudió en un número cercano a 40 mil, dando un espectáculo inusitado de entusiasmo y combate. Como era de esperarse, Julián estando bien, es difícil que se le compare con cualquier figura en el planeta, salvo dos o tres astros y Silveti va por un camino consistente que debe cuajar en un futuro no muy lejano en una figura de atracción universal y no solamente nacional porque en el subconsciente de muchos presentes está la figura de su padre y de su abuelo -a quienes vi en innumerables tardes-, es decir a la hora de la verdad, Julián le dio un “repaso” a Diego; algunos argumentarán que tuvo mejores animales, sin duda, pero con el que triunfó el madrileño fue producto de lo que él hizo con la res fundamentalmente. Cierto, Silveti apuntó mejoras, tanto con la capa, que instrumenta con mucho arte, como con la muleta, pero sigue siendo su asignatura el estoque. Confirmo lo dicho, el regalo que dio el incompetente juez en el último toro tras una estocada entera pero desprendida que quiso ofrecer unilateralmente para empatar las cosas que no sucedieron. 

El Juli se entendió con su 1°, “Cominito” de Montecristo, un cárdeno obscuro, bragado, cortito de caja y nevado de los cuartos traseros que se mostró abanto hasta que el diestro lo recogió con varias verónicas de mano muy abajo. Poco hubo con la vara, atrás y aflojando pronto. Volvió puesto en los medios con el capote por detrás para instrumentar saltilleras y rematar con una rebolera de la que salió muy airoso y aplaudido. Como el toro no presagiaba nada bueno Julián hizo todo, largos derechazos por abajo con excelente paso de pecho y uno del desdén, otro más de trinchera, resaltando todos por su temple (alguna vez su padre me dijo que eso era lo que había aprendido en México). No había mucho que hacer por el izquierdo, el toro carecía además de emotividad y cuando se lo pasó por dosantinas la gente aplaudió a sabiendas que la fuerza del toro menguaba. Entró a matar y dejó al tercer intento un pinchazo atrás y luego una entera trasera con efectos rápidos, recibiendo algunos aplausos. 
Las cosas se compusieron con su segundo, “Aguanieve” de Fernando de la Mora, cárdeno, obscuro, bragado al que bregó Julián correctamente con arte y oficio. Lo llevó al caballo y la res rebrincó a la vara, volvió a su quite, ahora con chicuelinas a pies juntos y una rebolera que provocó otra vez aplausos. Primero se dobló por ambos lados e inició su obra poniéndole la muleta por delante, hasta tres derechazos, un cambio por la espalda y un pase de pecho. Pese a que el toro se quedaba, él tiró de él y casi a media embestida logró pases hondos y templados con ambas manos. Repitió los circulares invertidos y un pase de pecho, justísimo. Estaba nuevamente dando cátedra. El público, sensible, rugió y se oyó una ovación de la que ya habíamos perdido costumbre. Materialmente se volcó en el lomo y dejó una estocada entera trasera de efectos inmediatos que puso a la plaza de blanco y el de arriba, sin dudar, puso los dos pañuelos. Julián había vuelto a convencer como lo hizo en su primera tarde, pese a que su enemigo no se prestaba para el triunfo. Concluyó con “Ilusión” de Montecristo, un colorado bonito de lámina, rebarbo, bragado y enmorrillado que inmediatamente mostró maneras decepcionantes. Sólo bregó y remató con el capote desmayado, un picotazo del que la res se dolió y comprendiendo que no tenía toro, apuntó su maestría en algunos derechazos e intentó algo más. Pinchó, escupió el estoque, dejando después una entera trasera a un toro soso y sin raza para recibir palmas. 

Por su parte Diego Silveti se enfrentó primero a “Centauro” de Fernando de la Mora, negro bragado que inmediatamente se astilló en el burladero. Con el caballo muy poca sangre se le hizo y no hubo quite. El brindis fue a la concurrencia para calentar la tarde, bien sabía Diego que no había materia prima con el mulo que tenía enfrente. Se fue a tablas y probó con varios doblones, la res derrotaba y se salía por arriba. Alguien en la barrera le sopló que había que poner la muleta más cerca y así lo hizo, logrando algunos buenos naturales. Pinchó y el estoque fue escupido, por la res, matando a la tercera con una entera trasera y desprendida. El silencio se hizo en la plaza. Con su segundo, que llevaba el nombre de “Mar de Nubes” (como aquel con el que su padre triunfó), era un negro bragado, paliabierto de Fernando de la Mora que desde el inicio dio muestras de una embestida incierta, se le picó lo suficiente y Diego equivocó pidiendo el cambio con la mano cuando debe ser con la montera. Comenzó bien con tres gaoneras, pero el toro se caía. Conforme su costumbre, inició el toreo por alto y remató con un bello pase del desdén, la clientela aplaudió y él mostró mayor disposición dando varios derechazos largos y ajustados y también naturales. Pronto aprendió a Julián y decidió adelantar el engaño mostrándose valiente ante un toro agotado que ya no ofrecía nada. Se lo pasó por dosantinas, de las que salió paso a paso con el reconocimiento del público y luego bernadinas por los dos lados, oyéndose desde las alturas el “olé”. Mató con media en buen sitio que no fue suficiente y el peonaje empujó a la res para que cayera cuando él descabelló al primer intento recibiendo una ovación. 

Pero su Santo se compondría con “Sereno” un cárdeno, claro, suelto de de la Mora al que intentó torear con la capa por verónicas, luego chicuelinas y la res aunque suelta, recargó realmente al caballo. Intentó un quite tomando el capote con una mano por la esclavina, del que no tuvo suerte. Con el trapo rojo intentó primero con la derecha y luego mostró sus mejores pases con la izquierda. Se conjeturaba que habría un toro de regalo pero él siguió toreando con la derecha hasta que la res se le coló y le dio un palotazo. Mostró mucha entrega pero el toro huía, intercalando algunos pases de mucha valía. Mató con una entera, atrás y desprendida y la res tardó en doblar, habiendo sólo una petición muy minoritaria de oreja, pese a todo “Moralitos” le entregó una oreja para simular un éxito que no había ocurrido. 

No se conoce el cartel del domingo próximo, pero se especula que estará Talavante, que repite, esperando que sea con todo éxito porque su toreo lo permite y se dice que vendrá Amaya, seguramente por las buenas conexiones que tiene con la empresa, más cercano con ella que con sus toros en su primera tarde.


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