UN JUAN JOSÉ PADILLA ARROLADOR
FERMÍN RIVERA CONFIRMA CREDENCIALES Y “EL CEJAS” FUE UN DESASTRE ANTE RESES DESIGUALES PERO DE MUY BUENA LÁMINA.
16ª corrida de la Temporada Grande en la Plaza “México”. Tarde soleada, entrada rala y sólo en numerado.
JUAN JOSÉ PADILLA. Canela y oro. Aplausos / 2 orejas. Salida a hombros por la Puerta Grande.
ARTURO MACÍAS. Turquesa y oro. Pitos / División de opiniones.
FERMÍN RIVERA. Berenjena y oro. Salida al tercio / Silencio / Oreja.
7 TOROS DE SAN JOSÉ. En general de buena lámina. El 1° sin fuerza. El 2° bravo con mucha calidad, merecía honores El 3° con clase aunque tardo. El 4° con calidad, bravo. El 5° fijo, bravo, codicioso. El 6° reservón, tardo y el 7° con cierta codicia, se vino abajo. Pesos: 530, 513, 490, 550, 550, 509 y 540 kilos.
JARDINERO DE SAN MATEO.
Tan pronto como se supo que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal había modificado un artículo del Código Penal que prohíbe el maltrato a los animales –con una extraña componenda por la cual no se aplicaría a las corridas de toros- renació la efervescencia entre los taurinos ante la amenaza de una pieza legislativa en la capital que pueda prohibir la fiesta. Lo lamentable es que reaccionamos siempre cuando se cierne una amenaza y entonces todos tienen un proyecto, pero no es posible todavía que los sectores de la fiesta al unísono, tomen una acción determinante. Esta vez se repitió la escena de hace dos años, una Peña paseó una manta que decía “Toros sí” acompañada por los matadores en turno quienes iban interesados en todo menos en la manifestación y el público coreó el repudio a los animalistas y otros bichos.
Corresponde ya una acción conjunta, enérgica, civilizada que se enfrente a estos grupúsculos, de otra manera sucederá quizá algo parecido a lo que aconteció en Barcelona, se fue dejando crecer la oposición, se desestimó a sus corifeos y un día que es el de hoy, no hay toros en la Monumental y se ve difícil que ocurra este año, pese a las más de 500 mil firmas que en apoyo se han logrado para la iniciativa. Alguna vez en un programa de radio decía que no nos fuera a ocurrir lo que aconteció con el Rey moro, que al perder la ciudad de Granada su madre le señaló que “no llorara como mujer lo que no había sabido defender como hombre”.
Por otra parte, debemos manifestar enérgicamente nuestra protesta por la confección de los carteles de aniversario. Se ha dejado fuera, por razones que desconocemos a tres de las grandes figuras jóvenes de la baraja mexicana que están consolidándose como piezas principales de la fiesta como lo atestiguan sus últimas presentaciones en León, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez y Diego Silveti, que no quedaron en los carteles por la tradicional “ratonería” de la empresa, rápida en enemistarse con quien no se pliega a su voluntad cesárea. Explíquese también el hecho de que una auténtica promesa del toreo mexicano como es Sergio Flores no pudo confirmar su alternativa. Eso sí, hoy nos tuvimos que tragar otra vez a Arturo Macías, que no pasa por el mejor momento de su carrera y mañana tendremos al Zotoluco, cuyas capacidades taurinas ya llegaron a su mejor expresión dentro de lo que el de Azcapotzalco podía dar en largos 20 años.
Juan José Padilla ha podido montar desde el día que anunció su retorno a las plazas en enero del año pasado, tras la brutal cornada ocurrida en la plaza de La Misericordia en Zaragoza, todo un espectáculo en el que une su singular valor, su heterodoxo estilo, la natural simpatía con la que el público lo observa, sus 37 cornadas y sus 20 años de alternativa. Era curioso observar hoy las banderolas de los piratas, las banderas españolas, el sarape al hombro y un frenesí desusado de un arrojado jerezano que ha encontrado su mina de oro con el parche y el entusiasmo de las multitudes escasamente objetivas.
Con su 1°, “Botón de Plata”, un bicho muy bien presentado, berrendo en cárdeno, bien armado, que fue aplaudido, bregó acertadamente hacia los medios, la res recargó y peleó y él quitó con chicuelinas. Se fue de las tablas al tercio, poniendo un buen par de banderillas y luego otro al violín pescuecero. Midiendo al toro se dobló con una rodilla en tierra y este mostró poca fuerza, la suficiente para dos buenos pases en redondo rematados por lo alto y sin ton ni son un desplante, el teléfono, que la gente aplaudió. Por la derecha no embestía igual y ahora se lució con un topetazo, los que al asunto conocen mostraron su desagrado a base de pitos, él abaniqueó y dejó una entera desprendida y tendida, sus incondicionales aplaudieron y él optimista creía que merecía una oreja.
A su 2°, “Nenito” un toro negro, entrepelado, largo y bragado le instrumentó dos largas cambiadas de rodillas y una chicuelina y se le vio un bonito remate de rodillas que fue aplaudido. También llevó al toro al caballo por chicuelinas andantes. Entusiasmado tomó los palitroques y repitió con otro al violín. Amante del toreo de rodillas, se lo pasó por alto y después tres derechazos y uno de pecho para que su gente aplaudiera fuertemente, se fue a los medios y adelantó la muleta a un toro que tenía mucha calidad. También le dio naturales viendo a los tendidos y se llevó una maroma, luego del susto prosiguió exponiendo ahora con manoletinas. Mató de una entera de efectos inmediatos y se oyó el grito de algunos de “Torero”, mientras el juez, nada remilgoso, le otorgó las … dos orejas y esto dividió a la concurrencia. Quedó la impresión de un torero que no a todos convence su peculiar estilo, pero que tiene toda la vergüenza del mundo para ofrecer lo que sabe y como sabe. El éxtasis llegó al besar en los medios la arena de la plaza y al salir triunfante en hombros por la Puerta Grande.
Por su parte, Arturo Macías, que llevaba un buen record de salidas en hombros, se enfrentó primero a “Brinca Cercas”, serio como sus hermanos, negro, bragado, vuelto y enmorrillado, nada con la capa, un puyazo y quite por saltilleras con más voluntad que arte, brindó a su colega español y empezó bien bajando la mano y dando distancia a un toro que embestía con calidad y fijeza, siempre humillando, pero El Cejas no lo entendió, ni le encontró la distancia. Por allí se vio una vitolina y se aprestó a despacharlo, antes unas manoletinas, mientras la gente gritaba “toro”. Pinchó en lo alto, una media tendida y estuvo fatal al descabellar, recibiendo un aviso. La res, de cualidades que merecían el arrastre lento exhibió las serias limitaciones del aquicalitense.
Con el 5°, “Aniversario”, cárdeno obscuro, bragado, vuelto le dio una buena larga cambiada de rodillas pero volvió a mostrarse desconfiado ante un toro que humillaba y repetía con codicia lo que la gente comprendió y gritó otra vez “toro”, cuando este se comía la muleta. También recibió una voltereta sin consecuencias. Repitió frías manoletinas y mató de una entera, delantera, caída con división de opiniones.
Fermín Rivera volvió a mostrar su excelente técnica y su voluntad por agradar dentro de su propia escuela. Con su 1°, “Patero”, negro, entrepelado y vuelto le dio verónicas a manos bajas, otro picotazo y un buen quite por chicuelinas y una rebolera. Con ambas manos dio excelentes pases, mostrando su peculiar y maciza tauromaquia pero el toro fue quedándose y lo mató de estocada entera tendenciosa con una leve petición de oreja y salida al tercio. Con el 6°, “Nacional”, negro, bragado, bien castigado y al que le dio gaoneras justísimas y una bella chicuelina pero con la muleta no colaboró la res, siendo tarda de embestida y el peor del encierro, concluyó con una entera y un descabello. Para no quedarse atrás, regaló un toro “Charro”, que por ser cornipaso pasó a ser reserva, era cárdeno obscuro. Se volvió a lucir con la capa y hubo esperanzas con la res que disminuyeron conforme tomó la muleta y solo se le vieron destellos por ambas manos, una res que no humillaba y se frenaba. Fue así que lo despachó con una entera tendida de efectos rápidos y un grupo pequeño, quizá en recuerdo por lo hecho con “Gavioto” y su incuestionable voluntad y seriedad, pidió la oreja que el tal Ruiz Torres, presto concedió. Lo que sí mostró, además, fue una excelente técnica para matar, habiendo logrado tres estocadas, una a paso de banderillas.
En el más desangelado 5 de febrero de muchos años tendremos no los triunfadores de la temporada, sí el embrujo de Morante, la repetida repetición del Zotoluco y El Payo, que si sale de buena vena, confirmará que se va recuperando con ese incuestionable arte que atesora.
Y los Tres Nuevos Mosqueteros que????
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