lunes, 25 de febrero de 2013

Un “afisionao” en el escaño / por Pedro Javier Cáceres




Pedro Javier Cáceres
Periodista y crítico taurino
Continúan los “brotes verdes” para el sector de la Tauromaquia,
Esta semana nos depara la concesión de la Medalla de Bellas Artes y el I Premio Nacional de Tauromaquia. Galardones que han provocado unanimidad de criterio acertado sobre los galardonado.
Tal circunstancia, ya anuncio, será materia de la próxima columna con el reposo y el sosiego necesario para asimilar la noticia, procesarla y ponerla negro sobre blanco.
Un tiempo de reflexión para escribir en frio, sin quitarle pasión, sobre hechos recientes como los dos acontecimientos de la semana anterior que han izado en andas la autoestima de La Fiesta : la admisión a trámite de ILP para declarar los Toros como BIC y los diez “gregorias” de la película Blancanieves; cada uno con sus matices.

La virtud de esa “levantá del paso torero” estriba en el anonimato taurino, incluso en su celibato, de los hombros de dos hombres que la han sacado (a La Fiesta) por la puerta grande cuando generalmente se tambalea (La Fiesta) en umbral angosto erosionándose.
Costaleros convencidos ante que “capitalistas”: Pablo Berger y Toni Cantó
El director de Blancanieves- , con la humildad de los que apunta a grande dejándose guiar por el matador José Luis Seseña, espléndido trabajo sin luces de neón, siquiera cerillos fugaces, ni homenajes y reconocimientos de taurinos.
El diputado actor con su teoría del libre-comercio, la libertad individual, y la ausencia de los derechos de los animales.

Hasta ahí, ahora la reflexión: ¿qué hicieron los que se supone son los nuestros?

De siempre, dicen aficionados “de reconocido prestigio”, el problema de los toros no es tanto el ataque exterior como la mediocridad y la picaresca interior; para lo cual, más de uno, de esos autoproclamados aficionados, se creen legitimados para ser el combatiente del taurino profesional; héroes, próceres, salvadores de La Fiesta.
Luego, en cuanto rascas, un poco, esos aficionados “de reconocido prestigio”, no aguantan un análisis.
Le pasó a J.M. Albendea, haciendo en El País crítica taurina “en el tipo de la casa” -la de El País, periódico- ; lo llaman libro de estilo. Firmaba como Gonzalo Argote, supongo que en homenaje al gran filólogo, y otras vainas —colaboró en la conquista del Peñón de Vélez de la Gomera-, erudito y algo mecenas del siglo XVI.
Tal debe ser la admiración de Albendea por Argote que ha pretendido ser su sosias, alter ego, en la arenga de ponencia para la defensa de la ILP taurina por parte del PP en el Congreso retrotrayéndose al Siglo de Oro para su puesta en escena. Un túnel del tiempo “molto longo”. Tanto que no le dio tiempo a retornar del pasado en el turno de réplica quedándose en “El Niño de las Monjas” sin prever el triunfo de Blancanieves. Cuenta que Cagancho en Almagro fue José Tomás en Nimes comparado “al torero” del PP en la Carrera de San Jerónimo.
Pero, ¡es uno de los nuestros!
¿Cómo? No.
No, taurino no: ¡“afisionao”!
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