lunes, 27 de mayo de 2013

CERRAR LA PUERTA / Por Antolín Castro


Alberto Aguilar se ha mostrado hoy como lo que es: Un torero

CERRAR LA PUERTA

Antolín Castro
S.I. Esta expresión que utilizo hoy como titular no tiene nada en contra de torero alguno. Precisamente hoy, un torero de verdad, Alberto Aguilar, ha padecido la mala, la malísima reglamentación o costumbre que se tiene en Las Ventas con relación a las salidas a hombros.

Nada tiene que ver que a Alberto la presidencia le concediera la oreja que le solicitaban en el último de la tarde, quizá con menos petición le había dado una en su primero, el problema radicaba en que con ella podría salir en hombros, ese era el problema que ha debido valorar el usía. Y esa es la madre del cordero en Madrid. De no permitirse salir con el 1+1 hubiera sacado el pañuelo sin dudarlo, ha sido la consecuencia automática la que le ha impedido hacerlo.

Y claro, el madrileño tiene el mismo derecho que tantos otros para salir por ella, incluidos algunos llamados figurones del toreo que lo hicieron con el 1+1. Hoy se lo impedido el del palco, y puede que muchos estén de acuerdo con esa negativa, pero fundamentalmente lo que se medía con ello era la consecuente salida a hombros, no la legitimidad de la oreja.

Un asunto que debe tomarse en serio impidiendo que el 1+1 sea suficiente en Madrid para abrir esa puerta grande. Plazas de menor categoría tienen establecido y exigido un premio mayor y ningún torero se rasga las vestiduras por no alcanzarlo. El tema es establecerlo y saberlo. Hoy un gran torero hubiera sabido que cortando una oreja en cada toro no le abría la puerta, pues estaría cerrada, con el criterio de Sevilla, con el de Bilbao y el de otras muchas plazas. Son ganas de fastidiar. Tómese la decisión de cerrar la puerta si el triunfo no es tan clamoroso como en Sevilla, tres orejas, y se acaba con este problema.

La tarde la han marcado las ausencias, la primera la de Fernando Cruz con un parte por indisposición que le ha impedido hacer el paseíllo, la segunda la grave cornada de Chechu, que confirmaba su alternativa en Madrid este domingo. Después, una vez asumidas las ausencias, la tarde la marcó la presencia. Alberto Aguilar se hizo presente desde el primer momento y vino a abrir la puerta que finalmente permaneció cerrada, lo que es un agravio comparativo con otros como ya hemos dicho.

Este pequeño torero, de estatura, es un torerazo y así se ha mostrado de firme y seguro con los tres toros que ha tenido que despachar. Nada fáciles, con complicaciones, que ha sabido en general resolver con profesionalidad y torería. Sin duda, su cotización queda al alza.

La otra presencia ha sido la de El Capea, quien suele pasar sin pena ni gloria por esta plaza y así ha sucedido hoy. Más centrado en el tercero que ha matado, con algún brillo aislado, sobre todo para sus seguidores, -que los había en la plaza- pero muy poco. Con la espada lo ha terminado de arreglar en éste.

Chechu, que confirmó alternativa, estuvo sereno y dispuesto, sin apariencia de nervios. Solvente pero sin brillo, no lo permitía el animal que tenía delante que, además de guadañas en sus pitones, tenía claras intenciones de hacer daño. Y lo hizo en cuanto tuvo ocasión, infiriéndole una grave cornada. Tantos sueños para que llegue el día y cuando llega no te dejan disfrutarlo, te deja en la cama.

En resumen, urge cerrar la puerta para evitar estos berrinches de toreros y público ante un guardián excedido en celo, cuando esa misión no le debe competer si lo dejan perfectamente regulado.
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