lunes, 13 de mayo de 2013

ESCOLARES… DE PÁRVULOS / Por Antolín Castro

Hoy ya se ovacionaron toros en el arrastre. Segundo de la tarde


ESCOLARES… DE PÁRVULOS

Antolín Castro 
España 
S.I. Se lidió este primer domingo de feria la corrida de José Escolar, ganadería de mucho prestigio en Francia y algo menos en España. Y es que, ya se sabe, en Francia se valora lo que aquí se tira por tierra. Seis toros salieron hoy al ruedo venteño y aunque ninguno era una mole como algunos dicen que exige el aficionado, lucieron trapío suficiente sin ser protestados.

El caso es que los que salieron hoy en nada se parecieron a los que salen otras tardes, sin ir más lejos el pasado año en este mismo ruedo. La conclusión es que siendo escolares eran de las clases infantiles, de párvulos. Lucieron todos los atributos de su especie, pero les faltaron las malas ideas y la movilidad pegajosa que los hace tremendamente emocionantes cuando no peligrosos.

Permitieron el tercio de varas, que fue interesante en toda la tarde. Los colocaron de largo para lucirlos y en general salió la cosa muy aceptable teniendo en cuenta lo que vemos, ¡qué digo! lo que no vemos todas las tardes. No crean que es poco, para muchos espectadores es más que lo que pueden ver en una feria completa de provincias. Eso hoy ha estado garantizado sin llegar a la plenitud, pero es que ya les he dicho que apuntaban todo estos escolares, pero eran de párvulos.

Buen tranco en los tercios de banderillas y José Mora y Pascual Mellinas completaron en el cuarto el mejor tercio, siendo ovacionados por ello. En estos dos primeros tercios no ha habido abuso de capotes ni toros que huyen de la pelea que se les plantea. Y es que había toros de lidia en la plaza, así de sencillo.

A la hora del tercio final llegó el problema. Se preguntarán que cuál problema y me explico. El problema es que los escolares de párvulos, sin haber llegado al bachillerato, sacaban todo lo que llevaban dentro pero de vez en cuando pecaban de cierta inocencia, de bondad impropia, y ello resultaba contradictorio.

Tan contradictorio resultó que la terna se perdió también en ese laberinto de intenciones y comportamientos, sin estar mal, ni bien, de forma rotunda. Así cuando se confiaban, como Robleño, que creyó encontrar uno de Domecq envuelto en celofán en su primero y lo empezó a tratar con mimo y temple, aquél desarrolló sentido, propio de su especie, y le empezó a complicar el buen planteamiento inicial. Que si la distancia no es esa, que si el terreno es el otro… que se fue sin encontrarle las teclas que seguro tenía, pero parte de culpa tuvo el párvulo que despistó lo suyo. 

Éste dejó de ser párvulo para ser bachiller, pues justo con la estocada dentro se fue a buscar a su matador, Robleño, en unos segundos casi dramáticos, persiguiendo a quien le había herido de muerte. Hasta el último suspiro quiso ser toro bravo cumpliendo su primera obligación, la de intentar coger a su enfrentador.

Parecido a lo contado con Robleño les pasó a sus compañeros de terna y tarde, Rafaelillo y Aguilar. Nunca vieron una fiera porque no las hubo, tampoco encontraron el que va y viene porque tampoco estuvo y en esa constante desorientación pasó la tarde sin llegar a cuajarse faena de importancia alguna por ninguno de ellos.

No seré yo quien les censure tal despiste en los distintos planteamientos, no seré yo, pero viendo el desarrollo de la tarde se tenía la sensación en los tendidos de que se les iban toros, aunque yo tenga mis dudas. Lo que se les fue la posibilidad de enfrentarse a lo que traían en mente y al cambiar ciertos planteamientos, los párvulos les ganaron la partida. Y es que con los estudiantes, antes de que elijan la materia de su carrera final, se dan estos vaivenes. Hoy mismo, con los escolares que llevaron a Las Ventas.

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