domingo, 26 de mayo de 2013

UN DÍA FAMILIAR / Por Antolín Castro


Pablo triunfó y también tenía familia en el callejón, un hermano

UN DÍA FAMILIAR

Antolín Castro
S.I. No crean que este titular, un día familiar, se refiere a los que aprovechan las corridas de rejones para quedarse en casa y compensar a la familia de tantos días de ausencia. No es esa mi intención, aunque sea algo que sucede en muchísimos casos con los abonados a Las Ventas.

Un día familiar hace alusión a lo sucedido en la plaza en la tarde de hoy. Si lo expuesto anteriormente es cierto, también lo es que es este espectáculo el que reúne a toda la familia en la plaza. Son muchos los casos en los que los padres se hacen acompañar por los hijos, e incluso esos niños van con sus abuelos. Por tanto, las corridas de rejones consiguen reunir a toda la familia en los tendidos, diferente a las corridas de a pie donde esa condición se da en forma muy minoritaria.

Pero tampoco es ese, aun siendo cierto, el motivo del titular. Hoy es que esa situación se daba en el propio cartel, en la terna de caballeros que actuaron en la segunda tarde de rejones en San Isidro. Padre e hijo hicieron juntos el paseíllo y ambos con dos motivos muy solemnes, el padre, Joao Moura, para decir adiós a esta plaza, que le dio todo, tras treinta y siete años, se dice pronto, de haber pisado por primera vez su arena. El hijo, Miguel Moura, a presentarse en la catedral del toreo madrileña.

Emotiva ceremonia de alternativa en presencia de Pablo Hermoso de Mendoza, que ofició de testigo. Dicha ceremonia se produjo tras de hacer el paseíllo los tres caballeros y, curiosidad a despejar, sin que el joven Miguel fuera descubierto. O fueron los nervios o esa práctica para presentarse en las plazas, cosa que dudo, no se realiza en el caso de los rejoneadores. Anotado queda, me llamó la atención, por si alguien puede sacarnos de dudas.

Los nervios del joven Moura le jugaron malas pasadas en el toro de la ceremonia, fallando rejones de castigo y banderillas, pero sus dieciséis años prometen de cara al futuro. En el que cerró plaza estuvo más entonado y dio una vuelta al ruedo, que hubiera podido ser oreja de no haber fallado al primer intento con el definitivo.

Sin embargo, su padre, el veterano a despedirse, debió acusar más ese trámite pues estuvo desacertado y con el rejón de muerte pasó un quinario en el último toro en Las Ventas, que había brindado al público, fallando estrepitosamente. Se Lamentaba el grandísimo rejoneador de despedirse de esa manera de la plaza y la afición que le acogió como suyo desde que debutara a la misma edad que su hijo Miguel lo ha hecho. No será fácil olvidar su trayectoria.

Aparecía en España este año por primera vez Pablo Hermoso y lo ha hecho en plenitud, aunque también ha habido algún fallo al clavar. Mejor actuación en el primero al que no mató hasta el cuarto intento y una intervención menos exitosa en el quinto, pero mejor refrendada con el definitivo rejón de muerte. Le valió la única oreja de la tarde. 

En el callejón estaba el otro Joao Moura jr. La familia en todos los órdenes es muy importante, teniendo hoy presencia arriba en los tendidos y abajo sobre el ruedo y a caballo.
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