martes, 25 de junio de 2013

El brindis de las lágrimas / Por Ricardo Díaz-Manresa



Día emoitivo en Alicante el 22 de junio. Diez años de alternativa de Jose María Manzanares hijo y alternando con el que fue su padrino Enrique Ponce y acompañado de su hermano, el rejoneador Manuel. Y al maestro Ponce se le ocurrió el brindis de las lágrimas. Lloraron el abuelo Pepe Manzanares, el hijo José María y sobre todo e nieto que se quitaba las lágrimas según caían. Una buena "faena" de Ponce curtido en mil batallas

El brindis de las lágrimas


Ricardo Díaz-Manresa

Cada uno tiene su corazoncito y la tarde del 22 en Alicante –diez años de la alternativa de José María Manzanares, hijo- tuvo muchas emociones, que hay que alabar y que es lo que verdaderamente me gusta. Ver lo bueno y ensalzarlo como se merece.

Enrique Ponce, en el cuarto, padrino en su día de Manzanares y que le ha seguido y apoyado desde su infancia y juventud, se le ocurrió un brindis muy sentimental y muy justo : al patriarca, al abuelo, al que empezó esta saga maravillosa, el sabio Pepe, que inculcó el gran toreo en el corazón y en la cabeza de los dos José María Manzanares, la dinastía Dols, que ahora se refuerza con el rejoneador Manuel, el hermano menor.

Brindis a cuatro bandas, dirigido al abuelo y compartido –sobre en la arena, en el ruedo alicantino- con los dos Jose Marías y Manuel. En las nubes celestiales el abuelo, emoción con los ojos borrosos de Manzanares padre y lágrimas en Manzanares hijo, que se las iba quitando según caían. Ponce haciendo justicia hizo llorar a todos los Manzanares con esto, que no fue un brindis sino un acto de amor. A la familia y al toreo y a todo lo que han hecho estas figuras por el espectáculo, que es mucho con sus defectos y virtudes.

¿Qué pensaría cada uno de los cuatro en esos momentos? ¿Podían pensar? ¿Las grandes emociones dejan? ¿Toda la familia junta y en tu tierra no es el cénit? ¿Cómo agradecer el cariño de tus paisanos? ¿Qué sabor tiene ser profeta en tu tierra? Y no uno, no dos, no tres, sino cuatro. Y estar con el abuelo, el creador de todo esto tan bonito y tan importante, que después habló de Cagancho, de Domingo Ortega y de su hijo como los tres grandes ejemplos. En fin, tarde redonda. Familiar y toreramente. Corazón a tope.

Redonda no sólo por eso. Manzanares hijo domina las redes sociales, las relaciones humanas, el contacto con la gente, la ayuda a la juventud, la simpatía con todos, la atención individual a cuantos lo piden. No se cansas de saludar, de hacerse fotos, de dar besos a la gente, de estar al servicio del público que le sigue y lo mantiene en lo alto.

La juventud. Ayuda al Foro de la Juventud de Alicante, como antes ayudó a otros que lo han tenido detrás empujando. Invitaciones a los jóvenes. Clases de toreo en la playa, tan de moda ahora –afortunadamente- por tantos compañeros.
Concretamente el Foro de la Juventud de Alicante ha sido fundado este año. Y supongo que Nacho LLoret, antigüo participante asiduo de nuestra tertulia madrileña de El Cazador de la calle Sagasta, habrá tenido parte importante en su creación.

Pues bien, llegó el sexto y otro brindis con hondura y contenido. A los jóvenes en su andanada. Tantas mujeres como hombres. Lo contentos que se pondrían con el brindis de la gran figura de Alicante. Si me llegan a brindar a mí un toro a esa edad, aunque fuera en grupo, me desmayo.

Manzanares, que reza antes de cada toro, que lleva el apodo del río de Madrid, que reparte capotes, que se preocupa de los novilleros, que sabe de Face Book y de Twitter, pasó un día para el recuerdo con su abuelo, padre y hermano. Y en los tendidos casi el resto de la familia. Todos unidos.

Sólo faltó que Manuel Manzanares, el rejoneador, sacara a hombros a su hermano y así habría salido también por la Puerta Grande. Como Alejandro Esplá cuando se echó a los hombros, arriba, a su padre el día de la despedida de Madrid y de las dos orejas.

Ya ven como no existe la perfección. Siempre falta algo.

Tampoco perfección en los trajes de luces que últimamente se pone el de Alicante, el que se puso ese día, el de los 10 años de alternativa. Me parecen feísimos, pero hay gustos para todo.

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