lunes, 10 de junio de 2013

Pepe Pepe Luis Vázquez, en la eternidad / Por Miguel Molina Castillo




El toreo es un arte efímero, que inmediatamente después de aparecer, desaparece. Pero el arte de Pepe Luis tiene ahora la dimensión de la eternidad



Pepe Pepe Luis Vázquez, en la eternidad

Miguel Molina Castillo
Presidente de "El Castoreño"

CÓRDOBA, 1O/06/2013.-La Tertulia Taurina “El Castoreño” del Real Círculo de la Amistad de Córdoba rinde con estas líneas homenaje a Pepe Luis Vázquez, uno de los más grandes toreros de la historia. Aquellos socios que tuvieron la fortuna de verlo torear, como Rafael Salinas y Luis Rodríguez, nos hablan de un consumado lidiador, cuya teoría era comprender al toro para, a partir de ahí, expresar su arte de modo natural, de modo que parecía que, en lugar de verle torear, se estuviera escuchando un concierto de guitarra del maestro Rodrigo. Ello llevó a Manolete a decir en expresión afortunada que Pepe Luis toreaba “chorreando almíbar”, ampliación del dicho habitual de “torear de dulce” que se usaba en la época para ponderar el buen toreo. La admiración entre los dos diestros fue reciproca, y así, Pepe Luis Vázquez participó en los actos de nuestra Tertulia con motivo del cincuentenario de la muerte de Manolete, pronunciando una conferencia en el salón Liceo del Real Círculo de la Amistad, en la que explicó cómo era la vida taurina de los años cuarenta, cuando ambos diestros colmaron toda una época. También les unió que la ganadería de Miura formara parte de sus respectivas historias, ya que Pepe Luis fue asiduo lidiador de la misma, tanto en las ferias como realizando los tentaderos de la casa, a la que se sentía unido por su amistad fraternal con don Eduardo Miura Fernández. El ejemplo de Pepe Luis Vázquez de anteponer el honor torero a la comodidad, si fuera imitado por los diestros actuales, mejoraría la percepción que hoy se tiene de la Fiesta.

Siempre tuvo Pepe Luis atenciones con nosotros, así como sus hijos José Luis, figura del toreo en su momento, y Manolo, que actuó como novillero. A ambos y al resto de la familia les hacemos llegar nuestro orgullo de poder incluir a su padre entre los toreros que consideramos en la Tertulia como algo nuestro.

El toreo es un arte efímero, que inmediatamente después de aparecer, desaparece. Pero el arte de Pepe Luis tiene ahora la dimensión de la eternidad, porque como dijo su hijo Manolo en un mensaje de móvil dirigido a nuestro secretario, la Virgen ya tenía ganas de verlo torear.

Sede de la Tetulia Taurina "El Castoreño" con el autor del artículo, Miguel Molina, en el centro, flanqueado por Aparicio y Litri, José Mará Montilla, Rafael Soria Lagartijo y Rafael González.

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