"Bajando hoy por la Calle Nueva de Almada, me fijé de repente en la espalda del hombre que bajaba delante de mí. Era la espalda vulgar de un hombre cualquiera."
Fernando Pessoa, Libro del Desasosiego.
Y sí, recordando en su natalicio al inmortal Pessoa, hay que hacer relación, como del cielo al cerdo, y hablar de este muletazo, cuya foto, hecha por un tal EL BOMBA, hace revuelo dentro de la afición contemporánea. Es El Juli en Aranjuez: una faena ante un toro discreto a todas luces, que hizo las delicias de la afición torerista (ya que el animal no importa), rematada además con una estocada defectuosa que produjo derrame al toro, y que fue premiada con las dos orejas del animal, mientras al mismo tiempo en Madrid, unos 21 hombres se jugaban la vida con la importante corrida de Adolfo Martín.
Pero de estas tristezas está tejida la vida. ¿Qué es lo que interpretamos del muletazo los que rechazamos este mantazo barredor, alisador de los granos de arena, o quienes ven en él una cumbre del toreo poderoso? Es evidente que la mano baja, tan baja que incluso arrastra más de la mitad de la muleta por la arena.
¿Es poder, el toreo por abajo, la cumbre en los abismos? ¿Por qué bajar la mano de tal manera, pretendiendo significar algo? Bien, para empezar, y tal como se detalla en el video de este impase, lo que hace El Juli es presentar de manera rastrera la muleta, pero remata por arriba el muletazo, no siendo esto cosa rara en él, ya que en más de una década de alternativa, pocas veces ha rematado un pase por adentro; pero volviendo, en este caso lo que hace es presentar un chiro lleno de arena que al final del muletazo, cuando mande al toro para afuera, levantará a media altura, así que este mito del "toreo por abajo" no puede ser cierto, a menos que el toreo por abajo signifique solo citar, y no dar el muletazo completo bajo un mismo concepto. Esta imagen lo detalla mejor:
Para empezar, lo que demuestra este muletazo de Mario Carrión, es que incluso siendo un torero alto, para torear por abajo no hace falta retorcer o romper la figura de manera antiestética y poco natural, siendo que el toreo persigue la naturalidad. El Juli, igual de alto al reventador amargado, no necesita delinquir con el codilleo o el rompimiento de cintura, como sí lo necesita Perera, pues un torero bajo solo tiene que pegar el muletazo en la mitad del muslo, como de hecho lo muestran las imágenes 2 y 3 de la tirilla arriba expuesta. Así que el alarde de bajar la muleta hasta dejar la mitad del paño en la arena, es solo un engaño, y ganas de mostrar la espalda vulgar de un hombre cualquiera. Lo preocupante del asunto, es que estas disposiciones estéticas de El Juli, de querer posar para EL BOMBA en sepia para la posteridad, y luego dar un muletazo absolutamente distinto al concepto, le puede acarrear a él, y a la historia del toreo, un gran problema de espalda:
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