lunes, 1 de julio de 2013

Empresarios a la carta. Un nuevo modelo con y para el futuro / Pedro Javier Cáceres



"...Dimensión adecuada en fechas propicias. Ciclo corto, pero intenso. Ajustes de costos para abaratar entradas.
Promociones con jóvenes y sectores desfavorecidos..."

Empresarios a la carta. Un nuevo modelo con y para el futuro.

Pedro Javier Cáceres
Alicante marca el paso, Albacete el objetivo, Valencia expectante. Ferias comunicantes.

Como los vasos.

Tras la abundancia inflacionista de los años de bonanza y la ceguera de la afección de la crisis para sostenella y no enmendalla con el vil metal primando en concursos de puertas abiertas por los que cualquier “paracaidista” metido a empresario taurino se hiciera con la gestión de un coso emblemático en el “corredor mediterráneo” para ir descapitalizándolo hasta apuntar a solar improductivo, Alicante (cogiendo su ayuntamiento —propietario del coso— el toro por los cuernos con la expropiación forzosa del inquilino liquidador) ha marcado el suelo, sólido, del que partir para la regeneración de una feria abocada a la nostalgia del pasado por inviable.

Granada, vetada por impagos, había dado un paso de gigante con la fórmula de “empresario a la carta” y la responsabilidad del sector para no hacerse competencia desleal entre los diferentes consorcios de alto nivel invitados: única posibilidad de desbloquear la situación y confeccionar una feria muy atractiva pero asequible al consorcio ganador para saldar una feria que cimiente el futuro.

Si bien, la condición de multipropiedad privada, igual que facilita —sin ataduras legalistas— escoger al empresario o UTE que crea conveniente tiene el hándicap de su legítimo derecho a rentabilizar el inmueble mediante canon para rendir cuentas a los numerosos propietarios. No solo el canon sino también servidumbres en forma de entradas que restan del cargo total en taquilla.

La terna Martínez Erice, Toño Matilla, Cutiño cumplieron objetivos.

Avisó Murcia, con recorte espectacular. Lo consumó en la presentación de la feria en vísperas del “ensayo” alicantino.

Tras la experiencia en Alicante las lanzas murcianas se han vuelto cañas, el empresario ha respirado hondo y se maneja con ilusión la próxima feria, la del cambio obligado por la crisis.

Su empresario, y uno de los mayores accionistas —Ángel Bernal— no está dispuesto a la ruina suya y de la feria en aras de unos aires de grandeza, que tanto daño han hecho en otros sitios —hubo una época en que notables murcianos apostaban por subir la plaza a 1ª categoría administrativa— y que el pan de antaño, ficticio hoy, fuera el hambre del día después.

En esas anda Almería. Con una figura distinta, mixta, respecto de administración: un propietario y una empresa de servicios para la feria de agosto desde tiempos inmemoriales: los hijos de Manolo Chopera, en cuyos dominios hubo un tiempo en que no se puso el sol, hoy es otra historia.

Pero el efecto rebote de Alicante ayudará a marcar un camino de futuro con diferentes modelos de propiedad y gestión en todo el “corredor” y afines.

Son vasos comunicantes.

Alicante como ejemplo de sensatez y cohesión anti crisis: ayuntamiento y empresa “a la carta… de confianza”: conocimiento de la ciudad, su idiosincrasia, vicios y virtudes, costumbres y aficiones; el diagnóstico preciso para saber cómo hacerles ir a los toros.

Ello propicia la consiguiente complicidad para responsabilizarse ambas del éxito o del fracaso: fue éxito.

El lunes, todos en hombros. El gran momento de Perera. La promoción de promesas de la tierra, con y sin caballos, conectada con la efemérides del X aniversario de la alternativa de Manzanares.

Buenas entradas, éxito artístico y ganadero, indulto incluido.

Cierre optimista por resultados y aforo en la de rejones del sábado, fecha descolgada del conglomerado ferial.

Los actos culturales, lúdicos, de reconocimientos y pedagógicos con niños ad hoc.

Campaña, corta pero intensa, adecuada y moderna de reclamo, atracción y publicidad.

La clarividencia de ideas oportunas, no es lo mismo que oportunismo, para sacar partido a la coyuntura de la inauguración del AVE.

El aviso de las paradas en Cuenca, Albacete y Villena fue genuino de la empresa para incentivar a los aficionados de estas localidades.

Canon “0” o testimonial. Pocas servidumbres en entradas de oficio, mantenimientos de cantera, obligatoriedad de actos para vestir muñecos y la Feria de Hogueras como exclusividad en el calendario taurino.

Dimensión adecuada en fechas propicias. Ciclo corto, pero intenso. Ajustes de costos para abaratar entradas.
Promociones con jóvenes y sectores desfavorecidos.

Enhorabuena a Nacho Lloret y Simón Casas. También al edil Andrés Llorens. No es mal cartel.

Si Alicante ha marcado un suelo, “Los Manolos” y “Los Lozano” son el señuelo de un techo posible en Albacete, la “costa interior” del Corredor Mediterráneo taurino.

Su desembarco el año pasado fue lo más relevante en el cambio de modelo, a futuro, que necesita la Fiesta como sector para salir a flote.

Su capacidad para inventarse una feria sin mermas, fue de gran sacrificio, mucho trabajo —todo el año— y renuncias, pero las teclas que tocaron compusieron una melodía que sonó muy bien.

El ayuntamiento — propietario de la plaza— también sabía lo que quería antes de convocar concurso y dentro de la legalidad puso los mimbres para su cesto a medida.

Como este año haría Alicante con Nacho LLoret y Simón Casas, Albacete se concienció que una feria importante debe ser cuidada durante los 365 días del año, y quien mejor que profesionales con empuje que, más que residir —que también—, “vivan” el día a día de la ciudad.

Todo ello con el mestizaje y aval de la seriedad de una empresa tradicional contratada: familia Lozano.

Acaban de presentar una gran feria. Doblan las figuras y hay sitio para locales y emergentes triunfadores de Sevilla y Madrid.

Si bien su obra se verá todavía corregida y aumentada cuando, habiéndose ganado la confianza —ya lo han hecho— del ayuntamiento y ciudadanos no estén sujetes a un pliego, todavía, fuera de las circunstancias sociales y económicas actuales.

Ellos ya han predicado dando trigo, y ahora es el ayuntamiento el que debe dar pasos para el nuevo concurso sobre la base establecida: saber que se quiere y a quien se quiere y a partir de ahí, dentro de la legalidad, obrar en consecuencia.

Si con el corsé del pliego actual han sido capaces de ser referencia, los beneficios para la afición y la Fiesta pueden ser modelo a seguir.

Todo si unas elecciones municipales, un dislate pusilánime de los actuales o las intrigas traicioneras de otros empresarios del sector o puertas abiertas para los citados, más arriba, “paracaidistas” no se cruzan.

Y a la espera Valencia. La “reina madre”. En octubre habrá pliego y me consta que el diputado del ramo Isidro Prieto sabe lo que quiere.

Experiencias agrias pasadas y la evolución de su entorno ese “Corredor Mediterráneo” le ayudan para construir el futuro de la Valencia taurina sobre el realismo de los hechos probados y no las fantasías de “Antoñita” de muchos taurinos nostálgicos valencianos y le pertrechan —cual burladero— de los depredadores del empresariado taurino en su codicia por hacerse con una plaza de 1º (primerísima) a cual precio… y costo.

¿Falta Castellón? Es un caso casi perdido.

Con una Propiedad obsoleta en busca de un punto de encuentro con buitres carroñeros pasando por ser empresarios taurinos la cosa tiene mala cara.

La viabilidad de Castellón pasa, casi únicamente, por Patón. Pero a Patón, que ya cuenta con la deslealtad de los de su gremio —muchos— le bastaría le apoyaran los más interesados en que La Magdalena no desaparezca: toreros y apoderados.

Este año le dejaron al pie de los caballos, por lo cual el margen al optimismo, conociendo el paño, es escaso.

Mañana, si Dios no lo remedia, los toreros se agarraran una oreja y no llegarán a cogerse la otra. Puede ser tarde.

Pero lo dice el refrán. ¿Qué hay más desagradecido que un torero?: dos.

Desagradecidos y brutos.

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