miércoles, 10 de julio de 2013

SAN FERMÍN: MAS MANSOS QUE UN HOMBRE CASADO / Por Domingo Delgado de la Cámara





MAS MANSOS QUE UN HOMBRE CASADO

Domingo Delgado de la Cámara
El derecho a la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, es un Derecho Fundamental reconocido en la Constitución Española vigente. Más concretamente, el derecho a la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, se recoge en el capítulo II: "Derechos y Libertades", sección 1: "De los Derechos Fundamentales y de las Libertades Públicas", articulo 20.1.a: se reconocen y protegen los siguientes derechos: Expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

Así que, amparándome en el Articulo 20.1.a de la Constitución Vigente, afirmo: estoy en contra de la oreja que se concedió ayer a David Mora en Pamplona. Y estoy en contra por tres razones:
1- Porque la petición fue exigua e insuficiente.
2- Porque la estocada era muy defectuosa por trasera y atravesada.
3- Porque la faena de muleta, tuvo muy escasa entidad. El toro no tenía calidad pero si cierta nobleza y la faena se basó en medios muletazos sin mando ninguno.

Todo lo que acabo de afirmar es un comentario estrictamente profesional que ni injuria ni menoscaba la honorabilidad y la dignidad personal de David Mora. Se trata de un comentario que no tiene ningún afán provocador. Simplemente expreso lo que honestamente creo, como lo hago con los otros toreros. Yo no obtengo ningún beneficio lucrativo con mi afición taurina. Pago religiosamente la entrada de la localidad que ocupo. Y como sostenedor económico y consumidor del espectáculo, tengo derecho a que mi opinión sea respetada por aquellos que sí viven del dinero que yo pago en la taquilla. Nada más.

Ya se que en Pamplona es tradicional que presidan los concejales, pero es una costumbre que debe cambiar. El concejal como político que es, está más preocupado de la demagogia y la popularidad, que de la aplicación estricta del reglamento taurino. Por ello la presidencia debería estar ocupada por un aficionado de reconocido prestigio. Las orejas que se otorgan en Pamplona, son demasiado baratas, y eso no beneficia al prestigio de la feria y de la plaza.

El otro toro de David Mora fue el peor de los peores de una mala corrida de Valdefresno. Un toro andarín y de nula embestida que no servía ni para arrimarse. David Mora se lo quitó rápidamente del medio. En este toro, nada que objetar.

Como todos los aficionados saben, la corrida de Valdefresno fue la sustituta de la de Cebada Gago, rechazada por los veterinarios por su escaso trapío. Cuentan que estos valdefresnos son los que no quería Morante para la corrida de Beneficencia. Desde luego eran enormes y había tres imponentes por sus descomunales y astifinas astas. Pero por dentro no tuvieron absolutamente nada de casta ni de bravura. Fueron mas mansos que un hombre casado. La corrida fue una penitencia para el aficionado y de un aburrimiento mortal.

Alberto Aguilar se descompuso a la hora de entrar a matar. Quizás impresionado por tan largos pitones, pinchó mucho y pinchó mal. Y esta circunstancia desdoró una labor estimable con la muleta. Entendió bien a un primer toro muy deslucido. Por la poca fuerza se quedaba corto, y se metía por debajo. Aguilar, perdiendo dos pasos y llevándole lo más largo posible, fue capaz de torearlo con limpieza, cosa nada sencilla. También estuvo digno y aseado con el sosísimo cuarto.

Ya sabemos que Rubén Pinar no es un dechado de clase, pero desde niño conoce muy bien el oficio. Se esforzó siempre en no molestar a los toros de su lote, para que no se vinieran abajo. Hubo facilidad y ligazón en sus trasteos, que si no llegaron más al publico, fue por la condición ovina y descastada de los valdefresnos que le cupieron en suerte. Lo peor de su actuación, esa tendencia tan suya a torear despegado, el bajonazo del sexto, y el mitin que en ese mismo toro dio su cuadrilla. Mañana será otro día... ¡Menos mal!

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