¡Boooote...gracias!
- El Juli y Manzanares, una vez más, en Valencia, han dado la medida de la inoperancia, la absurdez de traerse debajo del brazo a unos toritos a modo para deleite de ellos mismos; y digo de ellos mismos porque nadie más se emocionó con dicho “material”. Se les regalaron orejas por doquier
- En el mano a mano, Morante y Talavante, otro tanto de lo mismo. Orejas de regalo de forma muy concreta la de Morante que, ante los burros de Juan Pedro no halló la medida para nada, eso sí, le regalaron una oreja que muy pronto tiró el diestro
VALENCIA HA MUERTO
Pla Ventura
España
Si existe en el mundo una plaza de primera con todos los argumentos de una plaza de talanqueras, esa es Valencia, que nadie lo dude. Es el feudo natural para las figuras; allí sale el mini toro y, para colmo, se regalan orejas por doquier. Como vemos, aquí, en la Comunidad Valenciana tenemos los dos extremos; está Alicante que ha puesto las cosas en su sitito gracias a un presidente recto y estricto; y tenemos a Valencia que, como sabemos, una oreja cortada en dicha plaza es sinónimo de lo absurdo.
El Juli y Manzanares, una vez más, en Valencia, han dado la medida de la inoperancia, la absurdez de traerse debajo del brazo a unos toritos a modo para deleite de ellos mismos; y digo de ellos mismos porque nadie más se emocionó con dicho “material”. Se les regalaron orejas por doquier y, por ejemplo, El Juli, avergonzado, desistió de salir en hombros aunque cortara dos orejas, una en cada toro. Él sabía, -menos mal- que eran orejas de verbena, sin rigor alguno, de ahí su decencia por no querer salir en hombros. Y los toros que lidiaron, que no lo dude nadie, no hubieran pasado por ningún pueblo de Madrid, no digo la plaza de Las Ventas, digo cualquier pueblo; asunto gravísimo que nadie lo podrá resolver.
Al respecto de Valencia, cuando hasta los vendedores de cervezas estaban indignados por la falta de trapío de los toros, es decir, por lo vergonzante de la situación, algún que otro informador, en la radio pública, discrepaba de la opinión de todo el mundo al respecto de los toros puesto que, para este hombre, las corridas presenciadas en Valencia han sido perfectas; pues eso, que le den las gafas, por no darle otra cosa.
En el mano a mano, Morante y Talavante, otro tanto de lo mismo. Orejas de regalo de forma muy concreta la de Morante que, ante los burros de Juan Pedro no halló la medida para nada, eso sí, le regalaron una oreja que muy pronto tiró el diestro; cómo son las cosas, el pasado año, en Alicante, Morante le entregaba unas gafas al presidente por no concederle una oreja y, en Valencia, se la entregan y la tira. Ellos mismos, los protagonistas, confirman la desdicha de Valencia, su inoperancia y su falta de rigor. ¿Todavía quedan bobos que analizan los motivos por los cuales dicha feria ha muerto? Está clarísimo; no hace falta ser muy inteligente para adivinar los motivos.
Tras la burla y el escarnio taurino de Valencia, uno como aficionado, añora la plaza de toros de Azpeitia en que, por tres días consecutivos, sin las figuras y con el toro, el éxito será rotundo; tres llenos asegurados y, como explico, tampoco hace falta tener dotes de futurólogo para adivinar la cuestión de Azpeitia, sencillamente porque allí se lidia el toro, se le rinde culto al animal más bello del mundo y, para colmo, allí se dan cita unos hombres capaces de jugarse la vida para complacer al aficionado. ¡Cuánto me gustaría llamarme Lázaro Echegaray para disfrutar de dicha feria! Él nos lo contará y lo disfrutaremos todos. ¡Enhorabuena, compañero!
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Me sorprende que tantos cronistas -en itálicas- se sorprendan de lo que pasa en Valencia. De los regalos, de los toros chicos, de los abusos de las figuras -más itálicas-. ¿Acaso el maestro Ponce no es valenciano? Atentamente, El Moro Muza.
ResponderEliminarSi claro, ha Valencia la ha matado Enrique Ponce saliendo 25 veces a hombros por la puerta grande del coso de la calle Játiva. Y además este año el cártel taurino lo dejó fuera de la Feria, quedando exento de cualquier responsabilidad por la vergüenza de corridas presentadas y del engaño al público. Eso le corresponde al empresario Simón Casas, a Toño Matilla apoderado de Manzanares, a Manolo Martínez, apoderado de Talavante, a Antonio Barrera, apoderado de Morante, a Roberto Domínguez, apoderado de El Juli, y los ganaderos de perritoros como Victoriano del Río, Juan pedro Domecq y Domingo Hernández, el de Garcigrande.
ResponderEliminarY no será la última que hagan, hasta que no le echen el cierre a todo esto no van a parar, y se ellos irán ricos podridos a su casa.
De la Autoridad en los corrales y en el palco es mejor no hablar.
Amparo Verdú
Y la tonteria o la locura: se pueden filmar?
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