"...Una gran feria sin duda para los aficionados a los toros, pero no tan maravillosa como nos la pintan. No es oro todo lo que reluce. Una feria con poco público ¿puede ser un éxito?. Artísticamente lo ha sido, pero... Tienen que espabilar..."
¿Qué es realmente Bilbao?
Ricardo Díaz-Manresa
En un día que sigue siendo de tristeza para el toreo por la pérdida del abuelo de Ponce, ese ejemplo de humanidad, docencia, cariño y afición que fue don Leandro, y a la vez de esperanza por la nueva gesta de Talavante, de Madrid a Mérida, que espero positiva, ya veremos, tengo que cerrar mi trilogía sobre Bilbao, la tercera feria de España en un análisis final para ver si la preocupación por la Aste Nagucia, y especialmente por su futuro, es muy preocupante -o no tanto- a la vista de los resultados de público del 2013.
Insisto en que hubo mucho y bueno en todo lo demás. Es necesario insistir en las ferias fundamentales como ésta. Decían los líderes comunistas Marx, Engels, Stalin y Lenin y todos los demás que sólo calan las ideas u opiniones si se repiten mucho. Les fue muy bien siguiendo esta política a rajatabla durante toda su vida, llena de mentiras. Engañaron a millones y millones.
Bilbao es de primera porque ofrece un equilibrio entre torismo y torerismo, tiene los mejores carteles en una feria corta, presenta corridas con trapío de las mejores ganaderías con animales bien proporcionados y poquísimos mastodontes, su plaza es la más cómoda, el público es tolerante, su banda de música suena extraordinaria, los toreros van con la preocupación del toro y con la necesidad de triunfar, el apartado es ejemplar lleno de liturgia y sabor, presenta un ambiente extraordinario con una temperatura generalmente magnífica y con el poder de la Junta Administrativa que es la responsable de la feria, nunca de un empresario taurino que vaya a lo suyo. O sea, ofrecen el mejor producto que es el verdadero toro frente al torero verdadero y todo muy bien organizado y presentado.
¿Entonces? Este año, además, los triunfos se sucedieron. Sólo en los tres primeros festejos se cortaron 8 orejas y pudieron ser más. Después hubo el martes de la nada (Juli y Manzanares salieron a torear juntos), el miércoles de Alcurrucen sin orejas, pero con Ponce y Perera a muy buena altura, y las cuatro que quedaban, todas con trofeos. ¿Qué quieren los bilbaínos para ir tan poco como esta edición de las Generales?. 13 orejas en el año 13.
Y aquí empieza el tío Paco con la rebaja. El producto ofrecido es bueno y, por tanto, ponen precios altos, que los bilbaínos - por la crisis, por falta de afición o de interés- no están dispuestos a pagar. Precios como los de Sevilla, donde el chorreo de huídas empezó hace años. No se pueden poner localidades y abonos caros o muy caros. Dirán que la parte alta, la más barata, era la más vacía o estaba desierta. Y que había abonos asequibles para los jóvenes.
Pero, en general, precios altos…Digo más: si en Madrid pusieran los de Sevilla y Bilbao, ya veríamos si sucedía lo mismo que en La Maestranza o en Vista Alegre.
Pero también sabemos todos que el viernes de feria se fueron 20.000 (mucho más que una Vista Alegre llena) a San Sebastián para ver a su Atletic en Anoeta porque el nuevo San Mamés está sin terminar. O sea, va uno donde realmente tiene interés y dispone de tiempo siempre para lo que quiere y le interesa. No hay más secreto.
Y fuera de la plaza, vaya feria interesante y movida. Comodísima también. Todo está muy cerca, el ambiente tiene el regusto del provincianismo elegante, la gastronomía es buenísima, hay coloquios por doquier a mediodía y por la noche (seguramente la ciudad donde más hay), el que quiere pasarlo bien sólo tiene que darse una vuelta por el Ercilla y verá a toreros, actores, críticos, aficionados conocidos igual que en Carlton y en el Indauchu. Por la calle también. No hay otra como ésta. ¿Qué les falta para animarse? ¿Afición o dinero?
Me recuerda Domingo Delgado de la Cámara, superior aficionado taurino, gran crítico y buen escritor de toros, que en Bilbao sólo se han llenado tradicionalmente dos carteles de relumbrón. Sé que el “ No hay billetes” es dificilísimo porque llevo muchos años viendo Bilbao, primero como aficionado, después como crítico y nuevamente como aficionado y me encanta esa feria y seguirá siendo de mis preferidas.
Afición, afición, nunca ha habido mucha, aunque la que hay es buena y activa con grandes clubes taurinos famosos, sobre todo el Cocherito que mantiene la mecha durante todo el año.
O sea, ni tanta afición y, por tanto, nada de ocupar el primer puesto. Bilbao no es tan maravilloso. No es oro todo lo que reluce.
He escrito que los toreros van a Bilbao con la presión del toro y de pasar el último gran puerto de la temporada, pero no lo hacen con la presión del público, muy comprensivo. Tampoco valora como debe. Digámoslo claramente : no se enteró con Hermoso de Mendoza que les hizo el número quite de las dos pistas o mendocinas, no valoraron para nada a Perera (Ponce y él, para mi gusto, los mejores de la feria), no reaccionaron del todo con Escribano, no se emocionaron –que era de montera en mano- con el quite de Perera nada más salir el toro siguiente al que hirió a Jiménez Fortes con la plaza asustada y, como es más fácil verlo, les encantaron los ya populares David Adalid, Fernando Sánchez y Marcos Galán.
Juan Manuel Delgado, de la Junta Administrativa ha declarado que hubo 400 abonos menos especialmente de empresas,, pero casi igualada con la petición de particulares con lo que “el resultado será como el del 2012” (?). Son 400 localidades de los que iban invitados y no han vuelto. Los directivos de la Junta, con Javier Aresti al frente, están contentos (?). El mismo Aresti declara que ha sido un éxito. ¿Un éxito sin público es un triunfo?
Delgado de la Cámara me da otros dos datos claves : “En dos años han subido las entradas de sombra al mismo precio que las de Sevilla y además en esta feria la gente guapa de Guecho y Las Arenas –la que impone tendencias- ha decidido quedarse en la playa. Y se ha notado mucho”. Y es que, efectivamente, hizo varios días de verdadero calor.
Coincido en que no hay tanta afición y, por si fuera poco, la repercusión del antitaurinismo de Bildu se extiende entre los jóvenes. Y la pregunta clave me la hace un gran aficionado mexicano José Luis Baruqui: ”Y si se bajan los precios de las entradas, ¿asistiría más público?”.
Pues es cosa de probarlo. Y, mientras, que nos dejen Madrid, que es la primera a distancia de las demás, defectos aparte, respetando por supuesto a los que les guste otra clase de corrida y de ambiente.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario