Una tarde con tres nombres:
"Adolfo", "Valdellán" y Escribano
- El de Gerena cortó dos orejas de un toro de la ganadería de Valdellán
"...Y menos mal que tuvimos la suerte de encontrarnos con la frescura del toreo del sevillano Manuel Escribano, que arrancó con fuerza las dos orejas del quinto.."
Manuel Illana
Domingo, 01 de septiembre de 2013 / Diario Palentino
Interesante, en principio, el mano a mano ganadero, algo no muy habitual en los últimos tiempos. Tres santacolomas con el hierro de Valdellán y tres albaserradas con el de Adolfo Martín. Ante la expectación ganadera, el público no respondió de la forma que cabía esperar si es que de aficionados tenemos que hablar ya que la plaza registró media entrada.
Otro día más eran cerca de las nueve de la noche cuando abandonábamos la plaza. Y si lo sucedido en el ruedo hubiera tenido calidad e intensidad se puede hasta perdonar la largura del festejo. Pero si se presenta una tarde como la de ayer, llega un momento en el que te dan ganas de abrir la puerta y marcharte con la música a otra parte. Muchos lo hicieron.
Y menos mal que tuvimos la suerte de encontrarnos con la frescura del toreo del sevillano Manuel Escribano, que arrancó con fuerza las dos orejas del quinto. Porque hasta ese toro hubo que esperar para poder saborear una más que importante faena. Reza el refrán que no hay quinto malo y ayer se cumplió en el coso de Campos Góticos. Un Escribano, y con él vamos a empezar, que dio la talla y apuntó ese buen momento que atraviesa desde aquella tarde de los Miura en la feria de Sevilla. Su toreo tiene verdad, es sincero y conecta con rapidez. Su tranquilidad delante de la cara de los toros, su hacer con capote, banderillas, muleta y espada están consiguiendo que su presencia sea de nota en casi todas las ferias. El público lo entendió a la primera de cambio y se entregó también con verdad. La misma con la que pasaportó a ese Valdellán. Las dos orejas y la puerta grande más que merecidas. Escribano hay para rato. En su primero quiso, insistió pero el toro no se lo permitió.
La tarde tuvo muchas más cosas y no tan buenas ni agradables como esa faena al quinto. Una tarde esperada con relativa expectación por aquello del mano a mano ganadero. El quinto toro, el del triunfo, fue del hierro leonés. El más bonito, mejor hecho y rematado fue el sexto de Adolfo Martín.
Mal comenzó el festejo con una muy decepcionante actuación de Rafaelillo que no quiso ver a su difícil primero sin poderlo arreglar en el cuarto. Y una tarde mala, no hay otra definición, la del palentino Carlos Doyague. Tuvo que ver cómo su primero era devuelto después de escuchar los tres avisos y probar la sonoridad de los pitos que le dedicó el paisanaje y cómo se dividieron las opiniones cuando brindó al respetable la muerte del sexto. Era su primera tarde de luces esta temporada y ante dos hierros de los conocidos como duros. Las broncas suenan mal y saben peor, mucho más si quien te las dedica son tus paisanos. Así son las cosas y así hay que contarlas.
Ganado.
‘Valdellán’ Vs ‘Adolfo Martín’: La corrida, que era esperada con expectación por aquello del mano a mano ganadero, no resultó tan atractiva como en un principio se esperaba. Bien presentados, correctos en su comportamiento, buenos de hechuras, pero la cosa quedó en el solitario triunfo de Escribano ante uno de Valdellán.
Matadores
Rafaelillo. De tabaco y oro. Pitos a la muerte de su primero, después de nueve intentos de entrar a matar y dos descabellos. Dos avisos. En el cuarto de la tarde, estocada haciendo guardia atravesada y entera. Pitos.
Manuel Escribano. De nazareno y oro. En el segundo, brindado al público, silencio después de pinchazo y media estocada. Dos orejas del segundo, brindado a Porfi Fisac, después de estocada en su sitio.
Carlos Doyague. Bronca en su primero en el que escuchó los tres avisos. División de opiniones en el sexto -brindado al público- al que remató de una estocada y dos descabellos. Escuchó un aviso.
Manuel Escribano, ayer en Palencia esperando hacer el paseíllo
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