"...Pero los balbuceos de la temporada 2013 habían venido acompañados de la toma en consideración parlamentaria de la ILP que algunos meses después ha conseguido el blindaje político del toreo. Dolió la abstención de la bancada socialista, que sólo se consiguió arrancar gracias a la pataleta de los alcaldes castellanos, andaluces y manchegos..."
Intrahistoria de un año complicado (I)
Por Álvaro R. del Moral
Repaso de un año complicado. El año comenzó con la confirmación de los recortes. En el caso particular de Sevilla se supo que los Pagés habían decidido suprimir cinco corridas de toros del abono abrileño a las que se unirían después un buen puñado de novilladas y las corridas del 15 de agosto y el 12 de octubre, que se reinventaba como festival benéfico. Y la verdad sea dicha. No quedaba otra. Pero hubo cal y arena. Pronto trascendió la intención de Manzanares de encerrarse con seis toros en lo que, a priori, parecía el eje de una Feria de Abril a la que -despejando balones interesados- se iba a apuntar El Juli asumiendo el reto de estoquear la corrida de Miura. Aún no se podría preveer que ambos empeños, por razones muy distintas, se convertirían en un caramelo envenenado. Pero la campaña comenzaba también sin que muchas plazas abrieran sus puertas, con los estragos de la nueva fiscalidad -del 8 al 21% en el caso de las novilladas- y la definitiva ausencia de las cámaras de Canal Plus en la plaza de la Maestranza, principal escollo en la frustrada contratación del Juli en el año 2012.
Las primera ferias toman forma.
El caso es que Perera -otro damnificado del enredo catódico- también estuvo anunciado en una Feria de Abril que consagró un nuevo modelo más allá de su nueva extensión. El propio Ramón Valencia -cogerente de la empresa Pagés- se encargaría de regalar un buen puñado de titulares a los medios de comunicación reconociendo que en la lujosa tarde del Domingo de Resurrección habían palmado 96.000 euros del ala. Valencia también señalaba sin tapujos que la ausencia de las cámaras, el recorte de festejos y el remate de las combinaciones no había logrado levantar el abono, que ya anotaba varios años en caída libre. Estaba naciendo un nuevo cliente a cuidar: el espectador ocasional que ya no necesita abonarse para escoger esas tres o cuatro tardes redondas que sí aseguran los llenos de los tendidos.
Noticias buenas, malas y regulares.
Pero los balbuceos de la temporada 2013 habían venido acompañados de la toma en consideración parlamentaria de la ILP que algunos meses después ha conseguido el blindaje político del toreo. Dolió la abstención de la bancada socialista, que sólo se consiguió arrancar gracias a la pataleta de los alcaldes castellanos, andaluces y manchegos. La primera orden había sido votar en contra. Hubo otras comidillas de distinto sabor. La más dulce fue la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes al imprescindible rejoneador, ganadero y escritor Ángel Peralta. En el mismo envío se concedía el I Premio de Tauromaquia a uno de los toreros más importantes de la historia: el gran Paco Ojeda. Mientras tanto, arreciaba el rumor cíclico de la huelga de cuadrillas que -una vez más- quedó en agua de borrajas. En esas andábamos -las Fallas habían dejado escasos recuerdos y habían certificado que el público sólo se retrata con tres nombres- cuando algunos planes se chafaron junto al pie de José Tomás. El Divino quedó en barbecho el Miércoles Santo aunque algunas semanas antes había facturado a Salvador Boix, el apoderado de su última reencarnación. El abrupto estreno de su hermano Andrés Román como nuevo representante sirvió para airear algunos comunicados que no sentaron bien a nadie y hacer pública la cifra -870.000 euros- que costaba la frustrada vuelta del Divino al ruedo de Aguascalientes. No pudo ser en México, pero tampo en Valencia o Málaga, una plaza en la que -de alguna manera- sirvió de catalizador para que Cutiño recogiera los platos rotos dejados por los hermanos Chopera. El maltrecho pie de Tomás lo dejó fuera del tablero. El juego iba a estar, definitivamente, repartido entre Morante, El Juli y un Manzanares convertido en diana de los ataques a sus apoderados: los hermanos Matilla. (Continuará)
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