miércoles, 30 de octubre de 2013

Las rarísimas cifras de la temporada por Ricardo Díaz-Manresa



Temporada hacia abajo, con crisis económica, muchos menos festejos, mucho menos público, cifras muy pobres en matadores, novilleros y rejoneadores, gran actividad de los antitaurinos y silencio sepulcral de los taurinos ante la situación.
Las rarísimas cifras de la temporada

Ricardo Díaz-Manresa
En temporada tan rara como ésta, es lógico que sus cifras sean rarísimas. Y la primera rareza es que, por mucho que haya que admirar a Padilla por su gran ejemplo de superación, no es lógico verlo el primero de la lista con 66 tardes toreadas, más que ninguno y, doblemente extraño, porque ha sido la segunda temporada de su nueva vida, pasada por tanto ya la novedad o el morbo del público de verlo para creerlo. Y tampoco es que toree mejor que antes, sólo que más cómodo porque pasó de las ganaderías del infierno a las de los ángeles. Incluso le oí en una de las primeras que toreó tras el percance, en la Fallas de Valencia, que le daba lástima el toro que no tenía fuerza. Pronto iba a decir eso en su etapa anterior.

Tampoco es lógico que Fandiño esté arriba del todo delante de los toreros de más calidad, solera y cartel. Fandiño sigue luchando por ser figura. Y no lo es ni se puede asegurar que lo vaya a ser. Su gran puesto será por cuestión de honorarios porque fuerza taquillera, atractivo para las masas, no tiene.

Los Perera, Juli, Talavante, Ponce, Manzanares y Morante, a los que había que reunir de 3 en 3 en 2013 para intentar los tres cuartos, han quedado en los puestos 4, 7, 10, 13, 14 y 15 y con un número de corridas poco espectacular. Perera, 22 menos que Padilla. El Juli 41 en total, Talavante 39, Ponce 35, Manzanares 34 y Morante 33. El de la Puebla del Río tuvo una cornada en mes clave y El Juli y Ponce, la excusa o la verdad, de que querían torear menos. Entonces, al ser vistos con mucha menos frecuencia, tendrían que haber atraído más, pero ni por esas. Ninguna fuerza taquillera. Ninguno.

Seguimos con las novedades de la temporada. Cifras normalistas para Escribano, que dejó de torear en septiembre por la cornada cuando tenía bastantes contratos, y Joselito Adame, que prácticamente sólo toreó en septiembre aunque aportando poco a las esperanzas depositadas en su figura. Los dos, 24 tardes por coleta.

Me callo algunos de los nombres, muchos, que se han hundido para no perjudicarles, pero realmente no han podido ejercer la profesión en temporada tan reducida y me da pena que otros toreros, posiblemente emergentes, se hayan quedado sentados tanto tiempo.

Lo verdaderamente tremendo es que de los 173 matadores de toros que actuaron en la 2013, nada menos que 117 lo hicieron cinco veces como máximo y ahí están nombres sonoros en anteriores ciclos. Casi la cuarta parte del escalafón, 46 matadores, se tuvo que conformar con una sola tarde y otros 24 con 2. Y no sigo para no deprimir al lector.

Y las cifras de novilleros están cerca del terror. Fueron 140 los aspirantes a la fama y sólo 14 hicieron 14 paseíllos o más. De 1, 2, 3 ó 4 muchísimos. Y Garrido, el líder del escalafón, se tuvo que conformar con 26 y los dos que le siguieron –Román y Maravillas, con 24. Esto es lo más parecido a una ruina.

Tampoco las cifras de rejoneadores son para saltar. El primero Diego Ventura, con 46, seguido de Hermoso, 35, y Armendáriz, 33. Hubo 90 profesionales a caballo pero no insisto en las cifras para no llorar. Porque más de la mitad prácticamente no existió. Ver, frotarse los ojos y creérselo.

Vamos para atrás como los cangrejos. Se multiplican los antitaurinos. Nadie hace nada para remediar esta cuesta abajo. Nos aplican las peores fórmulas. Si la falta de gente es en los estadios de fútbol, la culpa es de la crisis. Si en las plazas de toros, es que la afición está disminuyendo.

Por todos lados nos dan palos y hay pocas luces de esperanza. Quitando las plazas de Madrid, Pamplona y Albacete, que han mantenido su público, díganme las demás, aunque alguna habrá por ahí perdida.

La crisis económica seguirá el próximo año, no hay ni una novedad que pueda mover las taquillas (con una de verdad se paliaría mucho el problema) y las figuras, más vistas que el TBO, no quieren aceptar la realidad después de muchas temporadas sin aportar cosas nuevas.

El público sólo va a los espectáculos muy atractivos con nombres muy sonados y no repetidos hasta el cansancio. Y encima muchas veces las corridas son light sin verdaderos toros ni verdaderos toreros. ¿Nos podemos extrañar, por tanto, de cifras tan rarísimas?

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