miércoles, 2 de octubre de 2013

Siesta nacional / Por Ignacio Ruiz Quintano


El carné de Pepín Cabrales

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Esos poetas sin lectores que son los nacionalistas catalanes han convocado a una “siesta por la independencia” el día 12 de octubre, aniversario de la llegada de Colón a América, a la isla “Guanahani” o San Salvador, en1492.

–Al sofá, sense desplaçaments, o al llit (pack pijama més orinal estelats).

Del águila y el nopal de la independencia mexicana al pijama y el orinal (“estelats”, como los huevos de Lucio) de la independencia catalana.

¿Cómo hemos llegado a esto?

Pues… degenerando, que diría Belmonte.

Estos nacionalistas no quieren verse mezclados en el descubrimiento de América, riesgo que ciertamente no corren, y para patalear contra España recurren a la costumbre más española, la siesta, única aspiración, hoy, de todos los egoístas de España.

Poetas sin lectores… y sin lecturas, que no han caído en la cuenta de que "siesta" es la palabra antinacionalista por antonomasia, pues todo el tabarrón del nacionalismo arranca del “despertar” nacional (“Deutschland, erwache!”): Cataluña estaba ahí, pero dormida, víctima de un adormecimiento alentado por sus enemigos, cosa que sólo la sabe don Ignasi Buqueras y Bach, que ha consagrado su elocuente vida a dejarnos sin siesta.

Ya veo al Junqueras, que siempre pone cara de recién levantado, despertarse de la siesta independentista como se despertaba Barrilaro, el de El Puerto, de su siesta taurina (“rápido, camarero, que empieza la corrida, póngame un bol doble de café con leche, una rebaná con aceite, dos curasanes abiertos con mantequilla…”), y diciéndole a Mariano, el de Pontevedra, lo que Barrilaro a Pepín Cabrales:

–Mira, Mariano, siempre que me despierto, yo desayuno.

Al final, cuando los forasteros que nos visitan vean la barba de estos tíos con incrustaciones de pan con tomate, ceniza de puro y baba de siesta comprenderán que España sea el único país del mundo donde el único “minijob” productivo es tirar piedras contra el propio tejado.
***

4 comentarios:

  1. Recién levantados de echar la “siesta” pensaban Moncloa que estarían los de Bloomberg cuando intentaron presionar a la agencia norteamericana para que eliminarse la parte de la entrevista en la que Rajoy respondía a las preguntas sobre corrupción política. Según hemos podido saber “al finalizar la entrevista pidieron que se eliminara esa parte”.

    Moncloa y la empresa informativa no llegaron a un acuerdo previo sobre la temática de la entrevista y el equipo de Rajoy sabía que el asunto de la corrupción que salpica al partido que preside coparía parte del encuentro informativo. Pero fue tras acabar cuando el gabinete de Rajoy solicitó al medio de comunicación que no emitiera esa parte de las respuestas.

    Bloomberg hizo caso omiso a la petición de Moncloa al considerar que no había nada incorrecto en la entrevista y que por el contrario, tenía valor informativo.

    El intercambio más tenso llegó cuando la periodista Sara Eisen preguntó a Rajoy por la destrucción de pruebas en la sede del Partido Popular. Así reaccionó el presidente a las preguntas de Boomberg TV.

    Pregunta.- ¿Dimitiría usted si se demuestra que en alguna de las tres campañas se financiaron de un modo ilegal?

    Respuesta.- Hay cosas que no se pueden demostrar y por tanto no tiene sentido decir qué es lo que se puede o se debe hacer si se demostraran. Simplemente no se pueden demostrar. No hubo financiación ilegal.

    Pregunta.- Y se ha sabido también que se destruyeron algunas de las pruebas que pidió el juez, ¿Despediría usted a los responsables?

    Respuesta.- Desconozco que se llevara a cabo destrucción de pruebas.

    Pregunta.- Se ha sabido que algunas de las pruebas que solicitó el juez no estaban en un ordenador portátil.

    Respuesta.- Lo desconozco absolutamente. No sé si estaban, si estuvieron, si alguien las quitó. Lo único que sé es que el juez lo ha remitido a otro juzgado y que espero que ese juzgado tome la decisión ajustada a derecho. Pero no puedo hablar de ese asunto porque lo desconozco.

    Y a todo esto la cara de Mariano Rajoy era de una incomodidad total, de auténtico calvario.

    Es curioso como todos hablan parecido lenguaje, desconozco, no recuerdo, no me consta…

    Enrique Castillo

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  2. La Fiscalía Anticorrupción avisa de que el caso Bárcenas puede quedar en nada. El fiscal defiende la “ausencia de unos delictivos indiciariamente acreditados que sustenten la continuación de la instrucción”, según un escrito remitido al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz. El ministerio Público considera que, por el momento, los hechos por los que se investiga la presunta contabilidad B del Partido Popular no constituyen ilícitos penales.

    A falta de que Hacienda remita un informe al juez Ruz en el que indique si el PP cometió un delito fiscal al pagar sobresueldos, el fiscal Anticorrupción Antonio Romeral defiende que no hay indicios de delito y señala que el proceso genera un “interés político y social” que provoca unas “diligencias de conveniencia” con un “interés extraprocesal”. Dicho de otro modo: El fiscal reconoce que el caso Bárcenas ha generado muchas “expectativas” pero podría cerrarse sin condenas.

    Son los argumentos esgrimidos por el fiscal en el escrito en el que se opone a que Mariano Rajoy declare como testigo sobre la presunta financiación ilegal en el partido que preside.

    Las acusaciones personales en el caso Bárcenas han reaccionado contra las posiciones de la Fiscalía. El letrado del Observatori DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales), Gonzalo Boyé, advierte de que “es sorprendente que una fase incipiente del procedimiento el defensor de la legalidad ya esté adelantando las órdenes recibidas”.

    Las acusaciones personadas en el caso Bárcenas temen desde hace tiempo que el magistrado archive la investigación de los papeles de Bárcenas sin que haya juicio antes de fin de año. Los letrados consultados consideran que la instrucción debe seguir adelante porque la “veracidad” de los documentos aportados por el extesorero del PP en sede judicial demuestra que “hay indicios de delito”.

    “No todos los delitos imputados en la causa están en el Código Penal sino en la Ley Electoral. El fiscal debería saber eso”, explica Boyé. “El ministerio fiscal parece reflejar sus deseos en lugar de una opinión jurídica”, añade.

    También Miguel Bernard, de Manos Limpias, considera que “el fiscal aprovecha para echar una mano al PP” y critica que el ministerio Público actúe de acuerdo a “consideraciones políticas”. No obstante, Bernard sostiene que existe una “disparidad” entre el juez y el fiscal y recuerda que, al no ser “vinculantes” las opiniones de Romeral, el juez Ruz “no tiene por qué seguir su criterio”.

    Con decisiones como esta, la dirección del PP comienza a respirar con más tranquilidad. Las peticiones de imputación de algunos dirigentes, como Dolores de Cospedal, por un delito de destrucción de pruebas con el borrado de dos ordenadores de Bárcenas. Todo apunta a que los daños se van a limitar a los paseíllos de agosto por la Audiencia Nacional de Cospedal, Cascos y Arenas, algo ya amortizado.

    Esta lotería sin comprar que ha sido premiada al PP es lo mismo que si a un estudiante lo aprueban sin haberse sometido al examen. De ahí que no es de extrañar que surjan comentarios como estos:

    “Desengañémonos, mientras el PP esté en el poder y las instituciones en sus manos, no será posible condenar a ninguno de sus protegidos por muy grava que sea el delito cometido”.

    “Esto ya lo sabíamos. Fue el gobierno de Aznar quien aumentó hasta un máximo de 120.000 euros el dinero que se puede defraudar sin que sea delito. Además está prescrito. Yo me lo guiso, yo me lo como”.

    “Puede no haber delito fiscal. Pero eso no quiere decir que puede haber delito por soborno con dinero negro que no llega a Hacienda. Se coge opaco y se distribuye en presuntos sobres negros y se manda presuntamente a los paraísos fiscales sin que se entere ni Dios.

    “España, país donde la desvergüenza ya no tiene límites”.

    Saludos

    Carlos Guirado

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  3. Anoche en la cadena de la Conferencia Episcopal 13 TV, un tal Alfonso Merlos ponía una pregunta para que opinaran los espectadores ¿Quieren que el PSOE gobierne o prefieren que gobierne el PP?.

    Casi desde el primer día de la etapa socialista 2004.2011, se puso de moda decir, en cualquier lugar y de cualquier manera, que José Luis Rodríguez Zapatero
    era el peor presidente de la historia de la democracia.
    Zapatero no sólo era el peor gobernante de la democracia, sino probablemente el peor desde Fernando VII.

    El latiguillo de que Zapatero ha sido el peor presidente lo invocó la derecha política y mediática durante años. José María Aznar ya lo dijo en 2007. Y después de él muchos otros. Cristobal Montoro, con la autoridad y el prestigio que le da su talla intelectual, también lo afirmó. Hasta el cursi y relamido Francisco Camps lo repitió, añadiendo que además de ser el peor, Zapatero era mala persona.

    No sólo fue el PP. En la misma línea, Felip Puig, el secretario general adjunto de Convergencia de la época, aseguró que Zapatero es el peor “por su ignorancia e irresponsabilidad”.

    El Mundo, siempre tan interesado en encontrar el fundamento científico de la noticia, encargó una encuesta en la que salía que el peor presidente de la historia era (redoble de tambores)… José Luis Rodríguez Zapatero.

    Muchos utilizaron el resultado de dicha encuesta para elevar el tono de sus insultos y ataques. Curiosamente, ahora que los datos del CIS muestran que Mariano Rajoy obtiene puntuaciones más bajas que las de Zapatero, que la valoración del Gobierno se ha hundido, llegando a valores muy inferiores a los peores registrados por el Gobierno socialista anterior, todos aquellos aguerridos comentaristas y tertulianos de la derecha callan y pasan por alto los datos. Verán que el descrédito de Rajoy y su Gobierno no tiene precedentes en nuestra democracia.

    A continuación les indicare las razones de ese descrédito.

    Enrique Castillo

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  4. Las razones de ese descrédito son cuatro y merecen mencionarse todas ellas sumariamente:

    En primer lugar, la falta de resultados. El PP se presentó ante la opinión pública como el partido que conseguiría sacar al país de la crisis. Decía que todo era un problema de confianza, que Zapatero era la causa de nuestros males.
    De momento, la situación económica no ha mejorado. Después de casi dos años el paro supera el 26%, la deuda pública crece a un ritmo vertiginoso, la banca ha sufrido un rescate y siguen cerrándose empresas porque el crédito no llega.

    En segundo lugar, las políticas erradas. Mientras el PP utiliza dinero público para salvar a bancos en apuros, aumenta la dosis de la austeridad en las políticas de gasto. Los recortes están teniendo consecuencias trágicas (por ejemplo, en cuestión de atención y ayudas a dependientes), ponen en peligro nuestro precario Estado del bienestar. El Gobierno hizo mal la reforma financiera, que llevó a la crisis de Bankia, poniendo la prima de riesgo (que, como dijo con tanto tino Soraya Sáenz de Santamaría, "se llama José Luis Rodríguez Zapatero”) en niveles insostenibles, por encima de los 600 puntos, que amenazaban no sólo a España, sino a toda la eurozona. Por otro lado, este Gobierno ha incumplido sus más importantes promesas electorales, sobre todo las fiscales. Dijo que nunca subiría los impuestos y los ha subido más que ningún otro Gobierno. Y por si lo anterior no fuera suficiente, ha reintroducido sin complejos el sectarismo y la manipulación de la televisión y la radio públicas.

    En tercer lugar, un partido corrompido hasta los tuétanos, unos ministros incapaces. ¿Se acuerdan de las mofas sobre “las ministras florero” de Zapatero? ¿Las alusiones sarcásticas a un Ejecutivo sin preparación? La verdad es que se echa de menos parecidas ingeniosidades con los actuales ministros y ministras. La cantidad de bromas que podrían hacer todos esos periodistas reaccionarios sobre la ministra de Sanidad, Ana Mato, esa gran profesional experta en sanidad; o sobre los parlamentos incoherentes del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y sus groseras mentiras sobre la amnistía fiscal de Luis Bárcenas; o sobre las invocaciones a la Virgen del Rocío de Fátima Báñez para echar una manita con el paro. Por no mencionar al inefable ministro de Educación, José Ignacio Wert, el primer tertuliano que llega a ministro en España, con los resultados por todos conocidos.

    En cuarto lugar, la corrupción sistémica en el Partido Popular. Qué mala suerte que justo cuando el PP recupera el Gobierno de España tras siete largos años de penitencia opositora por haber mentido descaradamente a raíz del peor atentado terrorista de toda nuestra historia, explote el escándalo Bárcenas. Resulta que el Partido Popular lleva más de dos décadas financiándose ilegalmente, recibiendo donaciones de grandes empresarios y constructores que violan la Ley de financiación de los partidos. Gracias a la contabilidad en B, se han podido repartir sobresueldos a los principales dirigentes, entre ellos al actual Presidente del Gobierno. El partido que era incompatible con la corrupción está podrido por dentro.

    Hemos llegado a un punto en que el Gobierno de Mariano Rajoy es un motivo de vergüenza para la sociedad española. Está hundiendo nuestra reputación internacional. No puede gobernar un país el presidente de un partido corrompido hasta los tuétanos, y menos en una situación de crisis. Si me dejara llevar por los impulsos de nuestra derecha, acabaría concluyendo este artículo con la afirmación lapidaria de que este es el peor Gobierno de la historia. Pero sería una exageración. Tan sólo es uno de los peores, desde luego mucho peor que el del señor con nombre de prima de riesgo.

    Saludos

    Enrique Castillo

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