viernes, 22 de noviembre de 2013

Del retorno puntual de Espartaco y las cifras del año / Por Álvaro R. del Moral



“No descarto volver a vestirme de luces en alguna tarde muy puntual que me toque el corazón”. 

Del retorno puntual de Espartaco y las cifras del año

Por Álvaro R. del Moral 
Espartaco: ¿un padrino de lujo? “No descarto volver a vestirme de luces en alguna tarde muy puntual que me toque el corazón”. La frase es de una de las figuras más importantes del último cuarto del siglo XX. Espartaco, que no es otro, podría estar deshojando la margarita para enfundarse el uniforme del cuerpo en una corrida de toros con un matiz muy especial. Se trataría de darle la alternativa a su joven paisano Javier Jiménez, que se despidió como novillero en una triunfal encerrona en solitario celebrada en su pueblo hace justo un mes. Jiménez ya había acreditado la necesaria solvencia para saltar de escalafón superando la difícil reválida de tres plazas de primera como Valencia, Sevilla y Madrid. Lejos de arredrarse, el aspirante a matador ha sabido rentabilizar una temporada, la de 2013, que su entorno había previsto como pasarela para una alternativa que se ha hecho esperar un poco más; pero lo ha hecho para bien. El evento, que sería catalizado por un acreditado experto en acontecimientos, llegaría en las primeras ferias de la campaña; Pirineos arriba o Pirineos abajo. Este Observatorio detectará pronto más noticias y aquí estaremos para contárselas.

Este batiscafo continúa operativo. Dicho lo cual, podemos seguir oteando el horizonte del planeta de los toros encaramados a esta querida atalaya y fieles al compromiso adquirido por el decano de prensa de Sevilla en la lejana temporada de 1899. Pero hay que remontar los túneles del tiempo para poner nuestra vista en la temporada que está por venir. Será la primera que cuente con el blindaje político y jurídico prestado por esa ley nacida gracias al impulso de la famosa iniciativa legislativa popular y a pesar de la sorprendente tibieza de muchos. El texto fue publicado la semana pasada -por fin- en el Boletín Oficial del Estado y ya va a misa. Pero hay que ir al turrón. Más allá de la declaración de intenciones del articulado habrá que estar muy pendientes de la redacción y el desarrollo del cantado Plan Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia que materializará la ley. Conviene descender a la tierra y -sin perderse en Arcadias inalcanzables- abordar los verdaderos problemas organizativos de este mundillo invertebrado que mantiene intacta su vocación suicida. Y una de las principales premisas -Gómez Angulo tiene razón- es el recorte de los gastos, no sólo en las agonizantes plazas de tercera, sino en esos grandes escenarios que también están acusando la revocación de un escenario económico que se marchó para no volver nunca jamás.

Cifras y letras para un año incierto. La clasificación de la comisión nacional de seguimiento del convenio taurino arroja datos muy jugosos: sólo cuatro matadores afrontarán la temporada 2014 en el llamado Grupo Especial, que supone haber actuado un mínimo de 43 tardes en el año anterior. Han alcanzado esos números Juan José Padilla, David Fandila El Fandi, Iván Fandiño y Miguel Ángel Perera. Hablando en plata: dos toreros mal llamados mediáticos, una figura consolidada -la única- y un proyecto de tal que concluyó el año sin culminar algunos de sus desafíos. O lo que es lo mismo: ni son todos los que están ni están todos los que son, quedando fuera los tres tenores que han detentado mayor tirón taquillero. Pero hay más cifras, recogidas por Mundotoro días atrás. En el año que pronto se irá se han celebrado 901 espectáculos taurinos en el suelo patrio, 111 menos que el año anterior y muchos, muchísimos menos que los 1877 que se registraron hace un lustro. Si hablamos de novilladas, hay que llamar a las plañideras. El primer año que se habló de crisis, el de 2008, se celebraron 521 novilladas con picadores frente a las 214 que se han organizado en la temporada que se fue. Una última cosa: en Francia no sólo se han mantenido; han conseguido elevar sus cifras ligeramente. Virgencita, Virgencita…

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