viernes, 1 de noviembre de 2013

La sangre derramada / Por Juan Mora


"...Cuando pase el tiempo y les pregunten por sus vidas, todos los que cayeron antes, ahora y despues, independientemente de su suerte, dirán, por y para ello, "Una y mil veces emprendería el viaje a la tierra del destino... Para ser torero o incluso para intentarlo"..."

REFLEXIÓN DE JUAN MORA
La sangre derramada

Hay cosas en los distintos campos de la vida que se ven de aquella manera, como cada uno las interpreta; en el toreo los triunfos suelen traer divergencia en los gustos, sin embargo en las cogidas se converge y parece como si fuera posible la causa comun.

Ahora cuando la temporada taurina da sus pinceladas finales, cuando uno se relaja de tensiones, conviene recordar, para que no caiga en un saco cargado de olvidos, que el año -además de éxitos-, en toreros heridos ha sido tremendo, desgarrador; ya se sabe que el toro, ese hermoso animal que tanta gloria da a toreros ganaderos y aficionados, también lleva en su destino la posibilidad de tropezar con el generoso (frágil) cuerpo del torero; se suele decir que pocas cosas pasan; puede ser, ¡es!; en esto tiene mucho que ver ¡el Médico!, ese "Ángel" siempre presto a aliviar el dolor de sus semejantes; ver que se te escapa la vida y que con sus actos pueden devolvértela; es conmovedor; nosotros los tenemos cerca, tan bien formados, especilizados en encontrar esos caminos sinuosos que tantas veces toman las astas del toro en sus trayectorias.

Los últimos en caer gravemente, Juan Luis Sillis de forma brutal en la transoceánica Pachuca; el siempre aguerrido y honesto Joselillo en Zaragoza, y Luis Francisco Abanades, un chaval anónimo, que debutaba en su Leganés natal, y que tan resueltamente se ofreció a porta gayola en su primer novillo para éste "tropezarse" con el chico y le destrozase la cara; se encuentra en la UCI de un hospital de Madrid desde hace 4 días, con la mandíbula fracturada por cinco sitios, entubado, sedado y a la espera de que baje la inflamación para que puedan intervenirle.

Cosas que pasan; deseo que en ese punto neurálgico donde convergemos puntuales ante este tipo de cosas, pidamos por la recuperación de todos.

Cuando pase el tiempo y les pregunten por sus vidas, todos los que cayeron antes, ahora y despues, independientemente de su suerte, dirán, por y para ello, "Una y mil veces emprendería el viaje a la tierra del destino... Para ser torero o incluso para intentarlo".

Juan Mora
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