Latacunga: Ambientazo con Padilla y JUli / Por Manolo Espinosa “El Ciclón”

Plaza de toros de San Isidro Labrador de Latacunga

CARISMA DE LOS DIESTROS Y DOS REGALOS ENCENDIERON EL AMBIENTE

Por: Manolo Espinosa “El Ciclón” / Fotografías la Loma

Latacunga-Ecuador, 29/11/2013.-Comencemos diciendo que esta tarde en la Plaza de Toros “San Isidro Labrador” de Latacunga, no hubo en donde poner un pie. Abarrotada totalmente lucía el pequeño escenario en donde por tres años seguidos ha subido el listón de los festejos, al punto de que lo que aquí se organiza, no son espectáculos para gente de casa, sino que por su importancia impactan y atraen a otros públicos, de aquellos que están lejanos geográficamente, pero muy cercanos al murmullo de la fiesta.

Un viernes de labores normales, pero un viernes de fiesta en que se lidiaron cuatro toros de los hierros de Huagrahuasi y Triana, serios y bien presentados, pero con poco fuelle. Dos salieron alegres y boyantes y los otros dos, al paso, aunque luego de enterarse comenzaron a embestir combativos, pero los cuatro se apagaron pronto, dejando a un público apenas tibio pese a la voluntad que le echaron los toreros y a los pasajes artísticos, aunque pocos pero enjundiosos que fueron ejecutados por los comparecientes.

Un público emotivo recibió a los diestros y luego del paseíllo con una salva de aplausos hicieron salir al tercio para saludarlos. Juan José Padilla se entendió con el primero de la tarde, alegre de salida al que el jerezano recibió por verónicas vistosas rematando con una media, que engolosinó al respetable. Colocó los palos espectacularmente, y fue con la muleta que entonó pasajes que calaron hondo, pero falló con la espada y tuvo que saludar desde el tercio. En el segundo de su lote también se lucio con la capa. Se permitió con la muleta realizar tandas que gustaron, sin llegar a enloquecer. Se fue tras la espada consiguiendo un pinchazo hondo que no hizo efecto, y se tardó en despacharlo que le sonó un recado. Saludo desde el tercio. Juan José Padilla no caló como se esperaba, quedando al pendiente algo por reivindicar.

Julián López “El Juli”, con gran voluntad enfrentó a su primer antagonista que mostraba movilidad, ejecutando buenas verónicas muy lentas y rematadas con un recorte, luego un quite por chicuelinas que gustó al soberano. Ya con la franela, se dobló toreramente utilizando bien los engaños y empleándose con hondura. Buenas tandas con la derecha, pocas pero enjundiosas que arrancaron los olés emocionados. Con la izquierda algo similar poniéndole sal y pimienta a su quehacer. Falló con la espada sin embargo el público lo premió con fuertes palmas. En su segundo cuarto de la tarde, comenzó bien entonado y entregado, con la capa tres verónicas y una media lenta. En el último tercio insistió mucho para conseguir pasajes de buen corte y a cada paso esculpiendo lo mejor del torero a dos manos. Pinchazo y descabello. Aplausos.

Todo había pasado tan rápido que el público no alcanzó a asimilar lo que había ocurrido en el ruedo y sin moverse de sus aposentadurías gritaba … ¡ otro toro! …..¡otro toro! . Ante lo que Padilla y el “El Juli” parlamentaron un momento y de común acuerdo pidieron permiso para regalar un toro cada uno. Esto inflamó el espíritu de los asistentes que festejaron con aplausos la decisión y gentileza de los toreros que se sentían en deuda con quienes les habían recibido con cariño. Y es aquí, cuando todo parecía que terminaba menos que tibio, los diestros atizaron la pira hasta incendiar la plaza con una cascada de emociones, haciéndose la luz y acallando cualquier malestar. 

En el quinto toro de Triana se fue por largas cambiadas, verónicas vibrantes y un recorte, poniendo al público de pie. Tomó los palos nuevamente echando combustible a la hoguera. Con la muleta hizo de todo, comenzó de hinojos hasta llegar a los medios, luego con ambas manos hasta vedar el aire que se hacía imposible respirarlo por la celeridad de los corazones. Se fue por derecho y aunque en mal sitio tumbó al toro, cortando una oreja que la paseó entre el lío que se había formado. Y vino “El Juli” con el sexto de la tarde y emprendió el ascenso a la cumbre. Las emociones subieron con esas verónicas pletóricas de belleza y tan lentas que permitían cantar la estrofa de un romance. Con la muleta estuvo de fino escultor, encandilando a un respetable que caía seducido por las filigranas de su toreo a dos manos. Muleta baja, con la bamba recostada en la arena y halando despacio al buen toro que obedecía al mandato de un maestro consagrado como es el madrileño que nuevamente dejaba los secretos de su toreo en esta plaza. Un estoconazo fulminante que no le dio tiempo a pensar al toro que rodó a los pies del maestro. Recibió una oreja y la otra, bien ganada, fue regateada por una autoridad que no tasó la faena ni la estocada. Gran ovación para el diestro quien desdeño la oreja recibida por una injusta decisión.

Los toreros salieron entre aplausos, en medio de sus admiradores que los escoltaron por el patio de cuadrillas, dejando atrás recuerdos imborrables de un mano a mano de dos leones que se juntaron por la iniciativa de la empresa Triana que conseguía un nuevo e importante triunfo.