domingo, 17 de noviembre de 2013

OLIVA SOTO: El arte hecho pureza / Entrevista de Pla Ventura

Oliva Soto pendiente de su recuperación y la temporada que viene


OLIVA SOTO: El arte hecho pureza

Entrevista de Pla Ventura / Opinión y toros
Es la gran esperanza que Sevilla tiene puesta en el toreo. Se llama Alfonso Oliva Soto, es un artista consumado y aspira a lo más alto en el toreo. Para su desdicha, en esta temporada, una lesión sufrida en Francia le ha puesto a prueba puesto que, la misma, le ha hecho madurar como hombre. Lección durísima la que ha tenido que aprender el artista camero. Todo un calvario el que este hombre ha superado con callada resignación y, eso sí, con la ilusión y la esperanza de que la fortuna, a modo de suerte, se alíe con su persona.

Sus actuaciones han sido contadas, pero cantadas a su vez; su capote, como dicen los que han tenido la suerte de ver sus actuaciones, es mecido por los ángeles, definición hermosa que le otorga el privilegio de ser, como explico, todo un artista en el toreo. Alguien dijo que, Oliva Soto, es el “Morante” de los pobres y, por todo lo que el chico me ha confesado, muy pronto aspira a ser, justamente eso, el rival directo del diestro de La Puebla del Río.

-Cinco años ya, Alfonso, de eterna lucha y todavía no vemos los frutos. ¿Qué está sucediendo en tu carrera cuando todos afirman que eres un verdadero artista?

El hombre y sus circunstancias, dijo una vez Ortega y Gasset y, creo que es muy cierto. Esta temporada en la que yo me veía muy preparado, esperanzado para lograr el éxito, ya viste, me vino la lesión de la rodilla y prácticamente me dejó sin posibilidad alguna puesto que, para mayor desdicha, tras la lesión, sin apenas darle importancia, quise torear y fue peor el remedio que la enfermedad.

-Es cierto porque, por lo que ha sido la misma y con tres intervenciones en la rodilla, era algo muy serio lo que estabas sufriendo. ¿Por qué tres intervenciones, amigo?

Porque el cuerpo humano a veces nos da estas complicaciones. No siempre salen las cosas como uno quisiera y deja que te diga que me han tratado maravillosamente los médicos que me intervinieron, las enfermeras, todo el personal sanitario de la clínica Fremad. He sentido, pese a las complicaciones que se dieron en mi rodilla, la dicha inmensa de saberme atendido como si fuera un rey.

-El mundo de los toros, Alfonso, en demasiadas ocasiones suele ser muy injusto. Te lo digo porque en tu caso, siendo de Sevilla y casi qué te diría que un consentido de dicha afición, el primer dislate de esta temporada es que te quedaras fuera de los carteles maestrantes. ¿Se puede entender eso?

Hubo recortes de festejos en la feria, razón por la que me quedé fuera de los carteles, algo lógico si se me apura; si se quitaron varios festejos, era normal que nos quedásemos fuera los que todavía no tenemos fuerza. 

-O sea que, por lo que me cuentas, tú ves normal que un artista como tú lo eres, con un bagaje de quince paseíllos en La Maestranza, le dejen fuera de los carteles. A mí eso me pareció una crueldad por parte de la empresa. ¿De verdad que no tienes nada que objetar?

No pudo ser por las razones que hemos comentado y no vale de nada buscar más culpables. Si me apuras, igual soy yo el culpable porque si fuera figura del toreo, seguro que me hubieran incluido.

-¿Has tenido, o tienes, la sensación de ser un torero esperado?

Seguro que sí. Y lo digo con rotundidad. No soy el clásico diestro que aspira a cortar un aluvión de orejas que, por otra parte, hacen falta, son el refrendo a lo que uno ha hecho en el ruedo, pero me llena mucho más, como decíamos, el hecho de saberme que soy un torero esperado por los aficionados.

-O sea que, un artista cargado de misterio que solemos decir.

Esa es la idea. Que nada haya preconcebido puesto que es ahí donde nace el misterio. Luego, en el ruedo, las cosas saldrán de la forma que tengan que salir porque si la actitud del diestro es importante, la del toro no se queda atrás; y si el binomio, toro y torero, se funde como Dios manda, es ahí donde nace el arte.

Le gusta más el empaque y el toreo 'güeno'

-¿Qué se necesita para ser figura del toreo?

Ante todo, nacer artista. Y no está bien que yo lo diga, pero según todos ustedes soy un torero válido, algo que me llena por completo. Luego, claro, hay que aprovechar todas las oportunidades que se presenten, tener una entrega sin límites y, tardará más o menos, a cada cual le llega su momento en su hora determinada, por ello, pese a todo, no he desfallecido, ni lo haré jamás.

-Son cinco años ya de entrega absoluta como matador de toros y, como hemos podido saber y ver, el mundo del toro todavía no te ha resarcido por todo lo que tú le has entregado. ¿Te has marcado un plazo para seguir o abandonar?

No, de ninguna manera. Aquí solo abandonan los que están convencidos de que no valen; los que tenemos la convicción de valer, ahí estamos dispuestos para sortear todos los obstáculos que, como antes decíamos, podrá tardar más o menos, pero al que vale le llega su hora.

-Cuántas ilusiones, Alfonso, aquel 5 de mayo en que toreaste en Madrid. ¿Qué conclusión sacaste de dicho festejo?

Muy buenas, muy positivas. Creo que dejé una gran estela con mi toreo, la gente quedó con ganas de verme de nuevo y eso reconforta a cualquiera. Creo que estuve muy por encima de las condiciones de mis enemigos y, me marché muy contento. Prensa y aficionados hablaron todos muy bien de mí.

-Todos, menos la empresa que no te contrató para la feria de San Isidro. Otra zancadilla tremenda en la carrera de un torero artista. ¿Verdad?

Nadie puede nadar contra corriente y, como antes decíamos, las circunstancias son las que son. En aquel momento ya estaban cerrados los carteles de la feria, por tanto, era imposible entrar. Pero me queda la dicha de que, mi apoderado, José María Almodóvar, para el año entrante, ya tiene una buena tarjeta de visita en lo que fue mi tarde madrileña para pedirle a la empresa que me incluya en la feria del año venidero.

-De casta le viene al galgo porque, intuyo, Alfonso, que el hecho de tener parientes toreros te incitó para la profesión, ¿verdad?

Si. Admiraba yo mucho a mi tío, Ramón Soto Vargas, el banderillero que murió corneado por un toro, además de otros parientes que, entre todos me hizo vivir muy de cerca el mundo de los toros y, claro, me aficioné, me ilusioné por esta maravillosa profesión y, aquí estamos hablando de toros.

-Has toreado siete festejos. Si no recuerdo mal cinco corridas de toros y dos festivales, eso sí, con el bagaje de haber toreado en Madrid y Zaragoza, dos plazas muy importantes. ¿Hubieras toreado más sin haber sufrido el percance?

Quizás que sí. La crisis ha hecho estragos en todos los órdenes pero, posiblemente hubiera logrado entrar en otros festejos.

-Me gustó mucho, Alfonso, que para tu alternativa en Sevilla, en aquella ocasión, la empresa reparara, como padrino de doctorado, en Curro Díaz, otro gran artista de la torería. ¿Cómo recuerdas aquella tarde?

Era la tarde más trascendental de mi vida y la recuerdo con enorme cariño. Pese a los nervios, estuve muy bien, me ovacionaron, di una sentida vuelta al ruedo y, como dato anecdótico, tuve como espectador de excepción a su Majestad El Rey de España.

-Llevas más de tres meses batallando con tu cuerpo contra la lesión que hemos comentado. Hace pocos días te dieron el alta hospitalaria pero, sospecho que todavía te queda calvario ahí en tu casa.

Sí. La rehabilitación es dura y complicada, pero para eso estamos, para sobreponernos a todas las circunstancias y, si Dios quiere, para el año que viene estaré perfecto, dispuesto para afrontar otro año, lleno de ilusiones porque yo no desfallezco nunca, los envites de la próxima temporada.

-Te queda, todo un invierno para entrenar, para recapacitar, para pensar, para todo aquello que tenga que ver con el cuerpo y, a su vez, con tu espíritu. ¿Qué pasa por la mente de un torero cuando entrena a diario sin apenas vestirse de luces?

Ante todo, uno entrena porque está convencido de que le llegará la oportunidad y cuando ésta se presenta, por nada del mundo puede pillarte desprevenido; el cuerpo tiene que estar acorde con la mente y, la única manera es entrenando.

-Muchas gracias, Alfonso. Recupérate que, los aficionados no podemos quedar huérfanos de un artista como tú. Dios quiera que al año que viene se cumplan todas tus ilusiones. Junto a tu bendito ser nos encontramos ante un torero artista, incomprendido desde distintos frentes, pero con la absoluta certeza de que en el año venidero, su arte nos pondrá a todos de acuerdo. Que Dios te bendiga. 

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