martes, 3 de diciembre de 2013

¿Incultos y bárbaros? / Por: Jorge Arturo Díaz Reyes


Fotograma de la película Toro Salvaje

"...Una cosa debería entenderse; la corrida no esta hecha para el dolor, la tortura ni la irracionalidad. Al contrario, eso se rechaza en ellas. Ningún aficionado asiste por crueldad. La tauromaquia es un arte, y la corrida un rito de sacrificio en el que la violencia implícita es nada más que una metáfora litúrgica de la fatal existencia, de la vida y de la muerte..."

 ¿Incultos y bárbaros?

Por: Jorge Arturo Díaz Reyes
“La fiesta de los toros es inculta y bárbara”, claman los antitaurinos. Por su parte, García Lorca, opinaba: "La de los toros es la fiesta más culta". Al aficionado medio, el asunto no le desvela; los toros son los toros, y ya. Al turista no hispano, le intriga esa curiosa costumbre, y asiste, las más de las veces como parte del tour. O como en Pamplona, comprometiéndose

Creo que aficionados y turistas hacen bien, que tiene razón el poeta, y que no la tienen, por lo menos en este aspecto, los “cultos” enemigos de las corridas.

¿Por qué? Pues porque a la definición de cultura, "conjunto de modos y costumbres producto de la elaboración histórico-social" se ciñe cabalmente este rito, producto de una elaboración histórica y social milenaria, que no solo hace parte del modo hispánico, sino que lo identifica y lo distingue de los otros. ¿Más culta para donde?

Ahora, respecto a si es bárbara. Eso depende del punto de vista. Para los romanos, creadores del término, bárbaro significaba: extranjero inculto o de cultura inferior. En el castellano, significa también: brutal, cruel y fiero. O sea que los antitaurinos, tan dados al epíteto, y al incendio de plazas, lo aplican para significar: "costumbre fiera y cruel de un pueblo extraño e inculto". ¿Lo es?

Digamos que la cosa es de apreciación. Para los extranjeros, la cultura hispánica, podría resultar extraña. Pero también al revés. En ese sentido la calificación de barbarie podría ser mutua. En cuanto a que la propia cultura es culta y las otras no, o son inferiores, no es nada más que una tontería chovinista.

Ya, que si son brutales y crueles las corridas, o lo son más que las guerras, los deportes, la pesca, la caza, la culinaria o los mataderos de todas las ciudades del mundo. Habría que discutirlo.

Una cosa debería entenderse; la corrida no esta hecha para el dolor, la tortura ni la irracionalidad. Al contrario, eso se rechaza en ellas. Ningún aficionado asiste por crueldad. La tauromaquia es un arte, y la corrida un rito de sacrificio en el que la violencia implícita es nada más que una metáfora litúrgica de la fatal existencia, de la vida y de la muerte.

“Hacemos a un toro en veinte minutos de lidia lo mismo que la vida hace con nosotros” le dijo Juan Belmonte a Chávez Nogales y este lo escribió.

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