jueves, 9 de enero de 2014

El diestro José Luis Moreno abandona los ruedos / Por Antonio Lorca

El toreo en una faena en córdioba el 28 de mayo de 2000. / DIEGO GARCÍA

El diestro José Luis Moreno abandona los ruedos

  • El cordobés hubiera cumplido 18 años de profesión en unos pocos meses
Antonio Lorca / El País
El torero cordobés José Luis Moreno ha anunciado que abandona la profesión unos meses antes de que cumpliera 18 años como matador de alternativa. La noticia ha hizo pública mediante un mensaje en las redes sociales, pero en un comunicado posterior señalaba que ‘después de un periodo de intensa y meditada reflexión, quiero compartir con vosotros mi firme decisión de dejar de torear en público de forma profesional’. ‘En estos momentos, -añadía-, mi ilusión se ha mermado, y por respeto a todo lo que me han dado los toros y a mi propia trayectoria he decido apartarme de mi actividad como torero’.

José Luis Moreno nació en el pueblo cordobés de Dos Torres el 28 de noviembre de 1974;
debutó con picadores en la temporada de 1993 y destacó como novillero en la plaza de las Ventas, donde se anunció siete tardes.

Tomó la alternativa en la feria de Córdoba el 30 de mayo de 1996, de manos de Enrique Ponce, y la confirmó dos años más tarde. Sus inicios en el escalafón superior fueron prometedores, y llegó a torear cuarenta corridas en la temporada de 1999. Destacó siempre como un torero valiente, entregado y técnico, al que no acompañó la regularidad. Quedó encasillado en las corridas duras, no tuvo la suerte necesaria en tardes de responsabilidad y el paso del tiempo fue haciendo mella en el número cada vez más menguante de sus comparecencias y en su propio ánimo. De hecho, en la temporada pasada solo se vistió de luces el 31 de mayo en la feria de Córdoba y cortó dos orejas al segundo toro de su lote.

En el momento del adiós, el torero afirma que siempre entendió el toreo ‘desde la más pura de las vocaciones y a ello me he dedicado en cuerpo y alma durante los últimos 20 años, con entrega y pasión, pero ahora mismo desde mi más profundo interior no siento la fuerza necesaria para desarrollar todo lo que se merece el público’.

‘Me siento torero, -prosigue-, mi sentimiento es y será torero por siempre; por eso tomo esta decisión cargada de valentía y de amor hacia mi profesión. Gracias al toreo soy quien soy, y mi vida es plena vinculada a esta forma de arte tan arraigada a nuestra cultura’.

1 comentario:

  1. José Luis Moreno, además de cuanto se dice en el artículo, que es cierto, tuvo la suficiente calidad como para dejar un puñado de faenas de las que se recuerdan. Le vi actuar desde que toreaba sin picadores y siempre dejó esa impronta de toreo bueno. De novillero dejó una etapa de entrega frenética coincidiendo con la enfermedad de un familiar muy cercano. Tras la alternativa retomó la senda de la calidad sin dejar de arrimarse. Prueba de ello es que incluso en las corridas de Miura que toreó dejó detalles de los que no suelen abundar en esos festejos. Alcanzó en su momento gran cartel en Madrid, toreaba con clase las corridas duras y tuvo siempre poca suerte en las televisadas, además de percances en los momentos claves. El más clamoroso fue cuando, estando en racha, toreó un mano a mano con una gran figura del toreo, El Juli, en corrida televisada desde Pozoblanco. El primero de la tarde mandó a José Luis a la enfermería sin apenas tocarlo. Era el toro esaborío del encierro, porque a partir de ese momento, empezaron todos a embestir y el compañero de cartel consiguió casi una docena de trofeos. La cara y la cruz de la fiesta, Pero la verdadera cruz para José Luis fue la espada. En demasiadas tardes se le escapó el triunfo por esa causa, y sin trofeos es difícil administrar un torero. Tampoco dio con el apoderado, la verdad. Pero se va José Luis dejando los recuerdos de sus triunfos de puerta grande en Las Ventas, de sus éxitos con Victorinos - incluso como único espada -, de su cartel en Francia y de una faena a un toro de Torrestrella que, para no variar, se estropeó a la hora de matar. Gozando de buena fama personal, de buena preparación cultural y teniendo tiempo por delante, abordará la vida con el orgullo y el honor de haber sido para muchos aficionados un torero de los que se recuerdan. Suerte en adelante.

    El Hombre Tranquilo

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