jueves, 9 de enero de 2014

No a los grupos de presión / Por Paco Mora



"...Jamás un intento de unión entre empresarios o toreros ha devenido en beneficio de la Fiesta. ¿Cuándo se han agrupado las empresas taurinas para garantizar el trapío, la integridad del toro de lidia y el abaratamiento de las entradas?..."

No a los grupos de presión

Por Paco Mora

Jamás un intento de unión entre empresarios o toreros ha devenido en beneficio de la Fiesta. ¿Cuándo se han agrupado las empresas taurinas para garantizar el trapío, la integridad del toro de lidia y el abaratamiento de las entradas? Que se sepa, nunca. Lo mismo ha ocurrido con los amagos de unión de los toreros de postín. ¿En alguna ocasión se han agrupado para imponer el toro más bravo, encastado y con mayor trapío, así como para exigir que, aprovechando su tirón en taquilla –los que lo tengan que se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos-, que las empresas coloquen en sus carteles a los toreros de la parte baja del escalafón? Si lo hubieran hecho se sabría.

Está claro que si los empresarios se unieran, la consecuencia sería que las plazas que fueran negocio, funcionarían bajo la misma filosofía de impedir que los toreros taquilleros se llevaran el manso y a la larga hasta es posible que bajara el tono del toro y siguieran subiendo los precios de las entradas. Y si los G.X tuvieran éxito significaría un toro más cómodo y más dinero para ellos, en detrimento de la Fiesta que quedaría reducida a una pantomima. Ni sería bueno para el toreo que un grupo de empresas se erigieran en tándem exclusivo de contratación, ni que un puñado de toreros se hicieran los amos del espectáculo. 

Los empresarios solo es lícito que se unan para reducir costes y abaratar las entradas, y si acaso para impedir que los G.X les hagan las cuentas. El toreo en su esencia –toro y torero frente a frente en el ruedo- es un arte, pero una vez abiertas las taquillas es un espectáculo y un negocio. Los toreros, como artistas que son, tienen derecho a fijar sus condiciones económicas de contratación y a exigir toros con garantía de bravura, casta y trapío, pero no a mandar en los medios de comunicación ni en la organización del espectáculo. Y que no vengan con la pamema de que cinco o seis matadores, de los que torean todo lo que les viene en gana, si se unen lo hacen en beneficio de los demás toreros, del espectáculo y de los espectadores. Sencillamente, porque hasta ahora todas las intentonas marchaban en otra dirección, que era aumento de caché y menos toro.

La lucha del artista es personal e intransferible. Cada pintor tiene su valoración, como la tiene cada músico, cada actor y cada artista de la disciplina que sea. La sindicación no nació para los artistas consagrados. Basta con que sean independientes y honestos en el ejercicio de su obra.

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