domingo, 2 de febrero de 2014

AJALVIR: David Luguillano, triunfo de puerta grande... / Por Marco Hierro


Personalísima media de David Luguillano - MARCO A. HIERRO

La personalidad de Luguillano se impone al frío
Morenito emborrona con el descabello una faena maciza

Por MARCO A. HIERRO
Ajalvir (Madrid) - 01 de febrero del 2014Arrancó la temporada de festejos mayores con la primera de las dos corridas de toros previstas en Ajalvir, donde Roberto Armendáriz, David Luguillano y Morenito de Aranda se enfrentaban a un encierro de José Luis Pereda.

Protestón y renuente resultó el colorao primero, que a penas ayudó en las monturas de un animoso Armendáriz, que notó, además, el piso duro y resbaladizo. El navarro basó el trasteo en las cortas ante el toro de mármol, al que le costaba un mundo desplazar sus casi seis años. Lo mató con decoro y en silencio.

Un esfuerzo entre el frío hizo con el segundo, que no mantenía los viajes, pero sí hacía por embestir en los quiebras en corto, dejándolo llegar mucho a la grupa y saliendo con calurosas piruetas en la cara que llegaron al helado tendido para cortar una oreja.

Apenas un inicio y una tanda le duraron al apretado segundo los pies con que salió al ruedo. Torería tuvo el preludio muletero de un Luguillano que sólo tuvo un par de muletazos largos y sentidos que llevarse a la boca después. Se negó el de Pereda a colaborar y el fallo con la espada precedió a la ovación.

La personalísima media con que abrochó Luguillano el brillante saludo al quinto fue el prólogo a una obra con el sello del pucelano, que disfrutó cada trincherazo, cada remate, ante un toro de fijeza y buen final. Sacrificó David la largura en favor de la inspiración y elaboró el toreo de mano diestra con cadencia y sabor para despenarlo recibiendo y pasear las dos orejas.

Evidenció el tercero al tendido menos peligro del que en realidad le otorgaban sus parones continuos, su desgastada forma de cambiar viajes a medio muletazo y su molesta falta de ritmo para estar delante. Labor de oficio la de Morenito, perdiendo pasos para avivar el viaje y dejando trapo para encelar con el choque en un trasteo más que digno emborronó con el acero.

Tuvo sabor y cadencia el saludo al cierraplaza, rematado con doble media. Tremendo fue el inicio de doblones culminado por el cambio de mano. Más irregular fue el de Pereda al natural, pero terminó empacándose el burgalés y degustando la clase humillada que le regalaba el toro con una última tanda zurda de bella fábrica, dando un tiempo entre muletazos con inteligencia y dando largo el final. Marró con el descabello, dejando en simple una faena de doble premio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros de Ajalvir (Madrid), Feria de San Blas, primera de abono. 
Toros de José Luis Pereda, desiguales de hechuras y serios. Reservón y renuente el grandón primero; noble y desrazado el segundo; sin ritmo ni raza el informal tercero; de noble condición y escaso recorrido el cuarto; de clase y humillación el buen quinto; humillador y con calidad el sexto.

El rejoneador Roberto Armendáriz: silencio y oreja.
David Luguillano (negro y oro): ovación y dos orejas.
Morenito de Aranda (grana y oro): silencio y oreja tras aviso.

Más de media entrada en los tendidos.



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