viernes, 14 de febrero de 2014

Pero... ¿qué hace Abella en Las Ventas? / Por José Ramón Márquez

Acto de la Peña Los Areneros en el Aula "Antonio Bienvenida" de Las Ventas
Abella, al fondo, despachando atendidos en pleno acto cultural


José Ramón Márquez
No pasaba caminando por la explanada de Las Ventas desde el día 31 de diciembre, que pasé por allí camino del mercado de Ventas, a ver si encontraba un besugo que echar al horno. Verdaderamente es hermoso estar cerca de la Plaza, ver cómo se vigila el gasto público, cómo se mantiene en el mástil esa bandera negra que tiene puesta el deliciosoAbella, a quien tot el mon conoce como Abeya, para no andar gastando dineros en banderas y más banderas, con lo que cuestan.


La cosa de ir por allí fue por visitar junto a un amigo, que está haciendo reformas en casa, el almacén de materiales de construcción que hay en los soportales de la Plaza, que nos habían dicho que funcionaba la cosa de perlas y a buen precio. Nos habían dicho que han montado ese negocio para obtener fondos con los que programar las actividades abeyanas en las salas, claro ejemplo de gestión encaminada al éxito. En cierto modo esto que hay en Las Ventas recuerda aquel famoso sucedido madrileño, cuando después de acabar las obras de construcción del paso subterráneo de la Plaza de la República Argentina, permaneció en la superfice, en el centro de la plaza, durante años, un taller de ferralla desde donde se aprovisionaba a otras obras, donde descargaban los proveedores, y en el que se realizaban trabajos sin relación alguna con la obra del subterráneo, que llevaba ya tiempo acabada. Se puso fin a aquella usurpación del espacio público municipal a manos de un auténtico emprendedor español, el día que un preboste pasó por allí con el auto oficial y viendo la actividad que se desarrollaba en el centro de la plaza inquirió sobre el fin de aquellos trabajos y, tirando, tirando se sacó que aquella industria del metal no tenía ni licencia de actividad ni autorización para usar en beneficio propio el centro de la plaza; simplemente había ocurrido que los que habían trabajado en la obra del paso a nivel se quedaron allí sin que nadie les dijese que se fueran. Luego ya se colocaron los delfines, pero eso es más conocido.

Por desgracia encontramos cerrado el Leroy Merlin de Abeya, que igual era ya tarde, pero se pudo ver lo bien organizado que lo tiene, con la maquinaria, el dúmper y el arado subsolador; y la arena apilada o colocada en sacos en un pallet, con los ladrillos primorosamente dispuestos, las tejas árabes también en su pallet con sus flejes, siguiendo escrupulosamente lo regulado en cuanto a la seguridad laboral, los materiales más frágiles en lugar aparte separados del resto por vallas de obra revestidas de tela verde; en otro sitio, la escalera que, previsiblemente, se adquirió para engrasar los goznes de la cubierta que se quiso poner en la Plaza -una rueda pinchada es nota que choca comparándola con la abeyana pulcritud del conjunto-, y más allá unos cables tapados cuidadosamente con unas bolsas negras de basura, en cumplimiento de la legislación laboral, y una barra de bar de las que se ponen en las calles de Chueca en las celebraciones del día del orgullo gay, todo lo cual forma un tierno conjunto en el que se ve que con imaginación se puede buscar otro tipo de gestión para que la Plaza cubra sus necesidades sin necesidad de echar mano del presupuesto, sólo poniendo un poco de buena voluntad y otro poco de ese impagable ‘espiritu botiguer’ que ha traído Abeya a Las Ventas y que tan óptimos resultados está proporcionando en todos los sentidos.

Choca, frente a tanta eficacia, que hubiese quien el otro día se molestó, gente anclada en el pasado que incluso llegaron a motejar a Abeya de «Switchboard Susie» como la canción de Nick Lowe, porque estando Abeya en el Aula Cultural Antonio Bienvenida, en la Mesa de la conferencia, mientras se presentaba a la conferenciante, doña Rosa Basante, el hombre andaba aperreado con el teléfono despachando pedidos y resolviendo asuntos de importancia capital. Los ignaros y malintencionados, en vez de enfadarse, debían caer en la cuenta de que el feliz Abeya todos los actos de su vida los hace por la Plaza: «Por la Plaza, todo por la Plaza», y sirva como leve referencia en apoyo de eso el hecho de que en el libro de Belmonte que ha editado la Real Maestranza de Caballería de Sevilla se ha visto obligado a tener que firmar su artículo al alimón -porque se puede escribir al alimón, dado que sus múltiples desvelos en preparar con meses de antelación la Beneficencia, apenas le dejan tiempo para las actividades intelectuales que le son tan caras.


¿Qué más habría querido él, que atender exquisitamente durante la conferencia de la peña Los Areneros o haber firmado él solo los folios del libro de marras? Su devoción, su entrega al trabajo bien hecho, sus ansias de lo óptimo son tales que su vida se consume en el delicado servicio a la Plaza de Toros mientras, incomprensiblemente, va creciendo el número de sus detractores.

Taller de ferralla

Dúmper y arado subsolador


El ladrillo nutricio

Los calzos

Muros de Jericó

El gato (¿sobrero de Beneficencia?) sobre el tejado de gres


Ecologismo ad portas!

La escala de Jacob

Mantenimiento que se desinfla

Mantenimiento que se ronchea

¿Bombilla rota o guiño masónico?

La gatera

Tenis para abonados

El toro por los suelos

***

4 comentarios:

  1. Indignante y denigrante:

    Muy oportuna y esclarecedora la publicación de ese magnífico reportaje. Acabo de leer el artículo de José Ramón Márquez denunciando tan fina y literariamente la cochambre de desperdicios que se acumula en Las Ventas. ¡Ay, las "ocupaciones" del rústico, grosero y bufón Abeya! Esto va cada vez peor, y ya no vale hablar de crisis, si no de actitudes.

    ¿Qué interés hay en la CAM para mantener un tipo como éste en un puesto de tanta responsabilidad al frente de la que debe ser santo y seña de todas las plazas de toros del mundo?

    Mucho me temo, estimado administrador, que largo nos la fían, pues esto no deja de ser peccata minuta en la gran deuda que mantienen con el aplazamiento de soluciones a otros males de mayor transcendencia que no reconocen y que están llevando a España a la deriva.

    Indignante y denigrante. Ya está bien (quiero decir, mal). Está siendo el colmo. ¿Y hasta cuándo aguantaremos, o podremos aguantar?

    Un abrazo, solidario esta vez con el autor,
    J.M.N.

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  2. ¡Mágnifico artículo! No se entiende que aún permanezca este hombre al cargo del Centro de Asuntos Taurinos. Su falta de educación durante la conferencia de Dª. Rosa Basante, fue observada por todos los asistentes, que llenaban la sala Antonio Bienvenida. Todo el rato estuvo manejando el teléfono, supongo que poniendo mensajes; y habló con él escondiéndose debajo de la mesa, literalmente. Alipori me produce un comportamiento tan ineducado de un señor que debería representar a los aficionados mucho mejor.
    Adiós, Sr. Abella, ¡vayase ya!
    Pepetruji

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  3. Suscribo totalmente las opiniones y conclusiones de los dos comentaristas anteriores respecto a acertadísimo juicio de José Ramón Márquez sobre la nefasta gestión al frente del Centro de AA.TT de la CAM de un personaje de la calaña del catalán Carlos Abella Martín, conocido copista de obras taurinas -no ha publicado ninguna de propia generación- y depredador de las Plaza de toros Monumental de las Ventas, tanto en el mantenimiento inmobilario del edificio como de su prestigio como la primera plaza del mundo. Es muy probable que, aun siendo responsable de sus actos aunque a modo de irresponsabilidad de facto a la vista de los hechos, la culpabilidad de sus existencia en el cargo sería fruto de la falta de interés de la Consejería correspondiente de la CAM y del Consejo Taurino -al parecer virtual- que le permite actuar al personaje de marras como un frenético desalmado contra el aficionado el abonado y público en general que mantiene la famosa plaza madrileña. Aunque prefiero que sea el Partido Popular el que gobierne la Comunidad de Madrid, no tendré inconveniente en no votarlo en las próximas elecciones autonómicas sin con ello contribuyera a la pérdida de las mismas, y como concecuencia a que desapareciera este elemento de cuentas perpetrando contra mis legítimos intereses de abonado de Las Ventas durante treinta y cinco temporadas consecutivas.

    Lo mejor sería que lo echaran sin contemplaciones antes de que el daño sea mayor.

    Va por ustedes, va por la fiesta.

    Juan F. S. - Barrio de Chamberí - Madrid

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  4. Este buhonero, chatarrero o como se le quiera llamar al repelente, cursi e ineducado del Abeya, no me xtraña que lo mantenga la CAM en ese puesto de Dtor. gerente de Asuntos Taurinos, puesto a que a sus rectores, su presidente Ignacio González, el Consejero competente Salvador Victoria y los mayoría de los miembros de ese senedrin llamado Consejo taurino, le importa una higa la Fiesta y la plaza de Las Ventas.
    Yo me sumo a la opinión de Juan F.S. y tampoco votaré al Partido Popular en las próximas elecciones -hay muchos otros motivos para despreciarlos-, perono votaré a nadie que no se porte bien con la Fiesta Nacional.

    Saludos.-
    Pepe Colmenar

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