jueves, 27 de febrero de 2014

VENEZUELA: VALERA ULTRAJADA / Por Francisco González Cruz


El Día de Júpiter
VALERA ULTRAJADA

Francisco González Cruz
Rector Fundador de la Universidad Valle del Momboy en Valera.
Nada bueno presagiaba la pesada noche del domingo. Y en efecto los valeranos fueron despertados con el chillar de sirenas, cohetones, disparos de perdigones y bombas lacrimógenas lanzadas por la policía para desalojar los focos de protesta. Y así se iniciaron veinte horas de terror. 

Primero fue la policía enfrentándose a los jóvenes, en un ir y venir de perdigones y bombas contra piedras y botellas. Luego la Guardia Nacional en una exhibición de tanquetas blancas que disparaban bombas lacrimógenas. Más tarde se retiraron para dar paso a “los colectivos armados” que hicieron suya la ciudad.

Temprano, desde las casas, edificios y terrenos empezaron a salir escombros, muebles viejos, palos y toda clase de objetos que pudieran servir para levantar las barricadas en desesperados intentos que pudieran detener a la barbarie. También cauchos y otros materiales combustibles. Amas de casa moviendo chécheres, materos y lo que encontraran para ayudar a proteger a sus hogares.

Las terrazas de los edificios se llenaron de gente que acumulaba piedras y botellas. Los porches de las casas se convirtieron en almacenes para la defensa. Todo fue una operación improvisada para colocar en las esquinas todo lo que impidiera la entrada a la cuadra de los malandros. La gente se comunicaba alertando la llegada de algún motorizado y las informaciones rebotaban como ecos, llevando la advertencia.

Muchos sitios no lograron contener al salvajismo y recibieron grandes raciones de disparos, bombas y obscenidades. Otros recibieron mucho más pues fueron saqueados o destruidos. Casas, edificios y vehículos dañados, negocios desvalijados en una orgía destructiva bien planificada.

En mi sector se recibieron varias acometidas salvajes, hasta la media noche. Los vecinos no permitieron el avance, a pesar de que lo intentaron con tanquetas y tractores, que fueron repelidos. La noche trajo algo de sosiego y se pudo descansar.

Pero el martes vino más fuerte y sectores populares y poblados vecinos recibieron su cuota de perdigones y bombas lacrimógenas, también de saqueos. La gente resiste angustiada y del miedo sacan fuerzas para prevenir una ofensiva policial y de gente en motos que desconocían. Acostumbrados a la inseguridad delincuencial, sorprendió este feroz comportamiento de las fuerzas del “orden” que protegía a los malandros armados.

Hoy miércoles Valera amanece como un campo de escombros, muchos humeantes, que llenan todo de una ceniza que se pega en el piso. En la mañana, aún nada se mueve.

FGC/ 26/02/2014

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